La ¨²ltima aventura de Michelangelo Antonioni
El escritor franc¨¦s Roland Barthes defini¨® a Michelangelo Antonioni como ?un artista de nuestro siglo?. Estas y otras alabanzas no le hacen m¨¢s f¨¢cil la vida. Para Antonioni, es una dura tarea la de realizar un filme. Los productores de su proyectado Partir o morir desistieron de la idea, temiendo un fracaso econ¨®mico. Cuatro hombres en el mar fue un proyecto frustrado por la muerte inesperada de su protagonista, Robert Shaw; para la realizaci¨®n de El barrilete se organiz¨® una coproducci¨®n con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que no lleg¨® a concretarse.
Quiz¨¢ el ¨¢ngel custodio de Antonioni siga siendo la actriz M¨®nica Vitti. Gracias a su intervenci¨®n, logr¨®, filmar Misterio de Oberwald, una versi¨®n libre de la famosa Aguila de dos cabezas, la obra de teatro que Jean Cocteau escribiera especialmente para Jean Marais y Edwige Feulliere.Es la historia de un amor dram¨¢tico entre un anarquista y la reina, a la que ¨¦l deber¨ªa ajusticiar. El misterio de Oberwald ha sido realizada para la televisi¨®n y filmado con telec¨¢maras. Es la primera vez que Antonioni maneja estos elementos para realizar un largometraje.
En realidad, M¨®nica Vitti le propuso realizar una segunda versi¨®n de La voz humana, de Cocteau, para la Radio y Televisi¨®n Italiana (RAI). Antonioni rechaz¨® el proyecto, recordando la magn¨ªfica versi¨®n de esta obra, dirigida por Roberto Rossellini, y protagonizada por Anna Magnani, un cl¨¢sico del desaparecido director.
La RAI ten¨ªa gran inter¨¦s en obtener la colaboraci¨®n de la actriz bajo la direcci¨®n de Antonioni. Estudiando proyectos alternativos, se decidi¨® recrear El ¨¢guila de dos cabezas. Fue as¨ª como Antonioni se encontr¨® inmerso en un mundo ?que est¨¢ cincuenta a?os por delante con respecto al cine. Todo lo que so?¨¦ como una aventura t¨¦cnica, imposible si se filma con c¨¢maras cinematogr¨¢ficas, es f¨¢cilmente realizable con los elementos de la televisi¨®n?.
Parece un ni?o deslumbrado. Los cabellos, muy canosos, y la cara, surcada por arrugas, no apagan la imagen de un chico radiante. ?Las telec¨¢maras y los adelantos de la electr¨®nica permiten usar el color como un elemento narrativo. Puedo, por ejemplo, lograr que Paolo Bonacelli, el actor que interpreta al ambig¨¹o jefe de polic¨ªa, aparezca siempre rodeado de una aureola violeta. Cuando la reina abre una ventana, puedo inundar del color verde del paisaje todo el ambiente?.
Filmando par a televisi¨®n, el director dispone de una mesa con visores que le permiten mirar a trav¨¦s del objetivo mientras se filma. De esta manera, le es posible se?alar modificaciones, acercamientos, encuadres no previstos, llevar el trabajo hasta el fin. ?De este modo, tengo una gran libertad. No es necesario delegar nada, porque se mantienen las riendas en la mano. ?O debo decir en el ojo??, comenta.
La pel¨ªcula est¨¢ terminada. Se piensa presentarla en el Festival de Venecia. El ¨²nico que impedir¨ªa la participaci¨®n de Antonioni en el festival ser¨ªa que no se llegue a tiempo para pasar el filme de la cinta magn¨¦tica en que fue realizado a la pel¨ªcula convencional.
La libertad es t¨¦cnica y expresiva, las posibilidades, inagotables. ?No hab¨ªa terminado de deslumbrarme por los recursos que ya se usan, cuando visit¨¦ el estudio que una importante empresa del ramo organiz¨® para Francis Ford Coppola en Los Angeles. Era una maravilla. Todo lo anterior que me hab¨ªa sorprendido se qued¨® viejo ?.
El director italiano anuncia que la incorporaci¨®n de los elementos electr¨®nicos en el cine puede significar una revoluci¨®n mayor que la aparici¨®n del sonido.
Antonioni anota otro dato positivo del trabajo con telec¨¢maras: ?Se puede ver efectivamente la escena mientras se filma y, por tanto, enriquecer o corregir los encuadres?. Las c¨¢maras cinematogr¨¢ficas alejan al director durante la filmaci¨®n. El ¨²nico que ve lo que est¨¢ ocurriendo a trav¨¦s del objetivo es el camar¨®grafo.
?Quiero competir en Venecia. Soy competitivo y tengo confianza en los premios cuando el jurado es capaz?, dice Antonioni. Habr¨¢ que esperar muy poco tiempo para conocer la ¨²ltima aventura de Antonioni, esta vez recreando a Cocteau.
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