El Hortelano: un artista "moderno" se autopromociona
Una ambulancia recorre el casco viejo de Barcelona. Son casi las nueve de la noche y su sirena, a todo, volumen, disloca ese sano momento de relajo que precede a la cena. Dentro, El Hortelano, pintor moderno, acude a inaugurar su primera exposici¨®n. Hace pocos d¨ªas colg¨® aqu¨ª T¨¤pies. Se han enviado casi 8.000 invitaciones y no se han arrojado desde un globo de puro milagro. La galer¨ªa en s¨ª es peque?a, de tal manera que el personal forma largas colas en los bares cercanos para tomar algo, para comentar, lo chocante que es todo. Cuando llega la ambulancia, El Hortelano, rodeado de enfermeras, luciendo como corbata un at¨²n de un par de kilos y lucecitas en la cabeza, es descendio en camilla hasta la acera y penetra en el recinto.All¨ª, once pantallas de televisi¨®n reflejan los hechos tomados por tres c¨¢maras de v¨ªdeo. El foll¨®n crece; los l¨¢pices de colores vuelan; llega la polic¨ªa; las multas caen como las invitaciones; una pantalla de televisi¨®n se salva del estallido por un pelo... Los objetivos previstos han sido cubiertos con creces.
Habr¨¢ quien piense que todo esto es un montaje y, obviamente, tendr¨¢ toda la raz¨®n del mundo. Es un gran montaje y ese es su valor.
A los pocos d¨ªas, el protagonista ca¨ªa por Madrid para continuar su labor de autopromoci¨®n, en el pleno convencimiento de que tiene algo bueno para vender.
El Hortelano era todo lo famoso que pod¨ªa ser un dibujante de comix underground en Espa?a, incluso edit¨® un libro: Europa r¨¦quiem.
?Pero, en realidad, a m¨ª el comix nunca me ha interesado mucho. Viv¨ªa en Ceesepe, conoc¨ªa a Nazario o a Mariscal, trataba de publicar algo y la ¨²nica salida era el comix o algo parecido. Adem¨¢s estaba muy sensibilizada por la mili y mostrada ideas, incluso pol¨ªticas?.
Pero ya no; ahora llena la mesa con sus dibujos, posters, transparencias, libritos, programas, f¨®tos: es un perfeccionista que, fij¨¢ndose en el cassette (¨²ltimo modelo), pregunta como sin mucha confianza si va a funcionar.
?Ahora lo que me interesa es la gente, el animal humano en las ciudades; cuanto m¨¢s neur¨®ticas mejor. Hago radiograf¨ªas gr¨¢ficas de una ¨¦poca, una especie de inventario de lo que hay: oficinistas, mujeres en la compra, negros. Y no tengo ideas, s¨®lo cuento lo que veo: las miradas de la gente en toda su paranoia?.
De todas formas, es claro, si que tiene ideas y no se sabe c¨®mo ha conseguido que le financien una serie de videos en los que el ya ve gallinas ardiendo de verdad.
?Y no es que yo sea un s¨¢dico, o al menos no m¨¢s que los que se comen un pollo para comer, pero est¨¦ticamente unos animales ardiendo es algo fort¨ªsimo?.
Se va a Nueva York porque no es Estados Unidos y puede ocurrir cualquier cosa, pero ahora est¨¢ en Cannes entrevist¨¢ndose con Wim Wenders (El amigo americano) para ver si le hace el p¨®ster de su pr¨®xima pel¨ªcula.
?Aparte de todo, uno tiene sus fijaciones. La primera es que tiendo a hacer series, como esta exposici¨®n, que est¨¢ basada en la moda, aunque no ¨²nicamente en la moda de vestir. Tambi¨¦n me gustan los relojes, que para saber la hora habr¨ªa que llevar seis o siete y sacar la media. O los peces y los enchufes, los tel¨¦fonos, los sem¨¢foros o las oficinas. Pero, sobre todo, la gente que vive hoy entre m¨¢quinas, con las m¨¢quinas?.
Trabaja casi ocho horas diarias, est¨¢ convencid¨ªsimo de lo que hace y cada una de sus ideas es un chorro de posibilidades. ?S¨ª, ¨²ltimamemente me he enrollado mucho con los mapas. Los pol¨ªticos, que la tierra por la tierra no me interesa. Poner en los cuadros lugares conflictivos y llenos de letras, poder decorar la casa seg¨²n el car¨¢cter de cada uno. Si eres fr¨ªo, grandes mapas de la Ant¨¢rtida; si eres caliente, pues Guinea y .... ?.
No para, es un hurac¨¢n de seguridad, un tipo que pinta mejor que bien, que tiene m¨¢s imaginaci¨®n de la que en buen reparto le corresponder¨ªa. Es, en resumidas cuentas, la viva imagen del ?artista moderno?. El mismo indic¨® ese t¨ªtulo.
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