Marcelino Oreja: "Podemos adherirnos a la OTAN en corto plazo"
Pregunta. Francia ha impuesto un retraso importante al proceso de integraci¨®n de Espa?a en la CEE, lo que era uno de los primeros objetivos de nuestra pol¨ªtica exterior. ?No es ello, en, buena parte, consecuencia de la manera precipitada en que se present¨® esta candidatura en 1977 y de la confusi¨®n que aparenta incluir una pol¨ªtica exterior espa?ola pendulante hasta ahora entre el atlantismo y la no alineaci¨®n?Respuesta. Los objetivos de nuestra pol¨ªtica exterior se basan en la b¨²squeda de la seguridad y el bienestar de los espa?oles, y tienden a fortalecer la paz en el mundo. Desde 1977. hasta ahora hemos recorrido un largo camino de normalizaci¨®n diplom¨¢tica, y ahora estamos en un per¨ªodo de profundizaci¨®n y desarrollo de nuestras actitudes exteriores y de nuestras posiciones ante los m¨¢s importantes problemas internacionales. Tenemos una pol¨ªtica exterior definida, coherente y coordinada. Una pol¨ªtica exterior europea, democr¨¢tica y occidental.
Tras las elecciones de 1977 nos preocupaba, igual que nos preocupa ahora, la clarificaci¨®n de la posici¨®n de Espa?a en el mundo, que tiene una meta esencial: la ubicaci¨®n de Espa?a en todas las dimensiones de una Europa occidental que tiene que ser solidaria. En esta direcci¨®n se inscribi¨® la candidatura hispana a la CEE en 1977 que, en mi opini¨®n, no fue precipitada, porque antes de presentarla yo ya lo hab¨ªa hablado con los ministros de Asuntos Exteriores de los nueve. Adem¨¢s, aqu¨ª hay que a?adir que, en esos momentos, se sumaron otras motivaciones de calendario al estar ya en marcha una segunda ampliaci¨®n comunitaria con las candidaturas de Grecia y Portugal. Incluso un ministro de Exteriores de un pa¨ªs de la CEE nos. insisti¨® en que no perdi¨¦ramos esta oportunidad porque, ya entonces, empezaban a emerger dificultades internas de la propia Comunidad y corr¨ªamos el riesgo de quedar descolgados. Empezaban a surgir con fuerza, en aquel momento, los problemas agr¨ªcolas suscitados por Francia, e incluso se hablaba de una Europa dividida en grupos, a dos velocidades.
Esta decidida actitud hacia Europa sale al paso de las acusaciones que han surgido en torno a nuestra acci¨®n exterior, calificada, en ocasiones, de ambigua y vacilante. La CEE era el ¨²nico proyecto pol¨ªtico que exist¨ªa en Europa y, a pesar de las dificultades que entra?aba el proceso, la voluntad del Gobierno fue la de estar inequ¨ªvocamente en ¨¦l.
P. Se caminaba, al parecer, un poco porque s¨ª, hacia Europa sin haber evaluado pol¨ªtica y econ¨®micamente lo que ello significaba para Espa?a ni para la propia Comunidad. ?En qu¨¦ Europa se quiere participar?, y ?cu¨¢ndo, ahora que los calendarios pedidos por Espa?a parecen naufragar?
R. El Gobierno ha marcado siempre, con toda claridad, las caracter¨ªsticas, las ventajas y las dificultades de nuestra marcha para la definitiva integraci¨®n en Europa. Sin titubeos ni vacilaciones, el presidente Su¨¢rez dijo a Callaghan en Londres, en septiembre de 1977, que Espa?a deseaba incorporarse a una Europa pol¨ªtica, y no a una zona de libre cambio, que era el modelo defendido por el premier brit¨¢nico. En esta gira europea del presidente del Gobierno surgi¨® el tema del calendario, la meta de 1983, porque dada la lentitud de la maquinaria comunitaria y la complejidad de los problemas, se hac¨ªa urgente imponer un ritmo de trabajo. Nosotros insistimos en la necesidad de que se mantengan unas fechas que, aunque no sean exactas a las nuestras, s¨ª deben ser aproximadas.
P. ?Y cu¨¢l es ahora la actitud del Gobierno ante el par¨®n impuesto por Francia?
R. Creo que se ha producido en Venecia un ?par¨®n? al ?par¨®n?. De todas formas, la tentaci¨®n de alg¨²n pa¨ªs europeo de suspender este. proceso pudiera llevarnos a situaciones graves, con el riesgo de alterar la posici¨®n de Espa?a en el mundo. A la vez, provocar¨ªa un enorme desencanto en muchos espa?oles, que en el pasado vieron el ingreso de Espa?a en la CEE como el mejor est¨ªmulo al proceso democr¨¢tico. Yo no creo que se produzca, definitivamente, este retraso, ya que ello implicar¨ªa que los pol¨ªticos comunitarios ejercen una pol¨ªtica irresponsable. Puede que alg¨²n pa¨ªs lo intente, pero los dem¨¢s deben salir a su encuentro para impedirlo. Creo que este es un buen momento para que los espa?oles sepamos claramente qui¨¦nes son de verdad nuestros amigos. Adem¨¢s, como se ha visto el viernes en Venecia, el tema de Espa?a no se ha tratado por el Consejo Europeo, y, por tanto, el calendario de adhesi¨®n se mantiene.
Asimismo, vale la pena recordar aqu¨ª la tentaci¨®n tercermundista y centralista de muchos espa?oles, que podr¨ªa renacer como reflejo a un rechazo de la CEE. En varios momentos decisivos de su historia, Espa?a ha optado por ser plenamente europea. Y uno de esos momentos es ahora. Otros pa¨ªses del viejo continente no tienen m¨¢s remedio que serio. Nosotros, en cambio, queremos serio consciente y responsablemente. Se corre, pues, el peligro de que los j¨®venes y muchos espa?oles decidan, en estas circunstancias, dar nuevamente la espalda al proyecto europeo, si Europa quiere darnos la espalda a nosotros. Estamos seguros que esto no se va a producir, y Espa?a quedar¨¢ definitivamente inserta en las instituciones europeas.
P. ?Son los motivos de Francia el modelo europeo, los problemas econ¨®micos y las elecciones presidenciales?
R. Creo que s¨ª. Europa atraviesa un momento eje de su historia en el que tiene que elegir entre la gran unidad pol¨ªtica europea y la ?Europa de las patrias? de De Gaulle. Creo que Francia prefiere, todav¨ªa, esto ¨²ltimo. Asimismo, Francia parece preocupada por los problemas agr¨ªcolas y presupuestarios de la CEE, as¨ª como de las incidencias del ingreso de Espa?a. Pero este planteamiento es falso. Lo que urge es establecer la lista de problemas y negociarla, teniendo en cuenta los per¨ªodos transitorios que est¨¢n previstos como amortiguadores. Luego est¨¢ el tema de las elecciones presidenciales, cuya incidencia en el proceso parece leg¨ªtima, siempre y cuando ello no tenga un alcance grave, como podr¨ªa serio el alejamiento de Espa?a de la CEE y del propio proceso integrador europeo occidental.
P. ?Por qu¨¦ esa insolidar idad de Francia ante nuestra joven e independiente democracia? ?Hay celos? ?Por qu¨¦ sigue el tema ETA?
R. Espa?a y Francia, a pesar de ciertos problemas vecinales, como podr¨ªan ser los pesqueros, deber¨ªan cooperar y concertarse m¨¢s ante ciertos temas de inter¨¦s com¨²n, como lo son muchas situaciones del Mediterr¨¢neo y de Oriente Pr¨®ximo. Pues, bien, esa coordinaci¨®n es insuficiente, tal vez por la interpretaci¨®n que Francia da a su independencia, que respetamos y compartimos, como nosotros practicamos la nuestra, pero que exige en la hora actual un grado mayor de cooperaci¨®n, porque, al final, nuestros proyectos son bastante coincidentes.
El tema del terrorismo vasco es una de las cuestiones que muy a menudo he tenido que tratar con las autoridades francesas. Y resulta inadmisible que los franceses no adopten posiciones de m¨¢xima energ¨ªa en este problema que reclama soluciones internacionales para luchar contra los cr¨ªmenes de la organizaci¨®n terrorista ETA. Es impensable que pueda haber una vacilaci¨®n en la clarificaci¨®n de quienes son delincuentes comunes y no pol¨ªticos. Delincuentes comunes en la ejecuci¨®n y preparaci¨®n de muchos de estos asesinatos terroristas. Es evidente que su preparaci¨®n, la planificaci¨®n de estos cr¨ªmenes, se produce en Francia. Tambi¨¦n se consuman en territorio franc¨¦s determinados delitos, como el pago del impuesto revolucionarlo, como lo ha demostrado la expresiva carta de Juan Alcorta.
Francia es consciente de esta situaci¨®n y siempre nos ha prometido colaboraci¨®n. Y es cierto que existe una cooperaci¨®n policial y que se suprimieron los permisos de refugiados pol¨ªticos a terroristas, pero queda mucho por hacer y hay que activar esta cooperaci¨®n, porque este es un tema crucial.
P. Otra dimensi¨®n de la pol¨ªtica exterior espa?ola est¨¢ en el proyecto del Gobierno de UCD de ingresar en la Alianza Atl¨¢ntica. ?Se mantiene esta actitud incluso si se suspende o retrasa el proceso de integraci¨®n de Espa?a a la CEE?
R. Estos son, en principio, dos temas distintos. De todas maneras considero que la solidaridad occidental est¨¢ en la base de toda participaci¨®n de Espa?a en su sistema defensivo. Por consiguiente, una actitud europea insolidaria hacia Espa?a no permitir¨ªa la presencia de nuestro pa¨ªs en la organizaci¨®n defensiva occidental. ?C¨®mo podr¨ªa hablarse de una concertaci¨®n defensiva si no la hay en todo lo dem¨¢s? Ser¨ªa absurdo pensar que Espa?a puede incorporarse a la defensa organizada con una Europa que no le es solidaria en temas que le son vitales.
De todas maneras, y hecha esta puntualizaci¨®n, yo quiero dejar bien clara la posici¨®n del Gobierno ante la opci¨®n atl¨¢ntica. El Gobierno es totalmente favorable a la pronta incorporaci¨®n de Espa?a a la Alianza Atl¨¢ntica. Para ello debemos tener dos garant¨ªas y un tr¨¢mite: la garant¨ªa de que proseguir¨¢ el proceso de integraci¨®n de Espa?a a la CEE y que est¨¦ en marcha la negociaci¨®n hispano-brit¨¢nica y en v¨ªas de soluci¨®n el traspaso de la soberan¨ªa de Gibraltar a Espa?a. El tr¨¢mite, aparte de la natural invitaci¨®n de adhesi¨®n que debe venir de la Alianza, consiste en el an¨¢lisis y negociaci¨®n que debe realizar Espa?a con la organizaci¨®n aliada para seleccionar las ¨¢reas de responsabilidad militar en las que Espa?a desear¨ªa participar. Este es un aspecto sobre el que tiene que decidir a¨²n el Gobierno. Tenemos que ver cu¨¢l es el modelo y el grado de integraci¨®n militar que le conviene a Espa?a dentro de la Alianza, donde existen varios modelos de participaci¨®n Est¨¢ por debatir, por ejemplo, si Espa?a est¨¢ decidida a participar o no en los trabajos del Comit¨¦ de Planes de Defensa de la OTAN.
P. Pero ?cu¨¢ndo y c¨®mo piensa el Gobierno poner en marcha esta iniciativa? ?Antes de las pr¨®ximas elecciones generales, el a?o pr¨®ximo, coincidiendo con las negociaciones de los acuerdos con Estados Unidos? ?Con qu¨¦ apoyo popular?
R. Creo que esta iniciativa no se culmin¨® antes porque Espa?a estaba sumida en un complejo y dif¨ªcil proceso de democratizaci¨®n interna, al que no era conveniente a?adirle este problema importante de la pol¨ªtica exterior. Ahora nos encontramos en una situaci¨®n distinta. La Constituci¨®n ya ha sido aprobada y estamos concluyendo su desarrollo; por ello pienso que podemos adherirnos a la Alianza Atl¨¢ntica en un plazo corto. Desde luego antes de las elecciones de 1983. Creo que 1981 podr¨ªa ser una buena fecha para plantear el tema, porque en este a?o han de concluirse las negociaciones hispano-norteamericanas sobre el tratado bilateral y, muy especialmente, sobre sus apartados defensivos. Ambos temas, OTAN y tratado, deben complementarse y no superponerse. Por ello, pienso que los acuerdos con Estados Unidos pueden tener unas p¨¢ginas m¨®viles sustituibles por el nivel de responsabilidades atl¨¢nticas que Espa?a decida asumir. Nuestros expertos y el Gobierno estudiar¨¢n cuidadosamente ambos temas, cuya negociaci¨®n puede iniciarse de una manera paralela. Concretamente, la negociaci¨®n con Estados Unidos comenzar¨¢ el pr¨®ximo oto?o y ser¨¢ dirigida por nuestro embajador en Washington, a quien asistir¨¢ todo un equipo de expertos en la materia.
En relaci¨®n con el apoyo popular, yo quiero decir que es posible que exista una cierta incomprensi¨®n en la opini¨®n p¨²blica y que buena parte de la culpa de que esto sea as¨ª la tenemos nosotros. Esto ha dado pie a los resultados, no siempre positivos, de ciertas encuestas y a opiniones que no considero acertadas, como las que abundan en la idea de que la entrada en la Alianza ser¨¢ muy cara para Espa?a o que con ello se rompe el equilibrio de los bloques, que, por otra parte, existen desde antes de 1955. En mi opini¨®n, estas dos premisas son falsas. Lo caro es una defensa nacional aislada, que adem¨¢s ser¨ªa incompleta.
En cuanto a las mayor¨ªas exigibles para dar este paso, el Gobierno considera que no es necesario un refer¨¦ndum. La Constituci¨®n lo permite, pero no lo exige. Bastar¨¢ la mayor¨ªa del Parlamento.
P. Esta posici¨®n, ?no contar¨¢ con una dura resistencia de la oposici¨®n?
R. Los socialistas han evolucionado mucho en este tema de la defensa. De un neutralismo inicial y aun de un tercermundismo y no alineamiento pasaron a hablar de defensa europea y, a la vez, aceptaron una defensa ligada a los acuerdos cop Estados Unidos. Desde un ¨¢ngulo de coherencia pol¨ªtica, me parece m¨¢s clara la postura neutralista, aunque no la comparto. Creo que la defensa europea es hoy una utop¨ªa irrealizable que ya fracas¨® en 1954. Por otra parte, resulta incomprensible que se opongan a la OTAN y digan s¨ª a unos acuerdos con Estados Unidos que responden, aislados y tal y como est¨¢n, al pasado.
P. ?No podr¨ªa afectar esta posici¨®n a la Conferencia de Seguridad de Madrid, ya amenazada en sus fechas por la tensi¨®n Este-Oeste, y a las relaciones con Estados Unidos y la URSS, ¨¦stas, al parecer, congeladas ¨²ltimamente?
R. Bueno, es posible que algunos pa¨ªses pensaran influir en temas propios de Espa?a con motivo de la convocatoria de la Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n en Madrid. Ello no es aceptable. No creo que esta convocatoria se vea afectada ni por este tema ni por la crisis internacional. M¨¢s bien al contrario, pienso que es bueno que se mantengan las fechas previst¨¢s inicialmente, que se aprobaron por consenso de todos, que s¨®lo se pueden modificar por el mismo sistema y que constituyen una ocasi¨®n quiz¨¢ ¨²nica para facilitar la distensi¨®n.
Nosotros esperamos que la Uni¨®n Sovi¨¦tica acuda a esta cita despu¨¦s de haber hecho un esfuerzo en favor de la soluci¨®n de la crisis de Afganist¨¢n. Esta crisis est¨¢ en la base de un cierto enfriamiento de las relaciones Madrid-Mosc¨², que han tenido un amplio desarrollo en los ¨²ltimos meses anteriores al tema Afganist¨¢n, con intercambio de visitas importantes que, en las circunstancias actuales, no creo posible que se repitan a otros niveles.
El acercamiento a la Alianza no provocar¨¢ ning¨²n problema con Estados Unidos. Completar¨¢ una relaci¨®n ya existente. Este tema y la renovaci¨®n de los acuerdos ser¨¢n tratados, entre otros asuntos importantes, con motivo de la visita del presidente Carter a Madrid,
Marcelino Oreja: "Podemos adherirnos a la OTAN en corto plazo"
que se inscribe en las consultas normales que animan nuestras relaciones. Respecto a los acuerdos hay que se?alar que esta vez tendr¨¢n la perspectiva atl¨¢ntica y la novedad de que, en lugar de los grants o compensaciones econ¨®micas, Espa?a solicitar¨¢, en compensaci¨®n a las facilidades que ofrece a Estados Unidos, una concreta cooperaci¨®n tecnol¨®gica y econ¨®mica.Tambi¨¦n en esta visita se abordar¨¢n temas de la actualidad internacional, como las crisis d de Ir¨¢n y Oriente Pr¨®ximo, que interesan a Espa?a.P. Oriente Pr¨®ximo e Ir¨¢n son dos temas de actualidad m¨¢xima, ?Cu¨¢l es la posici¨®n de Espa?a en ambos?
R. En la cuesti¨®n iran¨ª, Espa?a mantiene una actitud clara y firme. Hemos pedido la liberaci¨®n de lo rehenes americanos y nos sumamos, en Lisboa, a las gestiones pol¨ªticas que en este sentido realizaron los pa¨ªses de la CEE. El tema qued¨® ah¨ª porque la actitud brit¨¢nica impidi¨® a los nueve la adopci¨®n solidaria de medida econ¨®micas. Tambi¨¦n surgi¨® entonces la acci¨®n militar americana. Nosotros estamos a favor de la inmediata liberaci¨®n de los rehenes y en contra de cualquier soluci¨®n militar a esta crisis, que creemos que debe resolverse por medios pac¨ªficos, a pesar de las dificultades que ello conlleva.
En el tema de Oriente Pr¨®ximo, Espa?a ha tomado iniciativas en favor de la OLP y de la reforma de la resoluci¨®n 242 de la ONU. Esta ¨²ltima iniciativa, que tiende a que la OLP sea reconocida como ¨²nica representante del pueblo palestino y a que se incluya en aqu¨¦lla el derecho a la autodeterminaci¨®n de este pueblo en su territorio, ha sido acogida con inter¨¦s en muchos pa¨ªses. Y es la posici¨®n que pr¨¢cticamente han recogido en Venecia los pa¨ªses de la Comunidad. Nosotros creemos que es esencial completar la resoluci¨®n 242 para conseguir una soluci¨®n global al problema de Oriente Pr¨®ximo, que permanece bloqueado, muy a pesar de los acuerdos de Camp David, que han demostrado, en el tiempo, sus pocas posibilidades de ¨¦xito.
De todas maneras, considero que, tanto en el tema de Ir¨¢n como en el de Oriente Pr¨®ximo, Espa?a, que tiene la obligaci¨®n de tener posici¨®n ante estas cuestiones internacionales, no ha intentado nunca asumir un protagonismo especial ni el papel de mediador. En Ir¨¢n hicimos gestiones muy activa mientras nuestro embajador era el decano del cuerpo diplom¨¢tico. En la crisis ¨¢rabe-israel¨ª no nos hemos limitado a exponer a nuestros amigos y aliados nuestro punto de vista. Ante Estados Unidos dijimos, claramente, que discrep¨¢bamos de su pol¨ªtica en el ¨¢rea, que era equ¨ªvoca y vacilante. Hemos insistido adem¨¢s en las l¨ªneas maestras de una soluci¨®n global, en cuya conclusiones deben estar presentes, desde luego, Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
P. ?Podr¨ªa Espa?a reconocer a Israel si se reforma en el sentido apuntado la resoluci¨®n 242 de la ONU?
R. Ciertamente, porque ello supondr¨ªa un principio de soluci¨®n global al conflicto aceptado por e propio Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que es quien tendr¨ªa que sancionar el tema sin el veto de rusos o americanos. Mientras tanto, hay que recordar que Espa?a no se opone a la existencia de Israel ni a su derecho de contar con fronteras seguras. Adem¨¢s, como es sabido, UCD as¨ª lo ha declarado en su compromiso electoral de 1979.
P. Ministro, hablando de rusos y americanos , ?no le parece extra?o que s¨®lo se capturen en Espa?a agentes del KGB y no de la CIA? ?C¨®mo se interpreta el silencio oficial ante la informaci¨®n publicada de que las calumnias lanzadas contra el director de EL PAIS proced¨ªan de la CIA?
R. Bueno, este caso que menciona me parece absolutamente inadmisible. El Gobierno no tiene ninguna prueba de que haya ocurrido as¨ª, porque, de lo contrario, habr¨ªa actuado en¨¦rgicamente ante la confirmaci¨®n de una injerencia en un asunto interno espa?ol. En cuanto a los temas del KGB que ha habido, puedo decir que han sido casos suficientemente probados.
P. Una de las condiciones para el ingreso en la OTAN es, seg¨²n ha dicho, la puesta en marcha de la negociaci¨®n sobre Gibraltar. Desde la declaraci¨®n de Lisboa ?no parece congelado o atrasado este proceso?
R. El tema de Gibraltar es el que m¨¢s pasiones levanta en la opini¨®n p¨²blica espa?ola cuando se habla de pol¨ªtica exterior, y ha sido, siempre, el ¨²nico escollo en las buenas relaciones hist¨®ricas de Espa?a y Gran Breta?a. Yo quiero que esta cuesti¨®n se desdramatice y que no surjan prisas, despu¨¦s de 270 a?os de espera.
En Lisboa, gracias al pragmatismo de lord Carrington, demostrado ya en Rhodesia, se consigui¨® desbloquear la cuesti¨®n mediante una declaraci¨®n en la que Gran Breta?a se compromet¨ªa, por primera vez, a negociar todos los aspectos del tema gibraltare?o, sin excluir ninguno, y Espa?a a suspender la aplicaci¨®n del art¨ªculo 10 del Tratado de Utrecht, es decir, las medidas sobre comunicaciones aplicadas al Pe?¨®n. Tambi¨¦n el Reino Unido aceptaba retirar sus restricciones. Se acord¨® ultimar los preparativos antes del 1de junio, y ello no ha podido ser, hasta el momento, porque Espa?a quiere una simultaneidad en la aplicaci¨®n de estos compromisos. Hasta ahora, lo que hemos hecho es celebrar conversaciones t¨¦cnicas sobre la modalidad de apertura de las comunicaciones, instalaci¨®n de aduanas, eliminaci¨®n f¨ªsica de la verja inglesa, etc¨¦tera. Debatimos unos temas que no por ser menores excluyen dificultades t¨¦cnicas, pol¨ªticas y jur¨ªdicas. El proceso est¨¢ en marcha y sigue adelante.
Nosotros esperamos pronto la apertura de las comunicaciones y de la negociaci¨®n, en la que entrar¨¢ el tema de la soberan¨ªa, de la autonom¨ªa gibraltare?a en el marco de la Constituci¨®n, y el desarrollo econ¨®mico y cultural de la zona -donde podr¨ªa crearse una universidad biling¨¹e-, y de la base militar, que encontrar¨¢ su acomodo bilateral en el marco de la OTAN. Est¨¢ previsto que lord Carrington y yo volvamos a reunirnos en las pr¨®ximas semanas.
P. Marruecos ha pretendido muchas veces ligar el proceso de descolonizaci¨®n de Ceuta y M elilla al de Gibraltar. ?Qu¨¦ posibilidades hay de que esto ocurra? ?Y Canar¨ªas, ante la OUA?
R. Nuestra posici¨®n sobre Ceuta y Melilla es muy firme. La calificaci¨®n internacional de Gibraltar y de Ceuta y Melilla son bien distintas, por razones de origen, t¨ªtulo y estatuto internacional. Gibraltar es para Inglaterra un territorio no aut¨®nomo desde 1963. Ceuta y Melilla son parte integrante de Espa?a. Por ello son situaciones muy diferentes y no comparables.
El tema de Canarias puede volver a salir en la OUA en cualquier momento, como pudo haber salido en otras ocasiones, y, de hecho, sali¨®, porque basta que un pa¨ªs argumente que las islas, por estar pr¨®ximas al continente africano, deben ser objeto de un proceso de descolonizaci¨®n para que ello permita el debate. Esto, con toda la irresponsabilidad que significa, puede suceder, y ante ello debemos estar preparados. El tema surgi¨® en 1968 por primera vez, en Argel, y desde entonces se convirti¨® en una especie de serpiente de verano. Nosotros hemos reaccionado siempre ante estas iniciativas y hemos desplegado una amplia pol¨ªtica informativa en el continente africano en relaci¨®n con este tema, que, en opini¨®n del Gobierno, no debe interferir nuestra pol¨ªtica de amistad y cooperaci¨®n con Africa. Hasta ahora, las gestiones diplom¨¢ticas han tenido ¨¦xito.
P. Las relaciones de Espa?a con el norte de Africano acaban de encontrar su punto de equilibrio. La pesca es ahora el bot¨®n de presi¨®n del Frente Polisario. ?Podr¨ªa Espa?a retirarse de las aguas de pesca saharianas y de f¨®sfatos de Bu-Craa, haciendo buena y real la retirada hispana del Sahara, firmada en !los acuerdos de Madrid de 1975?
R. Este es un tema dif¨ªcil para Espa?a, porque no tiene muchas alternativas. La mejor salida est¨¢ en que las Naciones Unidas tomen responsabilidades en ¨¦l. Esta hubiera sido la soluci¨®n ideal durante la crisis de noviembre de 1975, pero fue rechazada entonces por Espa?a. De todas maneras, en los ¨²ltimos a?os Espa?a ha buscado una pol¨ªtica de neutralidad y equilibrio en la zona, aunque tampoco pensamos inhibirnos en un tema que nos afecta. Nosotros deseamos que Marruecos y Argelia se entiendan e intentamos mantener el di¨¢logo con todas las partes afectadas, incluido el Frente Polisario. Lo que no haremos nunca es aceptar presiones como las que hemos sufrido con el apresamiento de nuestros pescadores. Ello s¨®lo puede conducir a la ruptura de ese di¨¢logo.
P. Cambiando de continente, tres cuestiones breves. Espa?a asisti¨® a la cumbre de La Habana de los ?no alineados?. ?Volver¨¢ a hacerlo? ?Tenemos fecha para visita de Fidel Castro a Espa?a? ?Asistir¨¢ Su¨¢rez a la cumbre americana de Quito?
R. Espa?a asisti¨® a la cumbre de los no alineados por celebrarse ¨¦sta en un pa¨ªs latinoamericano. Tendr¨ªa que haber razones muy poderosas para que se justificase la presencia espa?ola en un pa¨ªs de otro ¨¢rea. En todo caso, ser¨ªa decidido en ese momento.
En cuanto a Fidel Castro, lo ¨²nico que puedo decir es que no tenemos fechas para el viaje. S¨ª puedo anunciar, por el contrario, que el presidente Su¨¢rez viajar¨¢ a Quito este verano para asistir a la cumbre del Pacto Andino.
P. Finalmente, ?cu¨¢les son las perspectivas de la pol¨ªtica exterior de cara a 1983, fechas de nuevas elecciones?
R. Pensamos seguir manteniendo una pol¨ªtica coherente, realista, din¨¢mica e independiente. Una pol¨ªtica europea, democr¨¢tica y occidental, de defensa de los derechos humanos y en favor de la distensi¨®n y de la paz. Una pol¨ªtica basada en el trabajo continuado de nuestros expertos diplom¨¢ticos, que garantizan la adecuaci¨®n y la viabilidad t¨¦cnica de las decisiones que vayamos adoptando.
Nuestros objetivos hay que plantearlos y alcanzarlos en el horizonte de 1983. No es posible revisar,juzgaro condenar una pol¨ªtica a cuatro a?os todos los meses.
Tenemos que llevar a cabo aquellas acciones que nos permitan estar sin hipotecas y cerca de nuestros pa¨ªses amigos, con reacciones ante los temas que nos afectan directamente y ante cues tiones de ¨ªndole internacional. Mantendremos nuestra dimensi¨®n europea y occidental en todos sus ¨¢mbitos, incluso en el defensivo, con nuestra adhesi¨®n a la Alianza Atl¨¢ntica, as! como nuestro proceso de integraci¨®n en la CEE.
Tambi¨¦n esperamos desarrollar las dimensiones americana y ¨¢rabe de nuestra presencia en el mundo, colaborando en lit b¨²squeda de soluciones a los conflictos planteados. Por ¨²ltimo, pensamos llevar con asiduidad esta pol¨ªtica de Estado al Parlamento, y esperamos para ello que la Comisi¨®n de Exteriores del Congreso mejore sensiblemente su funcionamiento, que hoy aparece como insuficiente.
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