Divorcio

He seguido con atenci¨®n los pronunciamientos que unos y otros vienen haciendo sobre la introducci¨®n del divorcio en el Derecho Civil espa?ol. Para m¨ª, el asunto es claro: hay quienes piensan que el matrimonio es un contrato que se puede romper, y otros que piensan que se trata de un caso l¨ªmite, especial, de contrato permanente.Espero que si ganan los primeros no obliguen a volverse a casar al c¨®nyuge abandonado que se quiera sacrificar por sus ideas, y si lo hacen los segundos, no persigan los apa?os, flirts, canas al aire y dem¨¢s.

Lo que me parece intolerable es la manipulaci¨®n informativa, que ha convertido la pol¨¦mica entre estas dos posiciones en un di¨¢logo entre besugos. As¨ª, EL PAIS, partidario de la postura divorcista, titula, el 24 de abril, de esta manera la intervenci¨®n de un parlamentario antidivorcista: ?D¨ªaz Pin¨¦s cree que con el divorcio puede legalizarse el terrorismo o la violaci¨®n?.

Una lectura atenta demuestra que esto no es as¨ª. Lo que el diputado dice no admitir es el argumento divorcista de que se debe legalizar lo que se da en la sociedad por el hecho de darse, pues con ese mismo criterio se podr¨ªan admitir conductas objetivamente aberrantes como las citadas.

Entra dentro del fair play democr¨¢tico que contesten esta opini¨®n los que no creen que la indisolubilidad del matrimonio sea un principio de ¨¦tica objetiva y, con m¨¢s raz¨®n, los que creen que la ¨¦tica objetiva no existe; pero resulta repugnante que un peri¨®dico como EL PAIS la haga pasar como propia de un idiota./