Miguel Mu?oz podr¨ªa darle el t¨ªtulo al Madrid
Miguel Mu?oz y Antonio Ruiz, dos ex madridistas, dirigir¨¢n el domingo a los dos equipos que pueden decidir la Liga. Miguel Mu?oz, si derrotara a la Real, podr¨ªa darle el t¨ªtulo al Madrid.Antonio Ruiz, si ganara al Madrid, podr¨ªa darle el campeonato a la Real. Antes de llegar al ¨²ltimo encuentro, en la carambola a cuatro bandas intervienen tres hombres de coraz¨®n blanco. La profesionalidad y las primas a terceros ser¨¢n los otros factores condicionantes.
Miguel Mu?oz es un hombre estricto. Su obligaci¨®n es ganar a la Real. Para el Sevilla, perdida pr¨¢cticamente la posibilidad de superar al Betis, no le queda otro t¨ªtulo honor¨ªfico que el ser el primer, y quiz¨¢ ¨²nico, vencedor de la Real. Para Mu?oz cumplir con su obligaci¨®n es, al tiempo, ponerle en bandeja, si el Madrid ganara en Las Palmas, el t¨ªtulo al club que m¨¢s quiere. Los madridistas conf¨ªan en ¨¦l. Lo que no podr¨¢ pensarse nunca es que Mu?oz se equivoque deliberadamente a favor de la Real. Por encima de cualquier resquemor est¨¢ su hombr¨ªa de bien.Para Antonio Ruiz, el panorama es distinto. Las posibilidades de jugar la Copa de la UEFA en la pr¨®xima temporada no han desaparecido, porque si el Valencia ganara la Recopa y el Madrid la Copa del Rey, habr¨ªa competici¨®n europea para el sexto. En Las Palmas es natural que todav¨ªa se mantenga esta esperanza. Por contra, mientras para el Sevilla una derrota supondr¨ªa ocupar una de las plazas de la parte baja, para Las Palmas no tendr¨ªa otro trauma que quedar en la zona media.
Antonio Ruiz tuvo que salir del Madrid con la llegada de Boskov. Ganar, para el hombre que durante varios a?os estuvo destinado a suplir a Mu?oz, ser¨ªa una peque?a revancha. El Sevilla probablemente tendr¨¢ una fuerte prima del Madrid. A los canarios, casi con toda seguridad, no les llegar¨¢ ning¨²n estimulante, a no ser que alg¨²n grupo de aficionados donostiarras decida, por su cuenta, hacer tal oferta. Orbegozo, presidente realista, es contrario a esta clase de inversiones. Con su propensi¨®n al ahorro ha conseguido tener a un equipo casi campe¨®n con una de las n¨®minas menos abultadas de Primera. Es el reproche que en voz baja suelen hacerle todos los jugadores. Parece que incluso a algunos se les pas¨® por la imaginaci¨®n forzar la renovaci¨®n del contrato en mejores condiciones antes de dar el do de pecho definitivo.
Mientras el Madrid y la Real est¨¢n en la cresta, el Barcelona, que ha consumido la campa?a en la zona de la indiferencia, se ha sacado de la manga la operaci¨®n Maradona, que, en el mejor de los casos, no es defendible. Un jugador no hace equipo, e invertir en dos piernas 420 millones de pesetas es toda una locura. Si Maradona viene al Barea ser¨¢ a base de unas condiciones leoninas, porque tendr¨¢ que estar a disposici¨®n de Menotti demasiado tiempo. Los jugadores europeos que se encuentran en situaci¨®n similar cumplen con sus selecciones en poco m¨¢s de 48 horas, lo que es imposible en el caso de Argentina. Por otra parte, Menotti querr¨¢ al jugador un m¨ªnimo de tres meses antes del Mundial-82.
Con lo que va a costar Maradona, si es que definitivamente llega al Barcelona, se podr¨ªa adquirir un par de jugadores extranjeros de primer¨ªsimo orden, y un par de nacionales, para apuntalar el equipo en los lugares m¨¢s deficientes. Cunningham, que cost¨® bastante menos, se ha comprobado que no puede ser rentable. La aclimataci¨®n a veces es bastante dif¨ªcil y de poco sirve un jugador genial si no est¨¢ debidamente acompa?ado. El Barcelona que triunf¨® con Cuyff contaba con otros diez de indudable categor¨ªa.
La locura de los fichajes no ha desaparecido del Camp Nou. Si fracasa la contrataci¨®n de Maradona, N¨²?ez habr¨¢ logrado, al menos, distraer la atenci¨®n en los d¨ªas en que solamente se habla de la Real, el Madrid y el Castilla.
Los directivos espa?oles no tienen serenidad suficiente para organizar sus clubes de manera coherente. Lo f¨¢cil es gastar dinero de los socios in¨²tilmente. Lo meritorio es cuidar la econom¨ªa del club y no estar en manos de los bancos o las multinacionales.
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