La escritora Merc¨¦ Rodoreda, premio de honor de las letras catalanas
El galard¨®n est¨¢ dotado con un mill¨®n de pesetas
La escritora Merc¨¦ Rodoreda fue distinguida ayer, con el Premio de Honor de las Letras Catalanas, concedido por la entidad Omnium Cultural y dotado con un mill¨®n de pesetas. La elecci¨®n fue muy bien acogida en los medios literarios catalanes. El premio est¨¢ destinado, seg¨²n sus bases, a distinguir a ?una persona que por su obra literaria o cient¨ªfica, escrita en lengua catalana, y por la importancia y ejemplaridad de su labor intelectual haya contribuido de manera notable y continuada a la vida cultural de los pa¨ªses catalanes?
El primer galardonado fue Jordi Rubi¨® i Balaguer, en 1969. Le siguieron, en este orden, Joan Oliver (?Pere Quart?), Francesc de Boria Moll, Salvador Espri¨², Josep-Vicens Foix, Manuel Sanchis Guarner, Joan Fuster, Pau Vila, Miquel Tarradell, Vicens Andr¨¦s i Estell¨¦s y, en 1979, Manuel de Pedrolo.Desde hace a?os existe la pol¨¦mica acerca de la procedencla o no de otorgarle a Josep Pla. Sus partidarios ponen de relieve los obvios valores literarios del primer prosista catal¨¢n. Sus antagonistas destacan el p¨¢rrafo antes reproducido de las bases del premio y recuerdan su colaboraci¨®n personal con el espionaje del ej¨¦rcito alzado contra la Segunda Rep¨²blica.
El jurado de este a?o, esta a formado por Ernest Lluch, Gregori Mir, Alfons Cuc¨®, Josep Faul¨ª, Eliseu Climent, Mar¨ªa Aurella Capmany, Emill Giralt, Enric Casassas y Max Cahner (quien no asisti¨® a las deliberaciones por estar reunido con el consejo ejecutivo de la Generalidad, del que forma parte como consejero de Cultura). Los tres ¨²ltimos ingresaron en el jurado este a?o.
Merc¨¦ Rodoreda es, a sus 71 a?os, una escritora consagrada desde los a?os treinta. En 1937 ya fue galardonada con el Premio Crexells por su obra Aloma, la ¨²nica de aquel per¨ªodo que la autora reivindica. En cambio, su autora considera obras muy poco representativas de su producci¨®n anterior a Soc una dona honrada? (?Soy una mujer honrada?) (1932), Del que hom no pot fugir (De lo que no se puede huir) (1934), Un d¨ªa de la vida dun home (Un d¨ªa de la vida de un hombre) (1934) y Crim (Crimen) (1936).
Desde el exilio concurri¨® a premio, V¨ªctor Catal¨¢, en su edici¨®n de 1957, que gan¨® con su obra Vint-i-dos contes (Veintid¨®s cuentos). Pero su gran obra no sali¨® a la luz hasta 1960. Se trata de La pla?a del diamant. En este a?o concurri¨® al principal premio literario catal¨¢n, el Sant Jordi, de forma, inexplicable no result¨® ganadora. En su lugar fue premiada una obra muy secundaria de un autor muy secundario.
En 1962, Joan Sales publicaba en su modesta editorial La pla?a del diamant. Desde el primer momento su ¨¦xito fue total. Ha habido doce reediciones en lengua catalana, junto con las m¨¢s diversas traducciones, desde el japon¨¦s al h¨²ngaro, pasando por el franc¨¦s, el ingl¨¦s, el castellano, el italiano, el alem¨¢n, el checo, el polaco y el noruego.
Se trata de un mon¨®logo sostenido por una mujer del pueblo bajo del barrio barcelon¨¦s de Gracia, donde existe la plaza que da su nombre a la novela.
En ella aparecen elementos que caracterizan el conjunto de su obra. Una problem¨¢tica y una sensibilidad muy femeninas, expuestas con una lucidez propia de quien no cae en la trampa de la autorepresi¨®n, a la que ideolog¨ªas seculares condenan a la mujer.
Esta sensibilidad es exonerada a trav¨¦s de personas simples, sujetos pasivos de procesos colectivos e individuales que les superan. Rodoreda las utiliza para dar a la novela aquel concepto de ?espejo a lo largo de un camino?, tan caro a Stendhal.
En las obras primeras, que Rodoreda margina ahora, estaba presente un juego psicol¨®gico de influjo neopositivista. En Aloma y su producci¨®n posterior a La pla?a del diamant, El carrer de les camelies y Jardi vora el mar, cont¨ªn¨²a subsistiendo un marcado realismo, pero ya combinado con elementos simb¨®licos. La lectura requiere ya m¨¢s de un plano y una complicidad autor-lector.
En su obra posterior (La meva cristina i altres conles, 1967, y Mirall trencat, 1974) aquel simbolismo es exagerado, para entrar ya en el terreno de lo fant¨¢stico. El realismo queda ya superado. El psicologismo inicial adquiere dimensiones que no tienen nada que ver con la influencia que el neopositivismo ejerc¨ªa sobre la sociedad liberal de los a?os treinta.
Babelia
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