Una "Convergencia Democr¨¢tica" para Uruguay

Madrid ha sido escenario -el lunes pasado-, al igual que la ciudad de M¨¦xico, de la presentaci¨®n simult¨¢nea de un singular grupo de personas: el llamado Grupo de Convergencia Democr¨¢tica en Uruguay. No es extra?o que tal hecho tenga lugar en M¨¦xico y en Madrid, puesto que estas dos ciudades han venido a convertirse -para mayor honra de su historia- en las capitales del exilio democr¨¢tico latinoamericano. En el mismo acto se dio a conocer una declaraci¨®n constitutiva en la que dicho colectivo invoca su justificaci¨®n hist¨®rica y enuncia sus finalidades y prop¨®sitos.?C¨®mo y por qu¨¦ una convergencia democr¨¢tica en Uruguay?

Sabido es que un r¨¦gimen dictatorial somete a este pa¨ªs desde 1973, autodenomin¨¢ndose ?c¨ªvico-militar?, aunque de hecho todo el poder est¨¢ concentrado en el ¨²nico centro que manda y decide en Uruguay: las Fuerzas Armadas. El revestimiento de funcionarios civiles en el Gobierno no ha podido ocultar el hecho de que ning¨²n p¨¢rtido pol¨ªtico, sindicato, Iglesia o instituci¨®n civil de la sociedad uruguaya haya prestado en momento alguno su apoyo a esta dictadura, como no sean los peque?os grupos sociales qu¨¦ se han beneficiado con su pol¨ªtica, como suele ocurrir.

Sabido es, tambi¨¦n, que el propio r¨¦gimen se traz¨® desde un principio el designio de sustituir la situaci¨®n de facto en la que hab¨ªa sumido al pa¨ªs tras el golpe de Estado del 27 de junio de 1973, por una nueva ?institucionalidad?, la cual fue programada y anunciada p¨²blicamente en 1977, con el siguiente ?cronograma?: 1980: redacci¨®n y aprobaci¨®n, por el Gobierno y la c¨²pula militar, de una nueva constituci¨®n, sobre la base de los ?actos institucionales? con los que la dictadura ha conformado el actual Estado autoritario y antidemocr¨¢tico; plebiscito constitucional en noviembre de este a?o, bajo las reglas de juego impuestas por el mismo r¨¦gimen. 1981: en noviembre, elecciones generales bajo el estatuto que, para los partidos pol¨ªticos, aprobar¨¢ el mismo r¨¦gimen; los partidos admitidos ser¨ªan ¨²nicamente los ?tradicionales? (Blanco y Colorado), gobernados porautoridades que se manifiesten de acuerdo con las normas dictadas por el Gobierno; la elecci¨®n a presidente de la Rep¨²blica consistir¨ªa en votar a un ¨²nico candidato quie resultara del acuerdo de los dos partidos y del visto bueno de las Fuerzas Armadas. Ultimamente se ha admitido, impl¨ªcitamente, que los candidatos podr¨ªan ser dos.

Hasta aqu¨ª, los datos b¨¢sicos de la situaci¨®n, por parte oficial. Desde el campo de la oposici¨®n, que es el campo del pueblo en su totalidad, el profundo inmovilismo producido en a?os anteriores por una represi¨®n implacable ha comenzado a dejar paso a un creciente movimiento de reivindicaciones democr¨¢ticas que cada d¨ªa, a medida que se acercan las fechas tentativas que el propio r¨¦gimen se ha trazado, se manifiesta con mayor presencia y espontaneidad desde todos los sectores. En este punto, ha sido notable la coincidencia de pareceres verificada en las declaraciones p¨²blicas formuladas por dirigentes pol¨ªticos representativos de las m¨¢s variadas corrientes ideol¨®gicas y clases sociales.

Ha sido este el momento en que, con ejemplar sentido de la oportunidad hist¨®rica, los tres grandes conglomerados pol¨ªticos que conforman la casi totalidad del espectro social uruguayo (el Partido Colorado, el Partido Nacional Blanco y el Frente Amplio) han dudo su visto bueno para que un grupo de ciudadanos exiliados o residentes en el extranjero, apoyados por la correspondencia de un sentimiento generalizado en el interior del pa¨ªs, comience la patri¨®tica tarea, que en Espa?a guarda especiales resonancias, de formular y lograr una eficaz convergencia democr¨¢tica.

El grupo no tiene entre sus cometidos el de propiciar la formaci¨®n de ning¨²n tipo de frente org¨¢nico al uso tradicional, pero nace, s¨ª, bajo un llamado a la unidad nacional para asumir las pr¨®ximas etapas de un aut¨¦ntico proceso democr¨¢tico. Sus miembros no representan a los partidos ni existe todav¨ªa un acuerdo entre ¨¦stos, pero gozan de la confianza de los partidos para formular propuestas viables de coordinaci¨®n entre todos ellos con el fin ¨²nico de lograr el restablecimiento de la democracia uruguaya.

De lo que se trata, en definitiva, es de proyectar e implementar una estrategia com¨²n, bajo unos principios compartidos por todos, que. permita derrotar al plan pol¨ªtico de las Fuerzas Armadas y reemplazarlo por un proyecto pol¨ªtico responsable y democr¨¢tico.

El Grupo de Convergencia Democr¨¢tica en Uruguay ha elegido para su p¨²blica presentaci¨®n los d¨ªas en que los dem¨®cratas uruguayos conmemoran el cuarto aniversario de la muerte de los l¨ªderes parlamentarios H¨¦ctor Gutierrez Ruiz y Zelmar Michelini, que fueron asesinados por fuerzas uruguayas en Buenos Aires, en mayo de 1976. La evocaci¨®n de estas muertes no puede ser m¨¢s ajustada al esp¨ªritu que anima a esta coincidencia democr¨¢tica de los uruguayos.