La CEE concluye su "cumbre" sin resolver la "cuesti¨®n brit¨¢nica"

La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los nueve pa¨ªses miembros de la CEE, reunidos ayer en Luxemburgo, termin¨® en el m¨¢s absoluto fracaso. ?No fue posible llegar a un acuerdo con Margaret Thatcher sobre la aportaci¨®n brit¨¢nica al presupuesto comunitario?, declar¨® un portavoz de la delegaci¨®n francesa. Tras una oferta francesa y dos alemanas de rebajar la contribuci¨®n brit¨¢nica durante 1980 a 530 millones de unidades de cuenta europea (en lugar de los 1.700 que le corresponder¨ªan), la primera ministra brit¨¢nica dijo todav¨ªa que no. ?Se?ora, no puedo hacer nada por usted?, le contest¨® Valery Giscard d'Estaing, presidente franc¨¦s, que poco antes de finalizar la cumbre estuvo a punto de abandonarla dando un portazo.

El duelo entre la primera ministra de Gran Breta?a y el presidente de Francia, Val¨¦ry Giscard d'Estaing, asombr¨® y agot¨® no s¨®lo a los cerca de quinientos periodistas desplazados a Luxemburgo, sino a sus propios compa?eros en la mesa de negociaci¨®n.La negociaci¨®n se inici¨® con buenos augurios: ?La conciencia de la gravedad de la situaci¨®n a nivel mundial llevar¨¢ a los europeos a encontrar una soluci¨®n para los dos graves problemas que amenazan con paralizar la CEE: el incremento de los precios agr¨ªcolas y la aportaci¨®n brit¨¢nica al presupuesto comunitario?, declar¨® el primer ministro belga, Wilfried Martens.

Francia exigi¨® un aumento de los precios agr¨ªcolas del orden del 5%, casi el doble de la propuesta inicialmente formulada por la Comisi¨®n Europea. Para apoyar su petici¨®n se trasladaron a Luxemburgo varios centenares de agricultores europeos que, con. grandes pancartas, reivindicaban la Europa Verde y suger¨ªan a Giscard y a la Thatcher que ?hicieran el amor y no la guerra?. La postura francesa alcanz¨® el apoyo de otros siete pa¨ªses miembros de la Comunidad.

La se?ora Thatcher, m¨¢s de hierro que nunca si hay que creer a los diplom¨¢ticos franceses, vet¨® a ¨²ltima hora esta soluci¨®n, porque fue su principal carta para que se aprobara una reducci¨®n dr¨¢stica de la aportaci¨®n de Gran Breta?a al presupuesto global de la CEE.

El presidente franc¨¦s intent¨® desbloquear la situaci¨®n con una propuesta calificada de ?interesante? por los brit¨¢nicos; la aportaci¨®n del Reino Unido ser¨ªa en 1980 la misma que en 1979, y esta cantidad se mantendr¨ªa durante tres a?os sin experimentar ning¨²n alza, pese al alto ¨ªndice de inflaci¨®n en las islas brit¨¢nicas.

La propuesta era ?interesante?, pero no satisfactoria, para la se?ora Thatcher. La Rep¨²blica Federal de Alemania intent¨® otra v¨ªa parecida, pero m¨¢s ventajosa para Londres. La aportaci¨®n brit¨¢nica podr¨ªa ser el equivalente a la media de 1978 y 1979: aproximadamente 600 o 650 millones de unidades de cuenta europea (cada unidad de cuenta son aproximadamente 95 pesetas). La propuesta era ?m¨¢s interesante ? a¨²n que la anterior, si se tiene en cuenta que, seg¨²n los c¨¢lculos actuales, Gran Breta?a tendr¨ªa que pagar este a?o a la CEE unos 1.700 millones de unidades de cuenta.

La iniciativa de Helmut Schmidt, que fue seguida de otra tercera, fue tambi¨¦n rechazada por la primera ministra brit¨¢nica. Los ¨¢nimos se encresparon y empezaron a surgir los primeros rumores sobre un nuevo aplazamiento de ?la cuesti¨®n brit¨¢nica? hasta la pr¨®xima cumbre, que tendr¨¢ lugar el pr¨®ximo mes de junio en Venecia.

El fracaso de la cumbre de Luxemburgo acentuar¨¢ a¨²n m¨¢s las divisiones internas. Dif¨ªcilmente en la cumbre de Venecia las circunstancias internacionales presionar¨¢n m¨¢s sobre Francia o Gran Breta?a para que encuentren la v¨ªa de acuerdo. Los ¨²ltimos intentos del primer ministro italiano, Francesco Cossiga, parecen condenados al fracaso si, como aseguraban anoche los portavoces franceses, Giscard se negara a volver a poner sobre el tapete el tema de la aportaci¨®n presupuestaria del Reino Unido.