Graham Greene: "La vida del esp¨ªa es tan solitaria como la del escritor"
El novelista brit¨¢nico, hu¨¦sped ilustre del Ayuntamiento de Madrid
Graham Greene es, estos d¨ªas, visitante especial de la ciudad de Madrid, a donde ha venido invitado por el alcalde. Ayer por la ma?ana, el profesor Tierno Galv¨¢n le recib¨ªa en la alcald¨ªa y le ofrec¨ªa un almuerzo, una medalla de plata y la consideraci¨®n de visitante ilustre de la capital de Espa?a. Y ya ayer mismo comenzaban la cadena de fiestas que organiz¨® la municipalidad para poner en contacto al pueblo madrile?o con este esp¨ªa cat¨®lico, ya retirado de las tareas de la informaci¨®n confidencial, pero igualmente dedicado a las de la observaci¨®n instintiva de las personas y los gestos, de las reacciones y las maneras de ser.
?La vida del servicio secreto? dijo Graham Greene, ?resulta al final tan solitaria como la del escritor que se retira de todo?. El ha contado esta vida, y la ha vivido, seg¨²n sus biograf¨ªas, al menos tres a?os en torno a la segunda guerra mundial. ?En 1941?, dice el autor de El tercer hombre, ?el servicio de inteligencia brit¨¢nico me llam¨® para colaborar con ellos. Necesitaban una persona que supiera algo de Africa, usted sabe, por la situaci¨®n dif¨ªcil de algunas colonias. El contacto fue mi hermana Elisabeth, que hab¨ªa estado antes en el servicio secreto. Por eso le he dedicado mi novela El factor humano, y por eso dec¨ªa en la dedicatoria, que ella ?no puede negar ciertas responsabilidades en ese tema. Estuve en Africa tres a?os. Luego me destinaron en Londres, y yo abandon¨¦ el servicio secreto. Entonces?, dice, ?el jefe era Kim Philby?.Kim Philby, como se sabe, es de alg¨²n modo el representante de esos grupos de esp¨ªas brit¨¢nicos surgidos de los colleges de Cambridge, en su propio caso, y de Oxford, en el de Graham Greene. Kim Philby, ahora en la URSS, sirvi¨® durante la guerra con los aliados -por Gran Breta?a- y contra el fascismo. M¨¢s tarde se har¨ªa agente doble.
?Bueno, no ¨¦ramos exactamente agentes. Eramos... officer, informadores, y el nuestro era un mundo de carpetas y papeles, m¨¢s que de acci¨®n directa. Los agentes son los que viven verdaderamente en peligro, los que se juegan la vida en los propios pa¨ªses extranjeros y conflictivos. Los officers no ¨¦ramos verdaderos esp¨ªas. Los agentes s¨ª?.
Curiosamente, hubo varios grupos de intelectuales brit¨¢nicos a los que el servicio secreto llam¨® para sus filas. ?S¨ª, ya en la primera guerra mundial el servicio secreto ech¨® mano de algunos intelectuales, y eso, por dos razones: la primera, porque se supon¨ªa que los intelectuales estaban especialmente capacitados para observar a la gente, fijarse en los rostros y en las reacciones, en las se?ales. Y luego, por su capacidad de expresarse, porque saben contar lo que ven. As¨ª, en la primera guerra mundial estuvieron en sus filas, por ejemplo, Sommerset Maugham y Campton Mackenzie?.
Esp¨ªas oficinistas
En cuanto a este mundo como tema de sus novelas, dice Graham Greene: ?He acudido a ¨¦l cuando he querido contar algo especialmente realista, un mundo de oficinas y carpetas, papeles y telegramas, donde no se ve¨ªa claramente la violencia. En El factor humano mueren Davis y el perro, pero lo importante es lo que hay detr¨¢s. Lo que hay detr¨¢s?, sigue Graham Greene, ?es el mundo de la pol¨ªtica, de las finanzas, de la vida privada?.De la vida del esp¨ªa habla Graham Greene con cierta distancia, desde esa frialdad anglosajona, 76 a?os, ojos azul¨ªsimos de mirada como frenada por cierto tedio. ?En el grupo al que yo pertenec¨ªa hab¨ªa cinco miembros. Como manej¨¢bamos secretos, procur¨¢bamos no mezclarnos mucho con otra gente, porque a la primera conversaci¨®n podr¨ªa surgir alg¨²n dato de nuestras preocupaciones. Entonces nos junt¨¢bamos entre nosotros. As¨ª, a la larga, la vida del esp¨ªa, la vida del servicio secreto era tan solitaria como la del propio escritor, que se retira de todo?.
?El mundo del servicio secreto, con todo, ha cambiado mucho desde mis tiempos. Cuando yo estaba, por ejemplo, nadie sab¨ªa quien era el jefe del servicio secreto. Ahora todo el mundo lo sabe... Tambi¨¦n est¨¢n los cambios que ha tra¨ªdo la electr¨®nica. En mi ¨¦poca a¨²n no exist¨ªa todo esto?.
Una no puede resistir la tentaci¨®n de preguntarle por Kim Philby: ?Somos buenos amigos, y lo fuimos mucho. Es un hombre afable, un buen amigo, extraordinariamente culto, un hombre de Cambridge. Fue, como usted sabr¨¢, corresponsal del Times en la zona franquista, y creo que fue condecorado por el propio Franco?. ?No?, dice, ?entonces no era un officer -agente no fue nunca doble. Cuando apareci¨® El factor humano me escribi¨® desde la URSS?.
Despu¨¦s de su militancia temporal en el servicio secreto brit¨¢nico, Graham Greene ha desempe?ado algunos cargos diplom¨¢ticos o para diplom¨¢ticos. Preguntado sobre la relaci¨®n entre los funcionarios y agregados del Foreign Office y los del servicio secreto, dijo: ?Puede que haya algunos que sigan los dos oficios. De los agregados navales y militares, todo el mundo sabe que s¨ª, pero en eso no hay nada de secreto, y en los pa¨ªses donde est¨¢n se les informa como tales, aunque supongo que se les mantendr¨¢n cosas ocultas. Quiz¨¢ haya alg¨²n otro que sea esp¨ªa bajo capa de diplom¨¢tico, pero entre los diplom¨¢ticos ingleses, como norma, se rechaza esta doble militancia. ?Claro que hay que distinguir?, dice, ?entre los poderes del Este y del Oeste?.
La caracter¨ªstica de Graham Greene ha sido viajar, y viajar sobre todo por los continentes ex¨®ticos, por Africa, Asia y Am¨¦rica Latina. Parecer¨ªa que, aunque ¨¦l jura rechazar y odiar la violencia, le tira la aventura. ?Siempre he tenido mucho inter¨¦s por Am¨¦rica Latina?, dice. ?Aunque no s¨®lo por esos pa¨ªses. Estuve en Kenya en la ¨¦poca del Mau-Mau, estuve en Liberia y en Vietnam, y he ido mucho a Am¨¦rica Latina. Fui amigo de Allende, con quien estuve en Chile, m¨¢s tarde estuve en Argentina, y despu¨¦s en Paraguay. He estado muchas veces en Panam¨¢, y soy amigo de Omar Torrijos, y en Cuba he estado tambi¨¦n muchas veces de vacaciones, en el tiempo de Batista y ahora en el de Castro. S¨ª, conozco a Fidel: he almorzado y conversado varias veces con ¨¦l?.
En Cuba se rod¨® Nuestro hombre en La Habana, ?en 1959, despu¨¦s que Fidel tomara el poder?. Entonces conoci¨® a Hemingway. ?No me gustan la mayor¨ªa de las pel¨ªculas que se han hecho con mis novelas. Prefiero hacer guiones especialmente para el cine: las ¨²nicas que no me han parecido mal del todo han sido El tercer hombre, Brighton Rock y una versi¨®n de El ¨ªdolo ca¨ªdo. Por fin, y como han sido muchos los g¨¦neros tocados por Graham Greene, y tambi¨¦n el de la prensa, dice: ?Puede que haya sus diferencias entre el reportaje y la novela. Yo no las veo, salvo, quiz¨¢, la invenci¨®n de caracteres que supone la novela. El resto es igual: el periodista, como el novelista, tratar¨¢n de contar los hechos con precisi¨®n y claridad?.
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