Convocada la primera huelga general desde 1926 en el Reino Unido
Un apasionante debate a escala nacional se desarrolla en estos momentos en el Reino Unido, a prop¨®sito de una jornada de paro recomendada por el congreso sindical para la pr¨®xima semana, con el fin de protestar contra la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno conservador. La pregunta en el aire es la siguiente: ?hasta qu¨¦ punto es ¨¦tico o moral la organizaci¨®n de una huelga pol¨ªtica en una democracia parlamentaria?La contestaci¨®n a la pregunta la dar¨¢ el pueblo brit¨¢nico el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, cuando emita su veredicto con su asistencia o ausencia de su puesto de trabajo en el ?d¨ªa de acci¨®n? propuesto por los sindicatos.
La sutilidad de la cuesti¨®n puede comprobarse por la mera enunciaci¨®n por parte del Trade Union Congress (Congreso Sindical), m¨¢ximo organismo administrativo de los sindicatos, de la protesta. En efecto, el tema es tan vidrioso que ni siquiera la c¨²spide de la pir¨¢mide sindical se atreve a llamarlo ?d¨ªa de huelga?, y much¨ªsimo menos ?huelga general?, actividades a las que el pueblo brit¨¢nico es tan opuesto que la ¨²ltima de esta clase tuvo lugar en 1926 y constituy¨® un completo fracaso.
La denominaci¨®n oficial es ?d¨ªa de acci¨®n? -o, como una vi?eta period¨ªstica comentaba ir¨®nicamente, ?d¨ªa de inacci¨®n?- y, aunque su convocatoria ha corrido acargo del congreso sindical, y principalmente de su secretario general, Len Murray, en, su puesta en vigor las responsabilidades se han ido diluyendo de las ejecutivas sindicales a las secciones locales y de estas a los comit¨¦s de empresa, que, salvo cuatro excepciones, han decidido recomendar a sus afiliados simplemente ?que se tomen el d¨ªa de permiso?.
Las cuatro excepciones fueron los cuatro combativos sindicatos nacionales de impresores, que en una circular oficial, ordenaron a sus miembros el paro para el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, lo qu¨¦ posiblemente dejar¨¢ al pa¨ªs ese d¨ªa sin sus peri¨®dicos nacionales. Pero una empresa period¨ªstica, los Express Newspapers, que controla vanos peri¨®dicos en Fleet Street, en provincias y en Escocia, decidi¨® acudir a los tribunales en busca de un interdicto que ordenase a los sindicatos en cuesti¨®n retirar la mencionada circular.
El juez Griffiths consider¨® en su fallo que, ante la inexistencia de una reclamaci¨®n laboral, la huelga hab¨ªa que considerarla pol¨ªtica y no econ¨®mica y, por tanto, orden¨® a los cuatro sindicatos de impresores la retirada de la circular en apoyo de la huelga. Tres lo han hecho ya, y el cuarto ha manifestado que est¨¢ dispuesto a sufrir las consecuencias legales por su negativa.
Pero esto es una cuesti¨®n sin importancia. Lo verdaderamente importante es que lo que los dirigentes sindicales quer¨ªan evitar, la conversi¨®n del ?d¨ªa de acci¨®n? en una huelga pol¨ªtica, ha quedado plasmado en una sentencia judicial. Y las huelgas pol¨ªticas, aunque no son ?legales en el Reino Unido, gozan de una tremenda impopularidad al chocar con la larga tradici¨®n democr¨¢tica del pueblo brit¨¢nico, para quien las decisiones pol¨ªticas corresponden al Parlamento y no a los sindicatos.
Al calificar de ?pol¨ªtica? la huelga del pr¨®ximo d¨ªa 14, el juez ha levantado autom¨¢ticamente la inmunidad sindical contra huelguistas y dirigentes sindicales.
Lo que est¨¢ en litigio la pr¨®xima semana no es una mera cuesti¨®n econ¨®mica, sino algo mucho m¨¢s importante para el futuro pol¨ªtico brit¨¢nico. El tema es si el poder pol¨ªtico va a seguir totalmente en manos del Parlamento o si ser¨¢ compartido en el futuro por organizaciones extraparlamentarias, aunque sean tan poderosas como el congreso sindical.
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