?Soy un "intelectual bonito"?
Amando de Miguel acaba de publicar un libro, interesante como todos los suyos, al que ir¨®nicamente le pone el t¨ªtulo de Los intelectuales bonitos. Hablando de la aportaci¨®n de los cat¨®licos a esta especie catalogada del zoo espa?ol, me incluye tambi¨¦n a m¨ª, junto a otros tres amigos. He de reconocer mi vieja y sincera amistad con Amando de Miguel y la simpat¨ªa con que he le¨ªdo su libro y he tomado nota de sus brillantes y atractivas intuiciones. A¨²n m¨¢s, en el p¨¢rrafo que me dedica, pretende hacer un elogio, ya que termina as¨ª: ? Bienvenidos sean sus consejos en la reserva moral de Occidente, luz de Trento y martillo de herejes?.Sin embargo, creo que debo hacer una observaci¨®n que indudablemente enriquecer¨¢ las m¨²ltiples matizaciones que hace Amando de Miguel a lo largo de su libro. Lo que el autor nos atribuye (elogiosamente, repito) es ? predicar que los cat¨®licos no deben ejercer p¨²blicamente como tales, que la religi¨®n (se entiende, en Espa?a, la cat¨®lica) es una simple cuesti¨®n personal?. A decir verdad, yo no me encuentro perfectamente encasillado en esta descripci¨®n. Efectivamente, desde mi libro El cristianismo no es un humanismo -s¨ªntesis de mis modestas aportaciones al Concilio Vaticano II -hasta mis ¨²ltimas l¨ªneas escritas o intervenciones habladas., he defendido que el cristianismo nunca deber¨ªa ser una alternativa t¨¦cnica del poder. Para ello me he apoyado en el Nuevo Testamento: en la opci¨®n dial¨¦ctica de Jes¨²s, en las tesis repetida de San Pablo y en el resto de los textos de los diversos autores que componen el libro sagrado de los cristianos.
Pero esto no quiere decir que para m¨ª ?la religi¨®n sea una simple cuesti¨®n personal?. Ni mucho menos. Ser¨ªa, a m¨¢s de una tergiversaci¨®n de los mismos textos neotestamentarios, una ingenuidad infantil. El cristiano -o, si se prefiere, el cat¨®lico- lo ser¨¢ siempre en todas sus actuaciones p¨²blicas. Dentro de un mismo partido, por ejemplo, habr¨¢ una importante diferencia de matices entre el cat¨®lico y el que no lo es. Si el colectivo pol¨ªtico en cuesti¨®n sabe digerir estas diferencias, se tratar¨¢ de un verdadero pluralismo. A¨²n m¨¢s, nunca deber¨ªa haber discriminaci¨®n entre uno y otro. Por eso, yo le temo mucho al ?guioncito? que une la dimensi¨®n religiosa con la pol¨ªtica: ?cristiano-marxista?,?cristiano-dem¨®crata? (o ?dem¨®cratacristiano?: el orden de factores no altera el producto).
A pesar de todo, le doy toda la raz¨®n a Amando de Miguel cuando no se f¨ªa de la pureza religiosa del catolicismo -espa?ol posfranquista. Yo, desde mi punto de vista- de creyente cat¨®lico y de sacerdote te¨®logo (cosas que nunca me han pesado, y ahora mucho menos), reconozco que hay que seguir en la brecha, porque, como he dicho en otra ocasi¨®n, cuando a los dioses se les echa solemnemente de una sociedad sacralizada, ordinariamente suelen volver a la nueva sociedad secularizada, pero esta vez por la puerta falsa y vestidos de paisano.
Y as¨ª, por ejemplo, en las discusiones y tensiones que se suceden entre el colectivo eclesial y el colectivo gubernamental o parlamentario, el primero no siempre defiende sus posiciones desde una plataforma religiosa o prof¨¦tica, sino desde una amagada pretensi¨®n de alternativa pol¨ªtica, con la que no ha dejado de so?ar. Igualmente, el colectivo pol¨ªtico no desprecia la posibilidad de una nueva constatinizaci¨®n del colectivo eclesial, aunque haya que hacerlo con formas nuevas y disimuladas.
Con todo ello quiero decir que lo religioso y lo pol¨ªtico no podr¨¢n jam¨¢s ignorarse: est¨¢n llamados a verse las caras (le una u otra forma. Pero comparto el moderado optimismo de Amando de Miguel cuando prev¨¦ que por fin amanece en nuestro horizonte un destello de tolerancia, en virtud de la cual un ministro ?cat¨®lico? de Justicia pueda firmar una ley sobre el divorcio.
En todo caso, quisiera eximirme del doble apelativo: del de ?intelectual?, en lo que ¨¦ste tuviera de impositivo y de dictador (yo me quedar¨ªa con S¨®crates dialogando y con Di¨®genes buscando con la l¨¢mpara). y del de ?bonito? ya que la madre naturaleza no ha sido pr¨®diga conmigo en este aspecto de la presentaci¨®n f¨ªsica.
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