Ernest Mandel y Giovanni Arrighi, en el debate sobre la crisis econ¨®mica internacional
Con las intervenciones del dirigente trotskista y profesor de la Universidad de Bruselas Ernest Mandel y del profesor de Sociolog¨ªa de las universidades de Calabria y del Estado de Nueva York Giovanni Arrighi, el pasado lunes comenz¨® el debate sobre la crisis econ¨®mica mundial que ha organizado en Madrid la Fundaci¨®n Pablo Iglesias.
Mandel describi¨® la crisis actual como una crisis cl¨¢sica de superproducci¨®n, insistiendo en la plena validez del esquema marxista para interpretarla. Se?al¨® que su propia aportaci¨®n personal al an¨¢lisis de la crisis podr¨ªa ser la s¨ªntesis que ha realizado (en su obra El capitalismo tard¨ªo) de la teor¨ªa marxista del ciclo industrial y la teor¨ªa de las ondas largas de la econom¨ªa, que com¨²nmente se asocia con el economista ruso Kondratiev.Desde estas premisas, la actual crisis mundial ser¨ªa una onda larga de estancamiento y recesi¨®n, en la que se alternar¨ªan leves recuperaciones y recesiones de gravedad creciente. La crisis podr¨ªa durar en total entre quince y veinte a?os, pero Mandel subray¨® que iodos los intentos de hacer previsiones (incluidos los suyos) sol¨ªan fracasar. Neg¨® la posibilidad de explicar la crisis en funci¨®n de un ¨²nico factor, y especialmente descart¨® las interpretaciones de la crisis como una crisis de escasez de materias primas. Apunt¨®, por ¨²ltimo, los dos rasgos m¨¢s originales sobre la situaci¨®n actual: la crisis se produce en un momento en que la clase obrera posee una gran fuerza en los pa¨ªses capitalistas avanzados, y los pa¨ªses productores de materias primas han mejorado su posici¨®n contractual frente a los pa¨ªses desarrollados.
La interpretaci¨®n de Arrighi disinti¨® de la de Mandel en un punto fundamental: la crisis no ser¨ªa de sobreproducci¨®n, sino fruto de una ca¨ªda en la tasa de ganancia provocada por la creciente fuerza ofensiva y defensiva de la clase obrera frente al capital. Explic¨® esta fuerza en t¨¦rminos de una maduraci¨®n hist¨®rica de la clase obrera, que ser¨ªa el resultado de la organizaci¨®n industrial de trabajo desarrollada durante la expansi¨®n econ¨®mica de posguerra y de las nuevas formas de existencia del proletariado, que cada vez depende m¨¢s del capital en todos los aspectos.
Parad¨®jicamente, este paso de la ?subsunci¨®n formal? a la ?subsunci¨®n real? del trabajo al capital pondr¨ªa al capital en una situaci¨®n m¨¢s vulnerable frente a las luchas obreras.
Arrighi hizo hincapi¨¦ entonces en que la fuerza de la clase obrera no era simple consecuencia del largo per¨ªodo de pleno empleo vivido en las econom¨ªas capitalistas avanzadas, ni tampoco reflejo del grado de organizaci¨®n pol¨ªtica y sindical de la clase obrera.
Por ello, el actual crecimiento del paro no ha debilitado sustancialmente a la clase obrera, y el capital tampoco puede recurrir a una ofensiva pol¨ªtica contra los sindicatos y los partidos de izquierda para resolver la crisis, en contra de lo que normalmente se piensa. Descart¨® como improbables (aunque no imposibles) el estallido de una nueva guerra mundial o la aparici¨®n de un nuevo fascismo, y traz¨® una analog¨ªa de la crisis actual con la de 1874-1893, negando que existan, en cambio, similitudes con la gran depresi¨®n de los a?os treinta.
La jornada concluy¨® con una discusi¨®n entre los dos conferenciantes, en la que Mandel asumi¨® el papel de abogado del diablo y acentu¨® las posibilidades de guerra y fascismo, y de que el paro y la ofensiva contra los sindicatos debiliten a la clase obrera, concluyendo en la necesidad de una pol¨ªtica revolucionaria para hacer frente a la crisis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.