El c¨ªrculo vicioso
Existe una historia del cine no escrita -luego viva- cuyas obras revolucionarias e innovadoras, las que han marcado ¨¦poca, lo han inventado todo y se agotan en s¨ª mismas, luego que no crean escuela inmediata, entre otras cosas y sobre todas, porque son inimitables y no tienen vocaci¨®n de modelo, no ser¨ªan tanto El acorazado Potemkin, Ciudadano Kane, Roma, ciudad abierta o A bout de souffle como Vampyr, L'Atalante, Boudu sauv¨¦ des eaux o Sopa de ganso. A esta casta maldita e inclasificable pertenece Au hasard Balthazar, aparentemente modesta peliculita, dirigida por el m¨¢s exc¨¦ntrico y testarudo artista del cine, un tal Robert Bresson.El tal Bresson pertenece a la escasa raza de los artistas libres. Invent¨® la nouvelle vague con una pel¨ªcula sobre un carterista llamada Pickpocket. Convirti¨® en cine de acci¨®n una especie de di¨¢logo de (y para) carmelitas escrito por Giradoux (Los ¨¢ngeles del pecado). Retrat¨® la fuga de una c¨¢rcel con lentes de aproximaci¨®n, elev¨¢ndola a aventura metaf¨ªsica, sin perder un ¨¢pice de intensidad emocional. Desnud¨® al Bernanos de Mouchette y Diario de un cura rural de su engorroso ropaje literario y nos lo present¨® como un excelente argumentista tr¨¢gico. Retransmiti¨® en directo el Proceso de Juana de Arco, logrando el mayor ¨¦xito tele-cinematogr¨¢fico de la ¨¦poca. Pas¨® al Diderot de Jacques le fataliste por el filtro de Cocteau y mostr¨® c¨®mo fabricar una tragedia griega en el Par¨ªs de los cuarenta. Despreci¨® el pesado psicologismo y la retorcida iron¨ªa del Dostoievski de La Mansa y Noches blancas y utiliz¨® ambas como partituras para dos fr¨¢giles ejercicios de estilo. Orquest¨® los amores de Lanzarote y Ginebra con estruendo de armaduras por m¨²sica de fondo y, finalmente, se pregunt¨® angustiado qui¨¦n era el culpable de todos los males del mundo actual para responderse con militante escepticismo: El diablo probablemente...
Au Hasard Balthazar (Al azar Baltasar)
Escrita y dirigida por Tobert Bresson. Fotograf¨ªa: Ghislain Cloquet. M¨²sica: "Sonata para piano n¨²mero 20", de Schubert y Jean Wiener. Int¨¦rpretes: Anne Wiazemsky, Fran?ois Lafarge, Philippe Asselin, Walter Green, J. C. Guilbert y Pierre Klossowski. Franco-sueca, 1996.Local de estreno: D¨²plex.
Tan original y desconcertante trayectoria necesariamente ten¨ªaque chocar con la habitual cortedad mental de los cr¨ªticos de uno y otro signo. ?Materialista malgr¨¦ lui?, ?anarquista de derechas? y ?jansenista de la puesta en escena? fueron, entre otros muchos, los calificativos acu?ados para tratar de atrapar y clasificar una obra tan impertinente y rebelde. Ahora se estrena en Espa?a, con casi quince a?os de retraso, Au hasard Balthazar, un poema rimado como su t¨ªtulo, probablemente la empresa m¨¢s radical, dif¨ªcil y extravagante de todas las llevadas a cabo por su autor.
Au hasard Balthazar es la historia de un burro, desde su nacimiento hasta su muerte. Este burro es retratado en medio de una reducida comunidad de seres humanos, que va recorriendo, de mano en mano y, una vez consumada la ronda, el c¨ªrculo vital del aminal y la pel¨ªcula se extinguen, dolorosamente incomprendidos, ante la mirada indiferente de un reba?o de ruidosos borregos.
En ning¨²n cineasta como en Bresson se funden tan perfectamente el recorrido del autor, el de la pel¨ªcula concreta y el del protagonista de ¨¦sta. De ah¨ª su escalofriante sensaci¨®n de unidad y su v¨¦rtigo. Bresson, adoptando el precepto hawksiano, coloca su c¨¢mara a la altura de la mirada del burro y, con tan inocente y desprivilegiado punto de vista, nos asomamos a un espejo desde el que nos es dado contemplar con pureza animal y objetividad documental el triste panorama de la burricie humana. Si, como torpemente acert¨® a balbucear Godard, conversando con Bresson, lo que ¨¦ste planteaba en esta pel¨ªcula era La cuesti¨®n, no cabe duda de que todos debemos agradecerle haberlo hecho desde una ¨®ptica tan cl¨¢sica, elegante e infrecuente.
Unamuniana en el fondo, pascaliana en la forma, Au hasard Balthazar es una obra donde misticismo y racionalismo se funden con precisi¨®n alqu¨ªmica. Si a esto a?adimos que el personaje m¨¢s humano, sensible, l¨²cido, expresivo, inteligente y adem¨¢s el menos impotente es Balthazar, el burro, testigo implacable cuya mirada registra cuanto ocurre a su alrededor con asombrosa fidelidad, nos encontramos ante una pel¨ªcula no por chocante y ambiciosa menos sensata.
Yo no s¨¦ si Au hasard Balthazar es una obra maestra. Ni siquiera s¨¦ muy bien lo que es, aparte de un objeto extra?o y fascinante. Bresson borra toda huella tras sus pasos. Por eso es tan dif¨ªcil seguirle. Por eso sus imitadores est¨¢n condenados al fracaso de antemano. Sin embargo, ser¨ªa ceguera no se?alar la influencia bressoniana detectada ¨²ltimamente en una zona donde nadie habr¨ªa osado jam¨¢s preverla: Estados Unidos. Me estoy refiriendo al Walter Hill de The Warriors y, sobre todo, de Driver, al Scorsese de Taxi Driver -v¨ªa Schrader-, al Schrader de Hardcore y parece ser que tambi¨¦n al de American gigolo y hasta al Siegel de Fuga de Alcatraz, quien calcaba una buena veintena de planos de Un condamn¨¦ ¨¤ mort s'est echapp¨¦... ?O son alucinaciones?
Babelia
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