La banda de "el Guaza" hab¨ªa sido tiroteada en octubre
La matanza de M¨®stoles, cuyo saldo provisional es de tres muertos y dos heridos, fue, casi con toda seguridad, una venganza entre gangsters juveniles, concebida seg¨²n los mismos c¨®digos que la c¨¦lebre ?noche de San Quint¨ªn? norteamericana o que los ajustes dom¨¦sticos de cuentas de la mafia marsellesa. En este caso, el ¨²ltimo antecedente conocido fue el tiroteo del 7 de octubre de 1979 en la confluencia de las calles de Am¨¦rica y de la Rejilla de la poblaci¨®n madrile?a: entonces hubo tres heridos de bala. A uno de ellos, Manuel Hern¨¢ndez Garc¨ªa, le volaron la cabeza de un disparo de rifle. Alguno de los nombres de los pistoleros de entonces se repiten ahora, y la causa de los enfrentamientos parece ser, una vez m¨¢s, el tr¨¢fico de drogas,Por el momento, los gangsters juveniles madrile?os no eligen los restaurantes de lujo y las peluquer¨ªas para sus represalias. Prefieren matarse en la calle; es decir, all¨ª donde se encuentran. El d¨ªa 7 de octubre de 1979, domingo, a las seis de la tarde, M¨®stoles era un hormiguero en el que se confund¨ªan los vecinos que regresaban de pasar el fin de semana en el exterior y los que hab¨ªan preferido quedarse en el pueblo. En el continuo movimiento de gentes que iban y ven¨ªan por las calles se descubr¨ªa la presencia de un gran n¨²mero de muchachos, como en cualquier otra ciudad dormitorio especialmente castigada por el paro y el callejeo forzado. Nedjatollah Mahmood Iradeghani, un iran¨ª que se hab¨ªa radicado en el pueblo, descansaba, al parecer, en la terraza de su casa tranquilamente.
Uno de tantos coches reci¨¦n llegados era un Citro?n de color blanco, ocupado por dos muchachos.
Seg¨²n la polic¨ªa, los dos muchachos eran los hermanos Manuel y Vicente Alegre Garc¨ªa; llevaban un Winchester del calibre 22, y dos semanas antes hab¨ªan sufrido un supuesto robo de hach¨ªs. Esperaron los d¨ªas precisos para que los chicos de M¨®stoles comenzasen a olvidar el afane y se aprovisionaron de abundante munici¨®n. A las seis de la tarde del domingo 7 de octubre de 1979 llegaron al pueblo.
Se los encontraron entre las calles de Am¨¦rica y de la Rejilla, pero no estaban tan desprevenidos como era de esperar: llevaban cadenas, desmontables, navajas, horquillas de bloquear volantes y destornilladores, quiz¨¢ porque entonces conseguir una pipa del nueve corto o un 38 era un poquit¨ªn m¨¢s dif¨ªcil que ahora.
El grupo de M¨®stoles vio llegar a los hermanos con un rifle, pero los chicos pensaron que aquello ser¨ªa una carabina de aire comprimido. Atacaron inmediatamente, para eliminar la desventaja de la distancia, que siempre cuenta a favor de los que portan armas capaces de disparar. Los hermanos Alegre tuvieron tiempo de hacer fuego nueve o diez veces.
Manuel Hern¨¢ndez Garc¨ªa, de diecinueve a?os, recibi¨® un balazo que le levant¨® el temporal; Antonio Rodr¨ªguez L¨®pez, de veinte, un tiro en una mano, y el iran¨ª Nedjatollah M. Iradeghani fue alcanzado, de rebote, por un proyectil.
S¨®lo unas horas despu¨¦s los hermanos Alegre se presentaron voluntariamente en la comisar¨ªa de Ventas para denunciar que hab¨ªan sido atacados por una cuadrilla de navajeros cuando volv¨ªan de pasar el fin de semana fuera de Madrid. ?Ven¨ªamos de caza, por eso tra¨ªamos el Winchester?. Pero result¨® que el 7 de octubre la veda estaba cerrada.
En el lugar de la pelea, los investigadores encontraron toda la quincalla que invariablemente se pierde en las peleas entre bandas, y muy pronto detuvieron a Santiago S¨¢nchez Guaza, de diecisiete a?os, alias el Guaza, y a C¨¢ndido Pi?a Pizarro. Dos d¨ªas despu¨¦s, el alcalde de M¨®stoles, Bartolom¨¦ Gonz¨¢lez, ped¨ªa calma a los vecinos, que ya empezaban a hablar de piquetes de autodefensa ciudadana. Aquello no era la guerra de la Independencia, ni los hermanos Alegre eran franceses, ni Bartolom¨¦ Gonz¨¢lez era Andr¨¦s Torrej¨®n. ?En determinada informaci¨®n de alg¨²n ¨®rgano de prensa se hace menci¨®n a la posibilidad de que grupos autodenominados vengadores act¨²en contra posibles delincuentes utilizando sus mismos medios, lo que nos obliga a reafirmar nuestra voluntad de que ning¨²n ciudadano podr¨¢ tomarse la justicia por su mano, ni individual ni colectivamente?, dec¨ªa el comunicado del alcalde.
La operaci¨®n policial permiti¨® tambi¨¦n la detenci¨®n de Fernando Botello del Alamo, de diecinueve a?os, a quien se le descubri¨® una herida de bala en un brazo, de la que ¨¦l mismo se hab¨ªa curado. Los otros heridos tambi¨¦n ser¨ªan cosa de la polic¨ªa en cuanto fuesen dados de alta, si es que lo eran. En el coche de los Alegre, los agentes recogieron 72 cartuchos de rifle.
Salvo Pi?a y uno de los hermanos, todos los detenidos ten¨ªan antecedentes penales, el llamado Tonto era, seg¨²n la polic¨ªa, responsable de casi treinta delitos desde su mayor¨ªa de edad penal. Pero no era la estrella del grupo.
El jueves pasado, a las nueve de la noche, siete u ocho forasteros llegaron al pueblo. Esta vez tra¨ªan pipas, un 38 especial con balas semiblindadas y un 32. En un momento mataron a S¨¢nchez Guaza, a Domingo Muro G¨¢lvez, de dieciocho a?os, y a Oscar Luis S¨¢nchez Ramos, de veinticuatro. Jos¨¦ Muro, de diecisiete a?os, hermano de Domingo, y Joaqu¨ªn Garc¨ªa Escudero, de diecinueve, tuvieron suerte: s¨®lo quedaron heridos. El caso es que ahora todo el mundo habla de mafia suburbial, de tr¨¢fico de drogas y de que esta vez los han matado a la puerta del ayuntamiento.
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