UCD y PSOE presionan especialmente sobre CD, Minor¨ªa Catalana y andalucistas
Descartada la posibilidad de que la moci¨®n de censura socialista obtenga los 176 votos necesarios para convertir a Felipe Gonz¨¢lez en presidente de Gobierno, los esfuerzos socialistas se dirigen ahora a lograr el m¨¢ximo n¨²mero de abstenciones, sobre las ocho registradas en la votaci¨®n de investidura. Los centristas pugnan, por su parte, por aproximar el n¨²mero de noes a los 184 s¨ªes obtenidos por Su¨¢rez en su investidura. Ambos grupos dedican especial atenci¨®n a Coalici¨®n Democr¨¢tica (CD), Minoria Catalana y andalucistas.
La actual composici¨®n del Congreso de los Diputados no ofrece posibilidades reales para un respaldo parlamentario suficiente a un Gobierno coherente, especialmente si ¨¦ste es de izquierdas. Sobre esta base, el camino constitucional para que los socialistas puedan llegar al poder, sin previas elecciones, pasa por la derrota del Gobierno una vez que el Congreso le negara su confianza, porque a partir de ese momento el Rey iniciar¨ªa un per¨ªodo de consultas con los l¨ªderes de los grupos parlamentarios para proponer un candidato a la presidencia del Gobierno.Por esta v¨ªa, con la cabeza del Ejecutivo pr¨¢cticamente vacante, las probabilidades de romper UCD tendr¨ªan m¨¢s viabilidad. De ah¨ª que en los ¨²ltimos meses los socialistas y, de modo particular, Felipe Gonz¨¢lez manifestaran con insistencia que si el Gobierno Su¨¢rez fuera democr¨¢tico plantear¨ªa la cuesti¨®n de confianza. En realidad, aunque a UCD le bastar¨ªa, en este supuesto, con la mayor¨ªa simple, las expectativas de las consultas citadas y de las negociaciones que se desencadenar¨ªan para la formaci¨®n de una nueva mayor¨ªa animar¨ªan a los grupos parlamentarios a derrotar al Gobierno, sin el inconveniente que la moci¨®n de censura constructiva lleva en su entra?a: investir presidente al nuevo candidato en la misma votaci¨®n que derriba al censurado.
Vistas as¨ª las cosas, y ante la resistencia centrista a plantear la cuesti¨®n de confianza, los socialistas han querido que se mida en votos el grado de deterioro pol¨ªtico registrado por el Gobierno Su¨¢rez, catorce meses despu¨¦s de la investidura. El objetivo socialista se centr¨® -ya desde el discurso de Felipe Gonz¨¢lez, el mi¨¦rcoles pasado, en el Congreso- en la investidura de Adolfo Su¨¢rez. El debate pol¨ªtico se transform¨®, en la voluntad socialista, en un an¨¢lisis de la etapa transcurrida desde aquel 30 de marzo de 1979, en que Adolfo Su¨¢rez obtuvo 184 votos favorables, 149 en contra y ocho abstenciones.
A partir de aqu¨ª, la carrera actual centristas-socialistas tiene como punto de salida aquella votaci¨®n, cuyo detalle puede verse en el cuadro adjunto. El intento centrista de convertir la moci¨®n de censura en un ?examen al candidato? es, por otra parte, perfectamente leg¨ªtimo. Pero sobre la base de que lo que va a ocurrir es que Adolfo Su¨¢rez va a continuar a la cabeza del Gobierno, la comparaci¨®n entre la votaci¨®n de investidura y la que se producir¨¢ el pr¨®ximo jueves ser¨¢ un resultado pol¨ªtico.
Las negociaciones est¨¢n dirigidas, pues, a conquistar o al menos neutralizar el voto flotante. De ah¨ª que los socialistas intensifiquen las ofertas auton¨®micas gratas a los o¨ªdos catalanes y andaluces. Entre la Minor¨ªa Catalana y el Grupo Andalucista suman trece votos, que el PSOE intenta denodadamente ganar.
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