Bob Marley: "Si el gobierno civil me deja, actuar¨¦ en Madrid"
?Si el Gobierno Civil de Madrid me deja, actuar¨¦ en Madrid?. Esta fue casi la primera frase que pronunci¨® Bob Marley cuando le comunicaron la prohibici¨®n gubernativa del concierto que ten¨ªa que haber dado el pasado domingo en el estadio del Moscard¨®. Gay and Co., los organizadores, intentan volver de nuevo a la carga con Marley y, a expensas del permiso gubernativo, piensan montar el suspendido concierto dentro de unas semanas, posiblemente justo despu¨¦s del de Roxy Music (que tendr¨¢ lugar, si el tiempo es bueno y la autoridad lo permite, el d¨ªa 15 de julio). Por otra parte, el importe de las entradas se sigue devolviendo en las taquillas del estadio del Moscard¨®, y hasta que se haya presentado la ¨²ltima.
Sobre la historia de la prohibici¨®n hay que hacer constar, en primer lugar, las reacciones que los sucesos de Lou Reed provocaron en la generalidad de los medios de comunicaci¨®n, que, amarrados a un determinado concepto del buen sentido, crearon un ambiente apocal¨ªptico que, en algunos casos, tan parad¨®jicos como Mundo Obrero, denunciaban la inconveniencia de organizar conciertos en barrios obreros como Usera, Carabanchel o Villaverde, dado que estos lugares son muy peligrosos.Durante la semana se hab¨ªan sucedido las noticias alarmistas, hasta que el pasado viernes, a las 12.30 horas de la tarde, el gobierno civil notific¨® la prohibici¨®n bas¨¢ndose en ?el desorden y las quejas vecinales que tuvieron lugar con motivo del concierto de Lou Reed? y ante la presunci¨®n de ?posibles alteraciones del orden p¨²blico?. No se entiende muy bien esto de las ?posibles alteraciones?, ya que posible todo lo es en esta vida, y m¨¢s en cualquier espect¨¢culo de masas. El gobierno civil tal vez quer¨ªa decir probables, pero no lo dice.
El hecho, seg¨²n los organizadores, es que el gobernador en funciones accedi¨® a dar una respuesta definitiva el s¨¢bado, supeditando su decisi¨®n a lo que ocurriera en el concurso de rock de la provincia de Madrid que tuvo lugar el viernes en la plaza de toros de Las Ventas. All¨ª no pas¨® gran cosa, pero al d¨ªa siguiente, y a eso de las dos y media, el gobernador en funciones confirm¨® su negativa, permitiendo, no obstante, que esa misma noche se celebrara un concierto de Triana en la misma plaza de toros. Con todas estas tardanzas y dudas, mucha gente que ven¨ªa desde fuera de la capital para ver uno de los grandes conciertos de la temporada se encontr¨® en Madrid compuesta y sin concierto, algo bastante duro en casos de personas que se traladaban desde Asturias o Portugal.
La prohibici¨®n es tanto m¨¢s sorprendente por cuanto a lo largo de la semana la organizaci¨®n hab¨ªa llegado a un entendimiento con la comisar¨ªa del distrito, a fin de coordinar de una vez las acciones de la polic¨ªa y el servicio de orden para evitar las ?posibles alteraciones del orden p¨²blico?.
Con independencia de la prohibici¨®n, el gobierno civil ha iniciado un expediente a Gay and Co., del que, en su caso, puede deducirse una sanci¨®n. El expediente presenta doce puntos que denuncian otras tantas presuntas irregularidades que se produjeron en el concierto de Lou Reed. Estos puntos en ning¨²n rnomento se refieren a la espantada de Lou y subsiguientes destrozos y adem¨¢s est¨¢n llenas de inexactitudes f¨¢cilmente comprobables por cualquiera que hubiera estado en el estadio. Dice el gobierno civil que s¨®lo hab¨ªa una taquilla, cuando lo cierto es que hab¨ªa cuatro; que no hab¨ªa luces en el exterior del recinto, cuando lo cierto es que s¨ª hab¨ªa, aunque luego perecieron a pedradas. Dice tambi¨¦n que las entradas no estaban numeradas, cuando lo estaban todas. Que no se avis¨® a la polic¨ªa, cuando lo cierto es que s¨ª se hizo y con gran insistencia, a pesar de lo cual no apareci¨® fuerza p¨²blica en n¨²mero suficiente, sino media hora m¨¢s tarde de la hora del concierto.
Tambi¨¦n dice el gobierno civil que el espect¨¢culo comenz¨® con una hora de retraso, sin tener en cuenta una causa de fuerza mayor, como es que Lou Reed estuviera retenido por la manifestaci¨®n de transportistas de Legazpi cerca de una hora.
En general, las razones que ofrece la autoridad para iniciar este expediente, y que sin duda han influido en la prohibici¨®n, no parecen muy s¨®lidas. Es posible e incluso probable que la organizaci¨®n fuera responsable de no saber calmar los ¨¢nimos dentro del estadio, manteniendo una actitud cerrada a toda explicaci¨®n adulta de los hechos que estaban teniendo lugar. Pero tambi¨¦n es cierto que el orden fuera del recinto y tal cual ocurre en los toros, en el f¨²tbol o en una carrera de motos, corresponde a la polic¨ªa. Despu¨¦s de siete a?os de conciertos, tanto la autoridad como la organizaci¨®n debieran tener claro c¨®mo evitar incidentes, pero tal parece que esto no ocurre, en vista de lo cual lo m¨¢s c¨®modo y tradicional es prohibir.
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