Las Tablas de Daimiel, una esperanza

Es muy significativo que en este comienzo de la d¨¦cada de los ochenta, los Reyes de Espa?a hayan querido realzar con su presencia dos actos de capital importancia para la conservaci¨®n de la naturaleza en nuestro pa¨ªs: el primero fue el lanzamiento de la estrategia mundial de conservaci¨®n, simult¨¢neamente con otros muchos pa¨ªses, y el segundo, la inauguraci¨®n oficial, hoy, del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.Es indudable que la conservaci¨®n de la naturaleza no se entiende, o no se quiere entender. La enorme problem¨¢tica de nuestro pa¨ªs, a todos los niveles, oscurece totalmente los problemas de la conservaci¨®n del medio natural. Por eso, frente a un documento profundo, denso, elaborado en equipo por cient¨ªficos de diversos pa¨ªses, es decir, una aut¨¦ntica ?estrategia? a escala del planeta, presentada el pasado 5 de marzo, la CIMA ha elaborado, dos meses despu¨¦s, un documento pobre, general, superficial y lleno de lugares comunes, denominado Estrategia espa?ola para la conservaci¨®n de los recursos naturales.

Pero no pod¨ªa ser de otra manera. No es el Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo, a trav¨¦s de la Direcci¨®n General del Medio Ambiente, o de la CIMA, el organismo m¨¢s apropiado para elaborar un documento como ¨¦ste. A los problemas de la naturaleza y de los recursos naturales hay que darles un enfoque totalmente diferente que a los problemas de contaminaci¨®n y de medio ambiente. Estos se arreglan fundamentalmente con millones de pesetas; los primeros no pueden solucionarse s¨®lo con el dinero. En pocos meses cualquier curso de agua convertido en lodazal puede transformarse en aguas cristalinas, o se puede limpiar la atm¨®sfera m¨¢s contaminada de una ciudad, pero ni en varios lustros podremos devolver la feracidad a los suelos desertificados e reponer, en su estado cl¨ªmax una masa forestal de hayas o de robles.

La estrategia espa?ola ha sido un documento de compromiso, en el que., latente en su lectura, se puede adivinar la lucha interna entre dos ministerios, Agricultura y Obras P¨²blicas, que quieren dominar una parcela mal definida, denominada naturaleza y que tristemente se va deteriorando, sin que exista un ¨²nico gestor, un solo organismo estatal que sea capaz de abordarla globalmente y obtener de ella, sin deteriorarla, recursos de toda ¨ªndole, no s¨®lo para los espa?oles, sino para toda la humanidad.

No quiero en estas l¨ªneas analizar a Fondo la estrategia espa?ola, pero s¨ª quisiera hacer notar que en la estrategia mundial, uno de sus pilares filos¨®ficos b¨¢sicos es que la utilizaci¨®n de los recursos naturales se encuentra en los cimientos de cualquier desarrollo sostenido de las naciones. Pues bien, para alcanzarlo es necesario crear un sistema de unidades de conservaci¨®n, que va desde la reserva. integral hasta el ¨¢rea de uso m¨²ltiple, entre las que ocupa un lugar muy importante el parque nacional. Y es este sistema de unidades de conservaci¨®n el que permitir¨¢ alcanzar los tres objetivos prioritarios de la estrategia mundial:

- El mantenimiento sosten?do de los procesos ecol¨®gicos esenciales y los sistemas b¨¢sicos de la vida.

- La preservaci¨®n de la diversidad gen¨¦tica.

- La utilizaci¨®n sostenida de especies y ecosistemas.

Frente a la desilusi¨®n de un documento as¨ª, constituye una gran satisfacci¨®n, un hecho pr¨¢ctico y concreto, el primero importante desde el lanzamiento de la estrategia, la puesta en marcha del Parque Nacional de las Tablas de Dalmiel. Despu¨¦s de su reclasificaci¨®n por el Congreso y el Senado, una vez ?democratizado?, el m¨¢s peque?o de nuestros parques nacionales va a ser abierto al p¨²blico. Desde el 28 de junio de 1973 ya se hab¨ªa protegido este ecosistema excepcional, formado por la mezcla de aguas dulces y salobres, considerado internacionalmente como una de las zonas h¨²medas m¨¢s importantes de Europa occidental por el proyecto MAR. Pero para cumplir con su segunda gran finalidad como parque nacional era preciso que se abriera a una serie de visitas dirigidas. Y eso es lo que hoy, de manera oficial, va a hacerse en este para¨ªso de las aves acu¨¢ticas, formado por un conjunto de islas, tablas, islotes y recodos, que hacen de este privilegiado lugar un aut¨¦ntico laberinto horizontal.

Este hecho concreto de poner en funcionamiento un parque nacional, una unidad die conservaci¨®n, constituye una respuesta pr¨¢ctica, eficaz y positiva a la estrategia mundial. Constituye una importante aportaci¨®n del Icona, y m¨¢s en particular de los responsables del parque, que, con su dedicaci¨®n, han hecho posible esta realidad. Ojal¨¢ que sea s¨®lo el principio y que en la primera mitad de esta d¨¦cada tengamos ?funcionando? al rrienos nuestros parques nacionales y nuestros parques naturales, dentro de un conjunto m¨¢s amplio de ¨¢reas protegidas.

Pero para lograrlo es necesario, una vez m¨¢s, insistir en que un solo organismo del Estado gerencie la naturaleza y los recursos naturales. Es necesario que se le potencie con hombres y con medios materiales. Es necesario que se de prioridad a esta creaci¨®n del sistema de unidades de conservaci¨®n. Es necesario que Se analice m¨¢s y se tome m¨¢s en serio el documento de la estrategia mundial de conservaci¨®n y se aplique en Espa?a, de acuerdo con los pa¨ªses que nos rodean.

La inauguraci¨®n de las Tablas de Daimiel, realzada con la presencia de los Reyes, constituye un rayo de esperanza para un futuro mejor de nuestra naturaleza y del aprovechamiento de nuestros recursos naturales como base y fundamento de un desarrollo sostenido en Espa?a.