La leccion de "Le Monde"
EL VESPERTINO franc¨¦s Le Monde es una noble instituci¨®n del periodismo de este siglo; lo es pese a los ?mondianos? incapaces de ver algunas obsolescencias en su dise?o informativo o los ronroneos de su econom¨ªa desde 1977, y pese a los iconoclastas, o simplemente los envidiosos, incapaces de reconocer todo lo que Le Monde tuvo y tiene de revolucionario y ejemplar en la concepci¨®n de la prensa escrita, su honestidad intelectual, su generosidad con las opiniones ajenas al ideario del peri¨®dico, la estructura de su propiedad (¨²nica en el mundo de la informaci¨®n), la independencia de su redacci¨®n y hasta la elegancia de sus escritos.El pasado domingo este sesudo peri¨®dico, a¨²n joven en edad, pero que merecer¨ªa con mayor propiedad el apodo dado al New York Times de ?vieja dama gris?, ha dado una nueva prueba de lozan¨ªa y atrevimiento eligiendo a su futuro director por sufragio universal de la redacci¨®n. Claude Julien, redactor jefe del suplemento ?diplom¨¢tico? del diario, suceder¨¢ as¨ª a Jacques Fauvet, actual director, el 1 de enero de 1983. Trabajar¨¢ junto a ¨¦l hasta esa fecha como director adjunto y dedicar¨¢ su noviciado de m¨¢s de dos a?os a sintetizar el principio de autoridad que necesita un diario que debe ofrecer todos los d¨ªas un producto acabado a hora fija y bien definido ideol¨®gicamente con la pluralidad de opiniones de una redacci¨®n y el deseo de colegiar el mayor n¨²mero de decisiones posibles. Un proceso notablemente sugerente, iniciado en 1978, cuando Fauvert puso a votaci¨®n entre sus redactores la pr¨®rroga de su jubilaci¨®n, y s¨®lo posible por la mayor¨ªa en el accionariado de las sociedades de redactores, de t¨¦cnicos y de empleados y, dentro de este paquete, de la primera sobre las otras dos. Otro factor coadyuda a este proceso hist¨®rico e ins¨®lito: Hubert Beuve-M¨¦ry, fundador del diario, el hombre que resolvi¨® la crisis ideol¨®gica de 1951 en el seno de la sociedad huyendo hacia adelante y propiciando el acceso a la propiedad de quienes hac¨ªan f¨ªsica e intelectualmente el peri¨®dico y que a¨²n mantiene su despacho en la calle de los Italianos.
No faltan agoreros que tienen el pasado 1 de junio como el principio del decurso de Le Monde por la pendiente del asamblearismo salvaje o el secuestro ideol¨®gico de la figura del responsable del peri¨®dico. Por el contrario, Jacques Fauvet coment¨® la elecci¨®n de su sucesor. ? Es hoy cuando todo ha comenzado?, y Fran?ois Simon, presidente de la sociedad de redactores, escrib¨ªa, a cuenta de la elecci¨®n, que no se trataba de la victoria de un candidato sobre otro, sino de la victoria de la redacci¨®n sobre ella misma por la voluntad demostrada de superar sus inevitables divergencias. Conscientes de los riesgos que asumen, los hombres y mujeres que hacen Le Monde buscan esa ?comunidad de trabajo? definida por Beuve-M¨¦ry sobre las bases de que el diario se debe a la veracidad, que la informaci¨®n es administrada por los periodistas y que la independencia del peri¨®dico debe ser protegida de los ataques que pueda recibir desde fuera y desde dentro.
Sea cual fuere el destino de este gran peri¨®dico, y asumiendo los riesgos que implica un sistema como el emprendido, Le Monde acaba de dar otra lecci¨®n de coherencia y credibilidad que dignifica a esta profesi¨®n y viene a recordar a los esc¨¦pticos que muchos de los peri¨®dicos llamados independientes lo son o lo pretenden ser de verdad y no s¨®lo en el enunciado. Para Espa?a, el proceso de ?direcci¨®n m¨¢s corresponsabilidad? iniciado en Le Monde es, ?qui¨¦n lo duda?, una buena gu¨ªa para navegar.
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