Triunfo
Ustedes tendr¨¢n un contencioso con la Francia y el se?or Barre, pero yo es que me llevo divino, o sea con ellos. Jean Fran?ois Fogel dice de m¨ª en Lib¨¦ration, de Par¨ªs: ?C'est le monstre de P¨¦criture espagnole?. ?A lui tout seul, une institution talentueuse et scandaleuse qui n'a aucun ¨¦quivalent dans la presse mondiale?. Lo cual que todo esto s¨®lo puedo aceptarlo haci¨¦ndolo extensivo a la generaci¨®n de escritores de peri¨®dico que Haro/Pozuelo/Tecglen acu?a esta semana en Triunfo: Vicent, Cueto, Rosa Montero, Savater, V¨¢zquez Montalb¨¢n, los puntos suspensivos y yo. Esi.,e bello, art¨ªculo de Haro es corrio un balance melanc¨®lico fin de temporada, ya que la revista. cierra en verano y a partir de octubre ser¨¢ mensual, lo que quiere decir, ay, que ser¨¢ menos. Ya otra vez hice otro art¨ªculo sobre Triunfo, la revista de la resistencia 60/70, con motivo de un cierre de seis meses o cosa as¨ª que les marcaron a estos rojos tan raros y tan dulces, pastoreados por el conde del Valle de Suchill. Lo ha dicho muchas veces Manuel Vicent:-Llevar Triunfo bajo el brazo era ya un signo externo de rebeld¨ªa.
Unos compraban Triunfo para leerlo y otros para llevarlo. Cuando un peri¨®dicoo una revista se convierte en una gr¨ªmpola, es que tiene una difundida multitud detr¨¢s. Muchos se?alaban con Triunfo en la mano, mejor que con el dedo, el Palacio de Invierno que hab¨ªa que tomar en verano, que es cuando efectivamente se tom¨® -elecciones 77-, siquiera el c¨¦sped de los alrededores, y,cuando Triunfo, precisamente, empezaba a triunfar menos. Triunfo era para leerlo a la luz baja de la clandestinidad mani iesta, y el sol violento y nacional de las grandes elecciones ven¨ªa a desvaer un poco sus p¨¢ginas. Ezcurra, con lo que tiene de general Della Rovere. Haro-Tecglen, con el pelo gris como plata pobre, empa?ando siempre, con infinitasabidur¨ªa, el brillo de doble filo de la idea y la prosa.
V¨ªctor M¨¢rquez, que incluso f¨ªsicamente es un Fern¨¢ndez-Fl¨®rez de izquierdas que se peina para abajo para llevarle la contraria al de derechas. C¨¦sar Alonso de los R¨ªos, unas veces convaleciente de c¨¢rcel y otras de libertad, como ahora, cuando se ha ido a gobernar sin gobierno una ¨ªnsula extra?a, como las de San Juan, en mitad de La Calle. Entr¨¢bamos en la redacci¨®n de Triunfo, sub¨ªamos sus escaleras de palomar de las palomas de la paz, picassiana, los peque?os hombres revolt¨¦s y camus¨ªanos de provincias, como entrando al rnismo tiempo en losTiempos Modernos, de Sartre, y en la cheka intelectual de Hortaleza. O sea, con temor y temblor. La noche en que llegu¨¦ al Caf¨¦ Gij¨®n, mi objetivo para la ma?ana siguiente era Triunfo, porque yo cre¨ªa entonces que todo era llegar y besar a Marx, o sea, coser y. conspirar. Naturalmente, he estado a?os, siglos, subiendo esas cortas escaleras de palomar, en una lentificaci¨®n surrealista de filme de Cocteau, y ahora que empezaba a estar arriba, siquiera de visita, Triunfo espacia su publicaci¨®n, o sea, su respiraci¨®n, como esos enfermos que ya ni siquiera se toman la molestia de respirar lo previsto por el m¨¦dico, o sea, el Gobierno. No es que Triunfo haya venido a morir o abandonar con Franco, como tantos hombres y cosas, sino que ha empezado hace tiempo a respirar por su herida mejor: un culturalismo progresista, un socialismo hedonista, un internacionalismo sin m¨²sica de La Internacional. Aparte empanadas t¨¦cnicas de papel/costo, yo, muy redicho, se lo he explicado a veces a Eduardo Haro, almorzando:
-Aqu¨ª lo que pasa es que se ha pasado de vuestro periodismo de ideas a un periodismo de hechos.
El nuevo periodismo ya no quiere meter El Capital, Hegel y Casablanca en un ensayo, sino mandar a Nixon a la fontaner¨ªa. Me alegra la mucha vida que Triunfo tiene por delante, pero me entristece la mucha biograf¨ªa personal que a m¨ª me deja por detr¨¢s. Media vida descifrando Triunfo, que estaba tan claro. Que era la ¨²nica claridad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Richard Nixon
- Manuel Vicent
- Fernando Savater
- Rosa Montero
- Manuel V¨¢zquez Montalban
- Raymond Barre
- Georg Wilhem Hegel
- C¨¦sar Alonso de los R¨ªos
- Jean-Paul Sartre
- V¨ªctor M¨¢rquez Reviriego
- Jean Cocteau
- Francisco Franco
- Eduardo Haro Tecglen
- Opini¨®n
- Franquismo
- Fascismo
- Ultraderecha
- Dictadura
- Prensa
- Historia contempor¨¢nea
- Ideolog¨ªas
- Medios comunicaci¨®n
- Historia
- Pol¨ªtica
- Comunicaci¨®n