Misi¨®n socialista en Ir¨¢n
UNA MISION de la Internacional Socialista ha tratado de dialogar con Ir¨¢n en las v¨ªsperas de un importante paso inst¨ªtucional para aquel pa¨ªs: la reuni¨®n-hoy, mi¨¦rcoles- del Parlamento elegido en unas dificiles elecciones generales y el nombramiento de primer ministro. Hay unas fuerzas en Ir¨¢n que tratan de dar forma y orden a lo que todav¨ªa es caos: terminar una revoluci¨®n es, a veces, m¨¢s dif¨ªcil que comenzarla. La urgencia con que esa misi¨®n ha sido recibida, la calidad de las personalidades -a partir del presidente de la Rep¨²blica, pero no Jomeini-, indican la receptividad iran¨ª para esta misi¨®n, en la que hab¨ªa un presidente de Gobierno en ejercicio -Kreisky, de Austria-, otro que acaba de serlo -Olof Palme, de Suecia- y un tercero que este mi¨¦rcoles presenta en el Congreso espa?ol su candidatura de alternativa a la presidencia del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez.
No es f¨¢cil saber cu¨¢l ha sido y cu¨¢l ser¨¢ en el futuro inmediato el alcance de esta misi¨®n. Parece, a pesar de la discreci¨®n de los visitantes, que ha desbordado el tema de los rehenes, y ha ido incluso a conversar sobre las posibilidades de una neutralizaci¨®n de Ir¨¢n. Kreisky dirige un pa¨ªs que practica algo as¨ª desde hace veinticinco a?os, y con un resultado admirable; Olof Palme y Felipe Gonz¨¢lez son pol¨ªticos de pa¨ªses que no pertenecen a la OTAN; personalmente, Palme ha tenido en Suecia actitudes neutrales que han llegado a serle muy dif¨ªciles, pero en las que no ha vacilado, en defensa de esa neutralidad (por ejemplo, la acogida a los americanos que hu¨ªan del alistamiento durante la guerra de Vietnam, o la aceptaci¨®n de Estocolmo como sede del Tribunal Russell). Da la sensaci¨®n de que la Internacional Socialista ha escogido para este caso delicado precisamente a tres personas que, sin rehuir su condici¨®n de occidentales, han demostrado su independencia. Ir¨¢n tiene ya unas bases propias de neutralismo; su oposici¨®n a la pol¨ªtica sovi¨¦tica en Afganist¨¢n la ha demostrado al incluir en su delegaci¨®n en la conferencia isl¨¢mica de Islamabad a los disidentes afganos. La insistencia que podr¨ªa haber demostrado la misi¨®n socialista ser¨ªa la de que esa neutralidad posible y deseable -para el pa¨ªs y para el mundo en el que ese pa¨ªs es una pieza de primer orden, por su producci¨®n y por su geograf¨ªa- no se revelara en forma de hostilidad o de estado de guerra, sino en forma de cooperaci¨®n o de buen entendimiento con cada uno de los bloques. Ni ser¨ªa extra?o -son meras hip¨®tesis- que Ir¨¢n hubiese podido pedir algo a cambio: concretamente, el cese de las amenazas y hasta los amagos militares, y la anulaci¨®n de las sanciones econ¨®micas. En la l¨®gica estar¨ªa que la misma misi¨®n pudiera continuar sus gestiones en Washington y en Mosc¨², aunque si esto llegase a suceder no ser¨ªa antes de la reuni¨®n de la Internacional Socialista, fijada para el 11 de junio.
El problema esencial, por el momento, es la falta de fijeza y consistencia en la direcci¨®n de Ir¨¢n, la relatividad de la fuerza de los interlocutores pol¨ªticos. Las esperanzas de que la situaci¨®n se estabilice a partir del nuevo Parlamento, y de que el poder se encuadre dentro de la Constituci¨®n -que a pesar de sus grandes ambig¨¹edades es, por lo menos, algo a qu¨¦ atenerse- son todav¨ªa muy d¨¦biles. Pero existen. Hasta ahora, el r¨¦gimen sigue fusilando por delitos que en la mayor¨ªa de los pa¨ªses no son ni siquiera faltas, manteniendo una guerra contra una minoria ¨¦tnica, dividido en grupos de fuerza -incluso armados y violentos- que no se entienden entre s¨ª, y conservando rehenes con estatuto diplom¨¢tico extranjero. Es dif¨ªcil que esta o cualquier otra misi¨®n pueda lograr resultados importantes en esas condiciones; pero su presencia puede ayudar en alguna medida a la restauraci¨®n del orden. Y, sobre todo, tiene el enorme valor de demostrar que el camino del di¨¢logo no debe ser abandonado nunca.
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