Hubo cerca de doscientos heridos en la "batalla de la coronaci¨®n" holandesa
Amsterdam se recuperaba ayer de los destrozos causados por los enfrentamientos entre varios millares de j¨®venes krakers (ocupantes ilegales de viviendas vac¨ªas) y 10.000 polic¨ªas que intentaban evitar que llegaran al palacio real y a la catedral nueva, en los que se celebraban las ceremonias oficiales de entronizaci¨®n de la nueva reina, Beatriz de Holanda. Seg¨²n datos oficiosos, la batalla campal se cerr¨® con un balance de casi doscientos heridos (ochenta de ellos polic¨ªas) y m¨¢s de cuarenta detenidos.
Parte del pavimento de muchas calles aparece arrancado y todav¨ªa se aprecian restos de barricadas y coches que fueron incendiados. La operaci¨®n policial de protecci¨®n a la familia real y a sus 3.000 invitados finaliz¨® cerca de la una de la madrugada de ayer, despu¨¦s de que la nueva reina recorriera en barco varios de los canales de la ciudad, iluminados con miles de bombillas. ?El paseo real? estuvo a punto de suspenderse, pero finalmente se llev¨® a cabo, aunque las barcazas tur¨ªsticas tuvieron que ser protegidas por una aut¨¦ntica armada de canoas policiales.La jornada de lucha ha sido calificada de aut¨¦ntico ¨¦xito por los portavoces del movimiento kraker. ?Deploramos los actos de violencia que se cometieron, porque somos partidarios de m¨¦todos pac¨ªficos, pero estamos muy satisfechos porque en un solo d¨ªa hemos logrado alojar en todo el pa¨ªs a m¨¢s de 2.000 j¨®venes que se decidieron a ocupar viviendas deshabitadas?. En efecto, la acci¨®n de los krakers no se limit¨® a Amsterdam, sino que se extendi¨® como un reguero de p¨®lvora por toda Holanda: Rotterdam, Utrech, La Haya, Roermond fueron escenario tambi¨¦n de ocupaciones ilegales, aunque en ninguna de estas ciudades los enfrentamientos alcanzaron la violencia que en la capital pol¨ªtica de los Pa¨ªses Bajos.
Medios cercanos a la familia real se negaron a realizar ning¨²n tipo de comentario sobre lo sucedido y, hasta el momento, el Gobierno permanece tambi¨¦n en silencio. El presidente de la C¨¢mara Baja, Dirk Dolman, se?al¨® que los ?serios des¨®rdenes constituyen, sin duda, un hecho pol¨ªtico al que hay que prestar atenci¨®n?.
La prensa holandesa ha reaccionado de diversas formas: mientras el diario Telegraaf, sensacionalista, titula Los des¨®rdenes no impidieron el normal desarrollo de las ceremonias, el cat¨®lico Volksrant resalta que ?los manifestantes combat¨ªan una exhibici¨®n que pone de relieve las injusticias de la sociedad?, aludiendo as¨ª al lujo y fasto con el que se desarroll¨® la entronizaci¨®n de Beatriz I de Holanda.
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