El personalismo deja paso en Yugoslavia a un complejo sistema institucional
?Tito ha hecho m¨¢s por Yugoslavia durante los cuatro meses de agon¨ªa que en los 35 a?os de su Gobierno?. Esta afirmaci¨®n del director de un hotel de Dubrovnik, uno de los principales centros tur¨ªsticos de la costa adri¨¢tica, refleja el sentir mayoritario detectado en el pa¨ªs en las ¨²ltimas semanas. Los yugoslavos se han acostumbrado a vivir sin Tito y el per¨ªodo interminable de la agon¨ªa ha servido para que las instituciones colegiales efect¨²en su rodaje. Cuando el pasado 3 de enero el mariscal tuvo que ser ingresado en el hospital de Liubliana, comenz¨® realmente el postitismo.A pesar de esto, muchos observadores siguen pensando todav¨ªa que el sistema pol¨ªtico yugoslavo no podr¨¢ funcionar sin Tito. Esta idea se basa en la total identificaci¨®n existente entre el pa¨ªs y su padre fundador. Recientemente, en un partido de baloncesto jugado en Belgrado entre el Partiz¨¢n y el Real Madrid, el p¨²blico, enardecido, comenz¨® a animar al equipo local -que perdi¨® el encuentro- con gritos de ?Tito es nuestro, somos de Tito?. Sin embargo, este culto a la personalidad identificada con la naci¨®n deja paso ahora a un sistema institucional.
?Despu¨¦s de Tito, las instituciones.? Esto que para los espa?oles es casi un chiste, para los yugoslavos tiene m¨¢s coherencia. El mariscal se ha preocupado por dejarlo todo ?atado y bien atado? y, a diferencia de lo ocurrido en nuestro pa¨ªs, las posibilidades de un cambio pol¨ªtico importante en Yugoslavia -no ya de r¨¦gimen- aparecen impensables, a medio plazo, con los actuales datos disponibles.Tito no tiene sucesor. Un ex obrero metal¨²rgico de Macedonia, de 66 a?os, Lazar Kolisevski, con aspecto de director de empresa y sin ninguna personalidad pol¨ªtica especial, es desde ahora el presidente de la presidencia de la Rep¨²blica socialista federativa de Yugoslavia. Pero ejercer¨¢ su poder dentro de un sistema de presidencia colegial a la que pertenecen otros ocho hombres, los presidentes de las seis rep¨²blicas federales y las dos provincias aut¨®nomas. El 15 de mayo, la gris y desconocida figura de Kolisevski dejar¨¢ paso a otro de sus compa?eros, el bosniano Mijatovich.
La importancia del partido
Tito reun¨ªa en su persona la presidencia de la Rep¨²blica y la de la Liga de los Comunistas (LCY), pero sus sucesores ya no ejercer¨¢n ese doble poder. El sistema de colegialidad se aplica tambi¨¦n al Partido Comunista, que con 1,7 millones de afiliados constituye -aunque te¨®ricamente no tenga el monopolio ideol¨®gico del Estado, como en los pa¨ªses del Este- la verdadera fuerza pol¨ªtica de Yugoslavia. No es el ¨²nico grupo de presi¨®n en el pa¨ªs, pero s¨ª el m¨¢s importante. ?Si est¨¢s fuera de su presidium, est¨¢s perdido pol¨ªticamente?, coment¨® a EL PAIS un diplom¨¢tico extranjero en Belgrado.Stevan Djorosnki, un serbio de 61 a?os, ex estudiante de veterinaria y antiguo comisario pol¨ªtico durante la guerra de liberaci¨®n contra los nazis, es el hombre que hasta el oto?o dirigir¨¢ la Liga de los Comunistas. Desde el rascacielos sede del partido que domina el Danubio, en la parte nueva de Belgrado, le ayudar¨¢ en esta tarea el secretario ejecutivo de la LCY, Dusan Dragosavac.La tercera instituci¨®n que deja Tito, pero posiblemente la primera en poder real, es el Ej¨¦rcito. Compuesto por 250.000 hombres, bien entrenados y pertrechados, m¨¢s medio mill¨®n de reservistas y millones de ciudadanos guerrilleros, que en pocas horas pueden estar en pie de guerra, como parte de la defensa popular total, constituye la ¨²nica instituci¨®n supranacional del pa¨ªs. Sus generales no son serbios, macedonios o croatas, sino simplemente yugoslavos. El Ej¨¦rcito ha sido llamado la ?novena rep¨²blica? yugoslava. Esta importante instituci¨®n est¨¢ al mando del general Nicolau Litibicic. Junto con ¨¦l, otros veintitr¨¦s generales forman parte del Comit¨¦ Central del Partido Comunista.Repartir el poder
El sistema institucional inventado por Tito y que ahora deber¨¢ funcionar sin su presencia arbitral, reposa en cuatro principios:
1. La idea de autonom¨ªa nacional: el pa¨ªs es comunista, pero no vasallo de Mosc¨²; la ruptura en 1948 de Stalin y Tito fue provocada esencialmente por la terquedad del mariscal por defender la autonom¨ªa yugoslava dentro del movimiento comunista internacional y no por una discusi¨®n sobre los principios del comunismo.2. La autogesti¨®n, pol¨ªtica y econ¨®mica, es otro de los grandes principios. ?La gente s¨®lo nos seguir¨¢ si repartimos el poder y ponemos los medios de producci¨®n en manos de los trabajadores?, le dijo Edvard Kardelj -el te¨®rico de la autogesti¨®n- a Tito despu¨¦s de la ruptura con la URSS. Este complejo sistema de propiedad social -todo es de todos- y libre mercado en el que, por ejemplo, el 85 % de la tierra est¨¢ en manos privadas, ha puesto en v¨ªas de desarrollo a un pa¨ªs que en 1945 era mayoritariamente campesino. Entre sus defectos, cabe destacar la ineficacia en la toma de decisiones y el excesivo burocratismo.3. La igualdad nacional entre las diferentes rep¨²blicas -con diferentes idiomas, historia y religiones-, a trav¨¦s del federalismo, es otro de los pilares del sistema. La descentralizaci¨®n ha sido llevada al m¨¢ximo y hay por ejemplo. ocho ministros de Hacienda en el pa¨ªs, y minor¨ªas nacionales de miles de miembros, la h¨²ngara o la rumana, tienen educaci¨®n e informativos de televisi¨®n en sus propias lenguas.
4. Por ¨²ltimo, el principio del no alineamiento en las relaciones pol¨ªticas internacionales, que concede a Yugoslavia un papel muy superior en la escena mundial al que normalmente tendr¨ªa en raz¨®n de su historia, posici¨®n geogr¨¢fica, econom¨ªa o peso demogr¨¢fico.
Pero, por encima de todo, destaca el pragmatismo del r¨¦gimen yugoslavo. Tito, que fue bautizado como ?un comunista con ideas propias?, reform¨® bastantes veces la Constituci¨®n y siempre prefiri¨® la vida pr¨¢ctica a la rigidez de los principios marxistas. Actualmente est¨¢ en marcha una nueva reforma constitucional, que persigue acortar a un a?o los mandatos de los presidentes de los organismos federales, para acabar con el burocratismo y los pol¨ªticos profesionales.Dificultades para la URSS
El hundimiento de este sistema no ser¨¢ nada f¨¢cil sin una intervenci¨®n exterior. Todos los observadores, incluidos los norteamericanos, descartan una invasi¨®n sovi¨¦tica aprovechando los primeros meses del postitismo. La capacidad defensiva del pa¨ªs es muy elevada y hasta ocho millones de yugoslavos podr¨ªan levantarse en armas repitiendo una guerra de liberaci¨®n que tan cara cost¨® a los alemanes. Los servicios de espionaje norteamericanos calculan que la URSS tendr¨ªa que emplear al menos treinta divisiones para invadir Yugoslavia.
Ruman¨ªa y quiz¨¢ tambi¨¦n Hungr¨ªa, desde donde tendr¨ªa que lanzarse al ataque, pondr¨ªan bastantes peros al derecho de paso de los sovi¨¦ticos, que se ver¨ªan obligados a transportar sus divisiones blindadas, por mar y aire, hasta Bulgaria.
Por otra parte, en la actual situaci¨®n internacional, EEUU se comprometer¨ªa militarmente en la defensa de este pa¨ªs, seg¨²n las garant¨ªas ofrecidas recientemente por Carter.
La econom¨ªa puede ser a medio plazo el principal factor de desestabilizaci¨®n. Problemas internos como el excesivo peso del consumo, la falta de productividad, la indisciplina laboral y la escasa agilidad de un sistema que obliga a las consuItas asamblearias para tomar cualquier decisi¨®n, unidos a la inflaci¨®n importada por la factura del petr¨®leo (dos tercios del consumo son comprados en el exterior) dibujan un sombr¨ªo panorama. Una inflaci¨®n de casi un 30%, un d¨¦ficit de la balanza comercial de 6.500 millones de d¨®lares y un endeudamiento externo de 15.000 millones de d¨®lares hacen muy vulnerable a la econom¨ªa.
A pesar de su creciente vinculaci¨®n con Occidente, a trav¨¦s de cr¨¦ditos bancarios y del nuevo acuerdo con la CEE, Yugoslavia a¨²n desarrolla un 40% de su comercio con los pa¨ªses del Este. La Uni¨®n Sovi¨¦tica, que le vende petr¨®leo y armas, podr¨ªa efectuar cierta presi¨®n econ¨®mica.Pa¨ªs de pa¨ªses
Yugoslavia es un pa¨ªs de pa¨ªses, y las divisiones ¨¦tnicas y religiosas, los odios hist¨®ricos derivados de las influencias occidentales u orientales y, sobre todo, las diferencias de nivel econ¨®mico entre el sur, pobre y el norte, rico, hacen previsible que los conflictos nacionales surjan como problemas en el futuro. Kosovo, Macedonia, Montenegro y Bosnia Hercegovina son las regiones subdesarrolladas frente a la prosperidad de Serbia, Croacia y Eslovenia. Estas tres ¨²ltimas pagan al resto a trav¨¦s de un fondo de solidaridad.
En el futuro se repetir¨¢n anteriores tensiones en la direcci¨®n pol¨ªtica entre las tendencias centralistas, que preferir¨ªan recortar poderes y gobernar m¨¢s desde Belgrado, y los autonomistas, que entienden que, aunque a veces a un coste econ¨®mico excesivo, el mantenimiento del Estado federal con amplias autonom¨ªas es la ¨²nica garant¨ªa de supervivencia del sistema pol¨ªtico y de Yugoslavia como naci¨®n ¨²nica. De momento es impensable la desintegraci¨®n de la Rep¨²blica Federal, cuyos miembros se han acostumbrado a vivir juntos desde hace 35 a?os y pueden pensar que, por separado, tendr¨ªan poco que hacer.
Sin embargo, en el ¨²ltimo censo, muy pocos ciudadanos se declararon ?yugoslavos? al rellenar los impresos correspondientes. La inmensa mayor¨ªa manifest¨® que su nacionalidad era ?croata?, ?macedonia?, ?eslovena?...La oposici¨®n
A. pesar de que el sistema goza de bastante apoyo popular, la oposicion al mismo, no cuantificable, existe. Las libertades de que gozan los yugoslavos (econ¨®micas, de viajar, entrada de prensa extranjera) son bastante mayores que las de los sovi¨¦ticos, checos o polacos, puro el sistema no es democr¨¢tico. No hay libertad de expresi¨®n, la prensa es de un solo color, de asociaci¨®n pol¨ªtica o sindical.
Es un sistema de partido ¨²nico en el que no cabe el juego fuera de la ortodoxia socialista. La polic¨ªa pol¨ªtica es poderma y la disidencia -oficialmente inexistente- est¨¢ fuertemente controlada. Un periodista alem¨¢n fue expulsado recientemente por intentar entrevistar a un opositor croata. En estas condiciones es muy dif¨ªcil evaluar el papel que pueda jugar en el futuro la oposici¨®n interna, fundamentalmente de car¨¢cter liberal, que bajo el liderazgo intelectual de Djilas ser¨ªa partidaria de una democracia parlamentaria. Actualmente carece de organizaci¨®n.
?No hay que enga?arse?, coment¨® a EL PAIS un diplom¨¢tico norteamericano en Belgrado, ?hoy por hoy parece imposible que el sistema de partido ¨²nico pueda ser cambiado por otro liberal. ?
Otra posible oposici¨®n interna es la de los kominformistas, los estalinistas que a¨²n pueda haber en el pa¨ªs partidario de una reintegraci¨®n de Yugoslavia a la obediencia de Mosc¨². La mayor¨ªa fueron depurados en los a?os siguientes a 1948, y su infiltraci¨®n en el aparato es pr¨¢cticamente nula, seg¨²n fuentes oficiales.La manipulaci¨®n de estos estafinistas por la Uni¨®n Sovi¨¦tica podr¨ªa ser una de las bazas a jugar en el futuro por Mosc¨². Durante la enfermedad de Tito, un alto dirigente comunista yugoslavo fue muy tajante al respecto: ?No consentiremos relaciones de nuestros cuadros pol¨ªticos con elementos extranjeros, destinadas a minar nuestro sistema.?Terrorismo
La oposici¨®n en el exterior es conservadora y, sobre todo, extremista. Integrada fundamentalmente por croatas exiliados, ustachis, utiliza la violencia en su objetivo de acabar con el actual sistema yugoslavo. Su posible base pol¨ªtica interior la tendr¨ªa en la exacerbaci¨®n de los sentimientos nacionalistas croatas. La Iglesia cat¨®lica apoy¨® en su d¨ªa esta oposici¨®n a Tito. Las autoridades yugoslavas temen, sobre todo, una campa?a de atentados terroristas en los pr¨®ximos meses, dirigidos a provocar confusi¨®n en el postitismo.
Finalmente, uno de los rasgos m¨¢s acusados de la actual sociedad yugoslava es su creciente atracci¨®n por los modos de vida occidentales. El consumismo que se detecta en sus principales ciudades, sobre todo en la juventud, puede provocar una progresiva despolitizaci¨®n. ? No entiendo por qu¨¦ no podemos tener un sistema socialista y al mismo tiempo vivir bien. Precisamente por esto es por lo que los yugoslavos nunca querr¨¢n volver a un sistema de tipo sovi¨¦tico?, nos coment¨® en Belgrado un hombre pr¨®ximo a Tito, que hab¨ªa luchado en Espa?a en las Brigadas Internacionales.
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