Senillosa
Culto y catal¨¢n, pol¨ªtico de barra y whisky, alternante de bares caros y aprendiz de conservador ingl¨¦s en el puente a¨¦reo, Antonio de Senillosa, elegido para revisar y reavivar los mecanismos de Televisi¨®n Espa?ola, con m¨¢s poderes t¨¢cticos que f¨¢cticos, me parece a m¨ª el hombre que, aparte de regalarme libros en franc¨¦s, pulseras de cobre para el re¨²ma y otros espejuelos, puede llevar adelante un cierto alboroto cr¨ªtico en Prado del Rey, no importa si desde la derecha o desde la izquierda. Senillosa lo har¨¢ desde Senillosa.Ayer, cuando Felipe Gonz¨¢lez hizo en las Cortes su hist¨®rico, brioso y valeroso discurso contra el Gobierno y contra Su¨¢rez, Abril Martorell -?es Abril Martorell el brazo de santa Teresa, con barba cerrada?- no encontr¨® mejor respuesta a esa bella y violenta filigrana verbal que atribuirla a la presencia de la televisi¨®n. Es como si hubiese dicho que Felipe Gonz¨¢lez hab¨ªa hecho el discurso para lucir una corbata nueva. La televisi¨®n, que tan utilizada es por el Gobierno y tan codiciada por los que no gobiernan, no representa sino el espejo de la madrastra de Blanca Nieves, o sea que, como m¨¢quina inerte y luna pulida crista?ola, saca guapo al que ha ido guapo y saca franquista al que ha ido franquista.
Pero por dentro, en la fiebre del oro que no le baja y en la imaginaci¨®n febril de la programaci¨®n, que no le sube porque no tiene, TVE es el caso m¨¢s videovisible de corrupci¨®n administrativa, corrupci¨®n que estos d¨ªas se ha filmado a s¨ª misma, al tener que filmar su denuncia en las Cortes. Este juego de espejos resulta ya diab¨®lico, y por eso s¨®lo un diablo bajito y listo, bebedor y pol¨ªglota, derechista de izquierdas, oportunista de la m¨¢s alta oportunidad que vieran los siglos, o sea, Senillosa, puede entrar en ese laberinto de espejos y jefes de programaci¨®n sin perderse ni mancharse, pues ya dec¨ªa el fil¨®sofo que al cinismo no se responde con triacas de honradez, sino con mayor cinismo.
El cinismo honrado, elegante, displicente, inquietante, sonriente, indulgente, insolente, de Antonio de Senillosa es lo que m¨¢s da?o puede hacer -si le dejan- al cinismo burocr¨¢tico, aburrido y t¨®rpido dejos telepadrinos. No se ha elegido al hombre bueno, juez de paz o ciudadano por encima de toda sospecha para investigar la telecloaca, y esto me parece bien, primero porque Senillosa es amigo m¨ªo, y luego porque los aburridos moralistas y ciudadanos por encima de toda sospecha suelen quedarse en jefe de negociado. Senillosa est¨¢ por debajo de alguna sospecha: sospecha de frivolidad, sospecha de mundanismo, sospecha de veleidad, sospecha de ambig¨¹edad. S¨®lo en un hombre tan sospechoso se puede confiar un poco. Si su elecci¨®n para el rollo tuvo lugar ya hace d¨ªas, el protagonismo que acaba de tener la televisi¨®n con sus filmaciones en las Cortes hace asimi,smo protagonista al hombre desplazado por la C¨¢mara como chivo emisario (Senillosa tiene barbita de chivo) para emitir mensajes y chivarse un poco de lo que pasa en la casa de la pradera del rey. Senillosa, que est¨¢ buscando y esperando toda la vida la gran oportunidad de que hemos hablado antes, la tiene ahora en las manos, y no digo en el portafolios, porque ¨¦l es todav¨ªa un hombre, un pol¨ªtico y un humanista fin de siglo que no ha ca¨ªdo en el horterismo del portafolios y que no lleva galgo ruso al Parlamento para que no se vea que el galgo es m¨¢s alto que ¨¦l.
Ni Felipe va a asaltar la presidencia con la tristeza que tuvo su valiente alegr¨ªa andaluza de ayer, o sea que todo va a seguir igual, como ya le suger¨ªa o nos suger¨ªa Su¨¢rez a los informadores. La oposici¨®n y la televisi¨®n tienen que ser los m¨¢ximos instrumentos de ¨®ptica cr¨ªtica e informaci¨®n contra el poder. La oposici¨®n ya est¨¢ muy puesta. La televisi¨®n hay que ganarla y debe intentarlo, como una toma de la Bastilla, ese sobrino golfo y catal¨¢n del marqu¨¦s de Sade que es Senillosa, y que llama para preguntarme por mi brazo, que ni ¨¦l ni yo daremos a torcer.
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