Guinovart presenta tres exposiciones simult¨¢neas en Madrid
Pregunta. ?Qu¨¦ diferencias m¨¢s notables ha querido establecer entre las tres exposiciones suyas que presenta ahora mismo en Madrid?Respuesta. No existen diferencias forzadas, sino tal vez un sigiloso subrayado de algunas de las variantes m¨¢s obsesivas en mi obra. Ese subrayado lo produce el aislamiento, la elecci¨®n de ¨¢mbitos muy precisos para cada faceta, la coherencia tem¨¢tica de cada propuesta. Es decir, por una vez he podido forzar m¨¢s la fragmentaci¨®n de esa l¨ªnea cambiante que suele ser definitoria de mi actividad creadora. Esta exposici¨®n ¨²ltima, en la galer¨ªa Vandr¨¦s, admite una visi¨®n m¨¢s o menos tradicional; por consiguiente, le ofrezco al espectador dos perspectivas de lirismo, algo dram¨¢tico en una zona y mucho m¨¢s rom¨¢ntico en otra.
P. Cabe cierta sorpresa, por parte de los espectadores, cuando hayan visitado la fantasmagor¨ªa terrosa de la Biblioteca Nacional o los ¨¢cidos gestos de los grabados del Grupo Quince y se encuentren con este jard¨ªn de las delicias.
R. La sorpresa es leg¨ªtima, pero igualmente explicable. Los aguafuertes, por la misma t¨¦cnica, crean una diferencia radical con todo lo restante. El montaje de la Biblioteca Nacional, en cambio, aspira a que el espectador no se limite a contemplar unas obras -l¨ªricas o expresionistas- de manera frontal, sino de que se atreva a penetrar en el espect¨¢culo, a hacer a?icos el mito de la superficie, a sentirse zarandeado o seducido por todo cuanto forma su repentino entorno.
P. ?Responden estas tres tendencias a una misma actitud frente a lo pl¨¢stico?
R. Es dif¨ªcil para un pintor distinguir las ramas del tronco, siendo uno mismo, al t¨¦rmino, el propio ¨¢rbol que impide ver el bosque. Lo que s¨ª s¨¦ es que mi faceta m¨¢s intimista o l¨ªrica me conduce a una forma m¨¢s directa de emplear los materiales. Caigo en una especie de evocaci¨®n muy fiel del mundo de mi infancia: el trigo, los rastrojos... Son evocaciones que imponen espont¨¢neamente una t¨¦cnica, que se armonizan en seguida con cuanto me rodea, que estallan de manera natural.
P. A la hora de pintar, ?le influye mucho el medio en que vive?
R. Much¨ªsimo. Mi pintura var¨ªa incluso cuando cambian las estaciones.
P. Y es sensible a los cambios de paisaje.
R. Por supuesto. El montaje de la Biblioteca: no tendr¨ªa existencia si no hubiese recorrido antes el Sahara argelino y el sur de Marruecos. Me sent¨ª fascinado, sobre todo, por Marraquech. A m¨ª, que siempre me ha interesado la tierra, como acaso reflejan mis ocres, el barro de aquella hermosa ciudad me dio el impulso para recrear ese desierto donde abundan las huellas del hombre sensual, las vasijas rotas, las serpientes, las bolas, los insectos. He empleado soportes de madera, lona y mapas. Y los materiales son tierra, arena, alambre, paraguas, espejos, tinta china y gouache. Tiene algo de homenaje a lo que supo emocionarme sin rodeos y, a la par, se alza como un recuerdo que yo ofrezco a los ojos ya casi ciegos de unos espectadores que han perdido ese para¨ªso terrenal.
P. ?Qu¨¦ relaci¨®n mantiene con Madrid un pintor catal¨¢n como usted?
R. Una relaci¨®n de naturalidad. Expuse aqu¨ª por vez primera en 1955. Fue entonces cuando visit¨¦ el Prado, cuando supe que Vel¨¢zquez era el pintor m¨¢s misterioso y grande de todas las ¨¦pocas. Desde entonces, he expuesto aqu¨ª de manera regular. Y ahora he creado la irregularidad de hacerlo por partida triple.
Babelia
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