La operaci¨®n de rescate norteamencana acab¨® en un infierno de llamas y explosiones
El intento de rescate efectuado el viernes pasado en Ir¨¢n acab¨® siendo un infierno con los aviones en llamas y explosiones sucesivas de municiones y metralla, declar¨® un militar norteamericano de alta graduaci¨®n que no desea ser identificado y que no dud¨® en elogiar la profesionalidad y el valor de los participantes al tratar de ayudar a sus compa?eros heridos en el desierto iran¨ª, tras el desastre.
A pesar de la p¨¦rdida de dos de los ocho helic¨®pteros y de la llegada inesperada de un autob¨²s con turistas iran¨ªes, todo marchaba seg¨²n lo previsto hasta la 1.40 de la madrugada del viernes d¨ªa 25. A esta hora, y cuando los helic¨®pteros estaban repostando, se percibi¨® un fallo en el sistema hidr¨¢ulico de uno de ellos. Eran las 2.30 y la aver¨ªa no hab¨ªa podido ser reparada; fue entonces cuando se recibi¨® la orden de anular la misi¨®n.Los soldados abandonaron los helic¨®pteros para trasladarse a los aviones de transporte, mientras continuaba la operaci¨®n de repostar para que los cinco helic¨®pteros en buen estado pudieran regresar. Fue entonces cuando ocurri¨® el accidente. Uno de los aparatos hab¨ªa vaciado de combustible a uno de los H¨¦rcules, y tuvo que cruzar una carretera para repostar de otro avi¨®n de transporte. Cuando el piloto realizaba la maniobra, el rotor de su aparato golpe¨® el fuselaje de un transporte H¨¦rcules cargado de soldados. Ambos aparatos se incendiaron, pereciendo tres marines del helic¨®ptero y cinco soldados del, avi¨®n de transporte.
El comando antiterrorista del Ej¨¦rcito que estaba en el interior del H¨¦rcules consigui¨® saltar a tierra, pero dos tripulantes, al ver que el jefe de estas tropas estaba atrapado en la parte delantera del avi¨®n, en el punto en el que la h¨¦lice del helic¨®ptero hab¨ªa cortado el fuselaje, volvieron al H¨¦rcules para rescatarle.
En los ¨²ltimos momentos, y listos para partir, un coronel permaneci¨® en tierra para inspeccionar el ¨¢rea, asegur¨¢ndose que no hab¨ªa m¨¢s heridos.
Hab¨ªan transcurrido 48 minutos desde que se hab¨ªa recibido la or den de abandonar la misi¨®n de rescate. Fue entonces cuando se tom¨® la decisi¨®n de abandonar los helic¨®pteros en tierra, ya que se tem¨ªa que hubieran sido da?ados por la metralla y por el fuego de la explosi¨®n. Eran las cuatro de la ma?ana cuando los C-130 despegaron, siguiendo las ¨®rdenes del comandante de la misi¨®n, identificado extraoficialmente como el coronel Charles Beckwith, responsable de una compa?¨ªa antiterrorista especial procedente de Fort Bragg (Carolina del Norte).
Un portavoz oficial ha declarado que se hab¨ªan abandonado los ocho cad¨¢veres al ser imposible rescatarlos del fuego. Es probable que se abandonaran mapas y otros documentos secretos sobre la misi¨®n, adem¨¢s del equipo t¨¦cnico y de navegaci¨®n muy sofisticado. El mismo portavoz hizo tambi¨¦n saber que el comandante de la misi¨®n no era el coronel que se encontraba al frente de las operaciones en tierra, sino el general de divisi¨®n James Vaught, situado en un lugar desconocido, probablemente a bordo del portaviones Nimitz, en el mar Ar¨¢bigo, o en un avi¨®n de control que sobrevolar¨ªa el golfo P¨¦rsico, o incluso en un puesto de mando en tierra.
V¨ªa Egipto y Om¨¢n
Otras fuentes indican que los seis aviones C-130 H¨¦rcules aterrizaron en el punto del desierto irani designado como Desert One procedentes de Egipto, volando sobre el mar Rojo, cruzando el golfo de Ad¨¦n y el mar Ar¨¢bigo, para aterrizar en una zona de Om¨¢n, donde repostaron. Tres de los H¨¦rcules transportaban hombres, armas, motocicletas y jeeps; los otros tres transportaban el combustible.
Las autoridades se han negado a revelar el sistema seguido para conservar en secreto el largo vuelo; otras fuentes militares indicaron que otros aviones equipados con aparatos electr¨®nicos contradetectores efectuaron un vuelo de cobertura sobre la operaci¨®n con el objeto de anular el radar de las instalaciones sovi¨¦ticas en Etiop¨ªa y Aden. Las mismas medidas anular¨ªan las instalaciones iran¨ªes.
El portavoz anunci¨® que no se hab¨ªa violado el espacio a¨¦reo de ning¨²n pa¨ªs, excepto Ir¨¢n.. Otras fuentes indicaron que los aviones C-130 no hab¨ªan sobrevolado Arabia Saud¨ª.
Al anochecer, despu¨¦s de repostar, los aviones despegaron con rumbo a Ir¨¢n: simult¨¢neamente, los helic¨®pteros despegaron del portaviones Nimitz. Un helic¨®ptero, debido a una tormenta de arena y al fallo de sus giroscopios, se vio forzado a regresar al portaviones; otro tuvo un fallo en el sistema hidr¨¢ulico, pero logr¨® aterrizar sin incidentes y posteriormente la tripulaci¨®n fue trasladada al punto Desert One.
Un avi¨®n de transporte, integrado por un comando de seguridad, fue el primero en aterrizar. Los soldados, de acuerdo con el plan trazado, una vez que tomaron tierra montaron en jeeps y motocicletas y se dirigieron r¨¢pidamente hacia una carretera cercana para instalar barricadas.
Un autob¨²s esperado
El portavoz declar¨® que la zona hab¨ªa sido escogida por sus condiciones geol¨®gicas y su situaci¨®n remota, as¨ª como por el conocimien to del tr¨¢fico en el ¨¢rea. Por tanto, la aparici¨®n de un autob¨²s con turistas iran¨ªes no caus¨® sorpresa. Los soldados detuvieron a los 44 pasajeros del autob¨²s. Un minuto m¨¢s tarde hizo su aparici¨®n un cami¨®n, que intent¨® saltar las barricadas. El conductor del cami¨®n logr¨® huir a pesar de ser tiroteado por los norteamericanos. Se especula con que en el cami¨®n viajaban contrabandistas iran¨ªes y que ¨¦stos tomaron a los soldados por tropas iran¨ªes. No hay ninguna evidencia de que los pasajeros del cami¨®n alertaran al Ej¨¦rcito iran¨ª.
Los soldados americanos usaban uniforme de camuflaje y portaban unas min¨²sculas banderas norteamericanas en el hombro; varios hablaban persa.
Despu¨¦s de aterrizar todos los aviones de transporte y los helic¨®pteros, la operaci¨®n continu¨® seg¨²n lo acordado, pero al ocurrir un fallo en un tercer helic¨®ptero, se plante¨® la continuaci¨®n de la misi¨®n. El coronel Beckwith recomend¨® al comandante de la operaci¨®n que ¨¦sta fuera suspendida. El general procedi¨® a comunicar esta recomendaci¨®n al secretario de Defensa, Harold Brown, quien, a su vez, transmiti¨® esta recomendaci¨®n al presidente Carter. El presidente dio orden de cancelar la misi¨®n.
El portavoz no ampli¨® detalles sobre la continuaci¨®n de los planes a partir del punto Desert One, aunque si explic¨® la importancia del n¨²mero de helic¨®pteros participantes.
La operaci¨®n se plante¨®, como la mayor¨ªa de operaciones militares de este tipo, en distintas fases, con un n¨²mero de helic¨®pteros para cada una, logr¨¢ndose as¨ª un margen de seguridad en caso de fallos t¨¦cnicos. Para poder alcanzar el punto designado, al norte de Teher¨¢n, se necesitaban seis aparatos, necesarios para transportar a los noventa hombres del comando y sacar de Ir¨¢n a los 53 rehenes.
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