"La segunda ampliaci¨®n de la CEE se llevar¨¢ a cabo pese a dificultades t¨¦cnicas"
El responsable de la delegaci¨®n del Mercado Com¨²n en Estados Unidos, el embajador belga Ferdinand Spaak, prepara actualmente sus maletas para regresar a la sede de la Comisi¨®n Europea en Bruselas, donde se encargar¨¢ de las negociaciones para el ingreso a la CEE de Espa?a y Portugal. En Washington suceder¨¢ a Spaak el franc¨¦s Roland de Kergorlay, hombre muy vinculado a los temas hispano-comunitarios, desde la negociaci¨®n del acuerdo comercial preferente Espa?a-CEE, de 1970, hasta los inicios de la actual negociaci¨®n para el ingreso de Espa?a en las Comunidades Europeas.
Spaak, 56 a?os, coment¨® para EL PAIS su experiencia de cuatro a?os en Washington, al frente de la delegaci¨®n comunitaria acreditada ante el Gobierno de EE UU. Tambi¨¦n expres¨® su opini¨®n en tomo al esp¨ªritu con que espera iniciar sus nuevas tareas en Bruselas, relativas a las dif¨ªciles negociaciones con los responsables espa?oles que negocian el ingreso de Espa?a a la CEE. ?Hay un compromiso pol¨ªtico com¨²n de llevar a t¨¦rmino la segunda ampliaci¨®n de la CEE, que estoy convencido se llevar¨¢ a t¨¦rmino a pesar de las l¨®gicas dificultades t¨¦cnicas?, dijo Spaak.El proceso de ampliaci¨®n del Mercado Com¨²n, con el ingreso de Grecia -efectivo a partir de enero de 1981 - y las probables adhesiones de Espa?a y Portugal, representa, en lo pol¨ªtico, un claro fen¨®meno de potenciaci¨®n del n¨²cleo de pa¨ªses democr¨¢ticos de Europa occidental reunidos en el marco del Mercado Com¨²n. Un fen¨®meno que, seg¨²n Spaak, los norteamericanos apoyan. ?La ampliaci¨®n representa un refuerzo de la Comunidad y, por consiguiente, del conjunto de intereses occidentales, incluidos los de Estados Unidos. As¨ª lo record¨® el presidente Jimmy Carter al presidente de la Comisi¨®n Europea, Roy Jenkins, en su visita a Washington el pasado mes de enero.
Con categor¨ªa de director general en el departamento de relaciones exteriores de la Comisi¨®n Europea, Ferdinand Spaak ser¨¢ el ?negociador directo? con Espa?a, bajo las ¨®rdenes del comisario Lorenzo Natafi. Spaak prefiere no entrar todav¨ªa en consideraciones de orden t¨¦cnico, sin antes examinar a fondo el asunto de la compleja negociaci¨®n de la entrada de Espa?a en la CEE. Pero, repite, ?no creo que los temas t¨¦cnicos puedan poner en peligro la firmeza de la voluntad pol¨ªtica de ampliar ¨¦l Mercado Com¨²n?.
En un plano m¨¢s general, Ferdinand Spaak, hijo del c¨¦lebre Paul-Henry Spaak, considerado como uno de los padres de la actual Europa comunitaria, gestada en la d¨¦cada de los a?os cincuenta, junto con Jean Monnet, Altiero di Gasperi, Robert Schumann, resume su experiencia de cuatro a?os en Estados Unidos al frente de la representaci¨®n de la CEE.
?Hay tres tipos de opiniones, m¨¢s o menos generalizadas, entre los norteamericanos, en relaci¨®n con el Mercado Com¨²n. Los que opinan que Estados Unidos resolver¨ªa mejor sus problemas a nivel bilateral, con una Europa de pa¨ªses dispersados. Los que, al contrario, consideran que la Comunidad Europea ofrece un elemento importante de uni¨®n, interesante para EE UU, aunque no sea siempre un socio f¨¢cil, pero que comparte un mismo ideal. Por ¨²ltimo, en la medida en que Estados Unidos han perdido cierta influencia internacional, la mayor¨ªa norteamericana sensibilizada con los asuntos europeos se da cuenta de la necesidad de la solidaridad de los pa¨ªses europeos. La actual situaci¨®n en Ir¨¢n aporta la ¨²ltima prueba. Nunca en Estados Unidos se hab¨ªa hablado tanto de Europa como durante estos ¨²ltimos meses?, recuerda Spaak.
Los sondeos de opini¨®n, destinados a conocer cu¨¢l es el grado exacto de conocimiento popular entre los norteamericanos del Mercado Com¨²n, demuestran que la tendencia va en aumento. En 1973, el 43% de norteamericanos preguntados hab¨ªan o¨ªdo o le¨ªdo algo relativo al Mercado Com¨²n. Hoy los resultados dan un 67% de norteamericanos que conocen, m¨¢s o menos, la existencia de una Comunidad Europea que re¨²ne a los principales pa¨ªses de Europa occidental.
?Desde que Europa inici¨® su proceso de integraci¨®n, al t¨¦rmino de la segunda guerra mundial, Estados Unidos lo sostuvo y apoy¨®, sobre todo contando con el factor de seguridad y de freno al comunismo que supon¨ªa una Europa pr¨®spera. Sin embargo, pasados los primeros veinte a?os, la CEE se convierte en la primera potencia comercial del mundo, sus pol¨ªticas comunes en los sectores agr¨ªcola, industrial o inicios de pol¨ªtica com¨²n monetaria representan una potenciaci¨®n del Mercado Com¨²n, capaz de crear ciertos problemas con nuestras relaciones comerciales y econ¨®micas con EE UU. No obstante, partimos todos de la misma filosof¨ªa econ¨®mica de librecambismo y, en el fondo, hay unidad de criterios entre europeos y norteamericanos, como se ha demostrado en las ¨²ltimas negociaciones del GAT, para la liberaci¨®n de los intercambios comerciales, o en el af¨¢n de buscar salidas a la crisis energ¨¦tica?.
Pero, a pesar de la buena voluntad los roces entre Washington y Bruselas son cada vez m¨¢s frecuentes, producto, en cierto modo, de una crisis econ¨®mica general que puede empeorar. Spaak considera, no obstante, que el clima de di¨¢logo entre la Administraci¨®n norteamericana y la Comisi¨®n Europea es bueno, y se acaba encontrando soluciones a todos los problemas. S¨®lo una fuerte recesi¨®n econ¨®mica podr¨ªa colocar en peligro el actual entendimiento Washington-Bruselas.
?Por ejemplo, en el caso actual de los intercambios sider¨²rgicos?, dice el embajador Ferdinand Spaak, ?las presiones norteamericanas vienen por parte del sector, concretamente de la sociedad US-Steel, que pide medidas restrictivas contra las importaciones de acero de origen comunitario. Sin embargo, como en el calzado y otros productos, una serie de contactos directos entre la Comisi¨®n Europea y la Administraci¨®n Carter permiten encontrar f¨®rmulas aceptables que mantienen las comentes tradicionales de ventas europeas en el mercado norteamericano. En el sentido contrario, los fabricantes de EE UU de fibras sint¨¦ticas, por citar otro caso, se lamentan de las tendencias proteccionistas de la CEE, concretamente de brit¨¢nicos e italianos. Explicadas las razones sociales y pol¨ªticas que puede suponer una invasi¨®n de fibras sint¨¦ticas para regiones como el norte de Irlanda, permiten llegar a compromisos aceptables, tanto para la CEE como para EE UU?.
En definitiva, los ?dos? grandes del comercio internacional contin¨²an trampeando unas situaciones comerciales cada vez m¨¢s dif¨ªciles y agudas, como precio a la crisis econ¨®mica.
En 1979, EE UU export¨® hacia la CEE por valor de 42.582 millones de d¨®lares (23,42% del total de sus ventas exteriores) e importaron de la CEE por valor de 33.295 millones de d¨®lares (equivalentes al 16,14% de sus compras). Spaak destaca, tambi¨¦n, que la Administraci¨®n Carter es muy sensible al proceso de integraci¨®n europea. ?Durante el primer a?o de mi es tancia en Washington, la Adminis traci¨®n del presidente Gerald Ford parec¨ªa m¨¢s interesada en el aspecto atl¨¢ntico y de defensa que representa Europa. Con la llegada del presidente Jimmy Carter, el tema europeo adquiri¨® otra dimensi¨®n. Carter fue el primer presidente de EE UU que visit¨® la Comisi¨®n Europea en Bruselas, en 1978. Washington tiene hoy una visi¨®n m¨¢s completa del proceso de unificaci¨®n europeo, centrado en las Comunidades Europeas?.
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