El Gobierno Su¨¢rez no cont¨® con el apoyo de ninguna minor¨ªa parlamentaria
La primera moci¨®n de censura contra el Gobierno Su¨¢rez obtuvo ayer 152 votos favorables, 166 en contra, veintiuna abstenciones y once ausencias. Formalmente, la moci¨®n de censura result¨®, pues, derrotada, pero de los propios n¨²meros de la votaci¨®n, las casi veinte horas de debates y de las impresiones recogidas entre diputados de todos los grupos parlamentarios, se deduce la soledad pol¨ªtica del Gobierno y la iniciaci¨®n de un proceso para alcanzar una mayor¨ªa m¨¢s s¨®lida. En comparaci¨®n con el respaldo parlamentario obtenido por Adolfo Su¨¢rez en su investidura, hace exactamente catorce meses, ha perdido el respaldo andalucista, de Coalici¨®n Democr¨¢tica (CD) y de dos diputados del Grupo Mixto, y no ha logrado la adhesi¨®n contra la censura de la Minor¨ªa Catalana ni del Partido Nacionalista Vasco (PNV), grupo este ¨²ltimo que, con Herri Batasuna, permaneci¨® ausente
Desde el punto de vista de la propia contabilidad interna del grupo centrista, el Gobierno ha perdido dos votos m¨¢s, los de sus antiguos diputados -hoy en el Grupo Mixto- Manuel Clavero y Joaqu¨ªn Mol¨ªns., Mientras tanto, los socialistas han capitalizado todos los votos que Adolfo Su¨¢rez tuvo en contra de su investidura -149-, excepto los del PNV, ausente, y el de Blas Pi?ar, que se abstuvo. En contrapartida, han incorporado en favor de su moci¨®n de censura al grupo andalucista.El m¨¢ximo inter¨¦s de la votaci¨®n de ayer reside quiz¨¢ en las abstenciones, que crecieron hasta veintiuna, desde las s¨®lo ocho registradas en la votaci¨®n de investidura. Una primera valoraci¨®n de este dato permite deducir que las minor¨ªas parlamentarias han castigado a los dos grupos mayores, en l¨ªnea con lo ocurrido en los ¨²ltimos comicios auton¨®micos vasco y catal¨¢n. Pero en este castigo, la mayor parte corresponde, sin duda, al Gobierno, quiz¨¢ porque a aquellas derrotas uni¨® su actitud en Andaluc¨ªa, cuesti¨®n clave -aunque tal vez no tanto como cree Alejandro Rojas Marcos- en la situaci¨®n que desencaden¨® la moci¨®n de censura.
Las abstenciones tienen sobre el valor pol¨ªtico de no querer respaldar ni a centristas ni a socialistas, el valor a?adido de que se produjeron previas declaraciones de Manuel Fraga (CD), Hip¨®lito G¨®mez de las Roces (PAR), Andr¨¦s Fern¨¢ndez (antiguo miembro del PSOE), Joaqu¨ªn Mol¨ªns y Manuel Clavero (ex diputados centristas), Jes¨²s Aizp¨²n (UPN) y Blas Pi?ar (UN), y con menor ¨¦nfasis, Miguel Roca (Minor¨ªa Catalana), de oposici¨®n a la pol¨ªtica del Gobierno. Y sobre el valor contable de los veinti¨²n votos que deben unirse a los 152 favorables a la moci¨®n de censura, hay que anotar el valor pol¨ªtico de los votos populares que respaldan estos votos parlamentaros: m¨¢s de ocho millones la moci¨®n, y casi dos la abstenci¨®n, mientras s¨®lo algo m¨¢s de seis millones el rechazo de la censura.
La conclusi¨®n que estos datos facilitan lleva hacia la necesidad, ya expresada por Fraga, y por otros l¨ªderes, de que Adolfo Su¨¢rez plantee la cuesti¨®n de confianza si desea gobernar sin sobresaltos. Ese es el resultado pol¨ªtico, a pesar del aplauso centrista con el que se coron¨® la sesi¨®n de ayer. Minutos antes, cuando Adolfo Su¨¢rez termin¨® de leer su discurso, la entrada del liberal Joaqu¨ªn Garrigues, y el abrazo que dio al presidente del Gobierno, tambi¨¦n suscitaron un aplauso centrista que no capitaliz¨® el Gobierno porque enseguida se extendi¨® a todo el hemiciclo, en homenaje al ex ministro, convaleciente de su reciente enfermedad.
La sesi¨®n parlamentaria de ayer, con la que concluyeron tres d¨ªas de clarificadores debates -dirigidos con autoridad, especialmente ayer, por Landelino Lavilla, uno de los hombres que se configura como alternativa centrista a Su¨¢rez-, tampoco fue testigo de la discusi¨®n entre el candidato a la presidencia del Gobierno y el objeto de la censura socialista. Adolfo Su¨¢rez se ampar¨® en el car¨¢cter colegiado del Gobierno y se neg¨® a entrar en el debate directo y vivo con Felipe Gonz¨¢lez, contra quien lanz¨® de nuevo a Fernando Abril y otros ministros y al portavoz centrista, Antonio Jim¨¦nez Blanco, que ironiz¨® a sus anchas sobre las contradicciones internas de los socialistas.
Adolfo Su¨¢rez tuvo la nobleza de reconocer sus limitaciones dial¨¦cticas -?no soy Maura, ni Dato, ni Canalejas...?-, compensadas con sus apelaciones a su origen modesto. Funcion¨® el s¨ªndrome televisivo de hacer un discurso para la nueva audiencia que el Parlamento ha adquirido en estas dos semanas. Igual s¨ªndrome experimentaron los dem¨¢s l¨ªderes y de forma particular ayer Manuel Fraga y Santiago Carrillo, cuyos partidos tienen mucho que ganar en la crisis desencadenada.
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