El presidente italiano Pertini, acusado de injerencia en los asuntos parlamentarios
La toma de postura en Barcelona del presidente italiano, Sandro Pertini, sobre la posible necesidad de que dimitiese el jefe del Gobierno, Francesco Cossiga -actualmente investigado por una comisi¨®n parlamentaria por presunta connivencia en la fuga de un terrorista- ha levantado una viva pol¨¦mica en la que no faltan acusaciones al jefe del Estado de injerencia en los asuntos del poder judicial. El propio Cossiga telefone¨® a Sandro Pertini a Barcelona para amenazarle con la dimisi¨®n si no rectificaba su postura. Hubo rectificaci¨®n y el jefe de prensa de la Presidencia fue destituido fulminantemente.
, Antes de abandonar Barcelona para regresar a Roma, el presidente de la Rep¨²blica Italiana, Sandro Pertini, ha destituido fulminantemente a su jefe de prensa, Antonio Ghirelli, quien le ha acompa?ado durante su viaje en Espa?a como "hombre de su m¨¢xima confianza". El hecho ha causado profunda impresi¨®n en Italia, dada la personalidad de Ghirelli y su entra?able amistad con el presidente Pertini. Este colof¨®n desagradable de la visita del jefe de Estado italiano a Espa?a ha estado motivado por el asunto, no menos desagradable, de las acusaciones contra el jefe del Gobierno, Francesco Cossiga, y el vicesecretario nacional de la Democracia Cristiana, Carlo Donat-Cattin, por presunta connivencia en la fuga de un terrorista acusado de homicidio, como lo es el hijo de Donat-Cattin.El presidente Pertini, seg¨²n informaron ayer fuentes period¨ªsticas, se enfad¨® con su consejero de prensa por la declaraci¨®n que ¨¦ste hab¨ªa heeho en Barcelona a los enviados especiales italianos sobre el ?caso Cossiga? y de la comisi¨®n investigadora del Parlamento. En resumidas cuentas, la nota que lleg¨® a Roma, y que cay¨® como una bomba, afirmaba que Pertini, informado de lo que hab¨ªa sucedido, afirmaba que, si la comisi¨®n ?no se pronunciara por la declaraci¨®n inmediata de falta de indicios?, Cossiga ten¨ªa que dimitir y presentarse ante el Tribunal Constitucional. Las reacciones fueron dur¨ªsimas, hasta el punto que forzaron un claro ment¨ªs de la presidencia a la primera nota, que fue interpretada de dos maneras: o como un intento de influenciar a la comision para que diese carpetazo al asunto o como una invitaci¨®n a Cossiga para que dimitiera inmediatamente.
En cualquiera de los dos casos, Pertini era acusado de ?grave injerencia en los asuntos del Parlamento y de los veinte miembros de la comisi¨®n de investigaci¨®n?.
Tras la difusi¨®n de la primera nota de la Presidencia se multiplicaron las llamadas por tel¨¦fono a Barcelona. El propio Consiga llam¨® personalmente a Sandro Pertini, amenaz¨¢ndole con dimitir "como se?al de protesta" si no desment¨ªa inmediatamente sus declaraciones. Llam¨® tambi¨¦n el secretario de la Democracia Cristiana, Flaminio Piccoli, y el secretario republicano Spadolini.
La tensi¨®n en el Parlamento, donde la comisi¨®n investigadora estaba en aquel momento interrogando precisamente al jefe del Gobierno, era muy grande. Alguien coment¨® ech¨¢ndose las manos a la cabeza: ?A Pertini lo ha vuelto loco el sol de Espa?a?.
El ment¨ªs de la Presidencia de la Rep¨²blica, primero, y la revelaci¨®n, despu¨¦s, de Ghirelli a los periodistas italianos, seg¨²n la cual ?toda la culpa era suya y que, por tanto, estaba dispuesto a pagar con su cargo?, s¨®lo ha convencido a medias en Roma. Ghirelli afirma que Pertini no sabia nada y que aquella nota la hab¨ªa preparado pensando que los periodistas italianos le habr¨ªan pedido una declaraci¨®n, que la nota quer¨ªa s¨®lo explicar lo que habr¨ªa sucedido en el caso de que la comisi¨®n investigadora del Parlamento no hubiera rechazado un¨¢nimemente las acusaciones del terrorista amigo del hijo de Donat-Cattin como infundadas.
Y de hecho es cierto, como probablemente va a suceder, que si tres cuartos de la comisi¨®n -un m¨ªnimo de diecis¨¦is votos contra veinte- no est¨¢ de acuerdo en archivar el caso, existe la posibilidad de recoger firmas en el Parlamento para que la cuesti¨®n pase a ser debatida en el Senado y la C¨¢mara de Diputados.
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