La pol¨ªtica de espacios naturales protegidos

Recientemente se ha puesto en tela de juicio por algunos sectores la utilidad de los espacios naturales legalmente protegidos, arguyendo que la funci¨®n tur¨ªstico-contemplativa que desarrollan es muy inferior al rendimiento que del terreno se puede extraer mediante otros aprovechamientos menos buc¨®licos. La argumentaci¨®n no merecer¨ªa otra cosa que el despecho del silencio, si no fuera porque esta creencia se encuentra fuertemente arraigada en la poblaci¨®n y por ello resulta imprescindible sacar a la luz la verdadera utilidad de los parques nacionales, parques naturales y dem¨¢s ¨¢reas protegidas. Aunque son cinco las funciones que tales espacios desempe?an -conservaci¨®n, investigaci¨®n, educaci¨®n, desarrollo y recreaci¨®n-, quiz¨¢ lo m¨¢s importante en estos momentos, y de cara a la opini¨®n p¨²blica, que los considera un freno a las posibilidades de expansi¨®n, sea la siguiente afirmaci¨®n: los espacios naturales han dejado de considerarse como un freno al progreso econ¨®mico para pasar a ser factores de desarrollo por s¨ª mismo, aut¨¦nticos polos de promoci¨®n del nivel de vida en la zona circundante. Los ingresos que genera en la comarca, las concesiones de servicios de visitas, la ocupaci¨®n de plazas hoteleras, el turismo, la venta de objetos y publicaciones, etc¨¦tera, determina que el saldo econ¨®mico de las ¨¢reas protegidas sea muy positivo. Un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte demostraba que en Estados Unidos los ingresos econ¨®micos provocados, directa o indirectamente, por los parques nacionales ascendieron en 1974 a la fabulosa cifra de seis billones de d¨®lares. S¨®lo en tasas por entrada a los parques, el Gobierno federal ingres¨® mil millones de d¨®lares. La poblaci¨®n americana, en la ¨¦poca de vacaciones, afluye masivamente a esos reductos de la naturaleza, salvados de la transformaci¨®n agraria, urban¨ªstica o industrial.Quiz¨¢ sea ¨¦ste el cometido m¨¢s espectacular de los espacios naturales, pero no es el m¨¢s importante. El pasado 5 de marzo se present¨® a nivel mundial -en Madrid, en presencia de los Reyes, lo hizo, en su ¨²ltimo acto p¨²blico, el malogrado F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente- la estrategia para la conservaci¨®n de los recursos naturales. Tras se?alar que en estos momentos se produce la desaparici¨®n de las especies vivas a un ritmo de una diaria, que en el a?o 2000 ser¨¢ de una cada hora, el documento recuerda a la humanidad la importancia actual de los recursos naturales, de los que depende la industria, que necesita materias primas; la farmacia, sustentada casi totalmente por productos naturales; la alimentaci¨®n y tantos otros sectores b¨¢sicos. Sin perjuicio de recomendar que el desarrollo futuro sea autosostenido, es decir, no consuma los recursos naturales por encima de sus posibilidades -consumamos los intereses, pero no el capital-, destaca la importancia de la conservaci¨®n de las especies en su estado natural, en ¨¢reas protegidas, con el fin de preservar la diversidad de las especies que el mundo industrialhace desaparecer vertiginosamente, amenazando gravemente la supervivencia en el futuro.

Relacionado con la conservaci¨®n, los espacios naturales, al albergar gran n¨²mero de especies animales y vegetales en su estado natural, ofrecen las mejores posibilidades para la investigaci¨®n en beneficio de la humanidad. La medicina moderna no ofrecer¨ªa sus soluciones actuales sin la investigaci¨®n realizada sobre las especies. Si disminuimos la variedad de ¨¦stas, decrecen las posibilidades de investigaci¨®n. Por ejemplo, la filoxera, que asol¨® las vides europeas en el pasado siglo, no atacaba a las especies americanas, por lo que la producci¨®n del viejo continente pudo salvarse merced a injertos americanos. La variedad gen¨¦tica aumenta las posibilidades de defensa de las condiciones de vida y las estad¨ªsticas demuestran que la base gen¨¦tica de los alimentos est¨¢ reduciendo su rico espectro anterior, lo que constituye una amenaza cierta. Por ello, los espacios naturales, al conservar in situ las especies m¨¢s representativas de la fauna y flora de cada pa¨ªs, constituyen aut¨¦nticas despensas para la investigaci¨®n aplicada.

Las dos funciones restantes que cumplen los espacios naturales son la educaci¨®n ambiental y la recreaci¨®n. En los parques naturales, los visitantes, en centros de interpretaci¨®n especialmente dise?ados, son instruidos acerca de las cadenas de la vida, el equilibrio entre los ecosistemas, la importancia de los recursos vivos. Semillas que son depositadas en la conciencia de los ciudadanos, generalmente ajenos a la importancia que para el presente y para el futuro de la sobrevivencia de la especie humana tiene la conservaci¨®n del entorno natural. Sociol¨®gicamente, la recreaci¨®n y la contemplaci¨®n de los escenarios naturales y de las especies animales de las zonas protegidas es importante en una sociedad abrumadoramente urbanizada, sometida a las tensiones y artificialidad de la urbe, alejada del silencio, profundo y antiguo, de, aquellos privilegiados lugares.

A la luz de lo expuesto, resulta incuestionable la funcionalidad de los espacios naturales. Muchos pa¨ªses as¨ª lo han visto y declaran la protecci¨®n legal de amplias zonas de su territorio con porcentajes del 4% y hasta el 10% de la superficie total. Los entes responsables confeccionan y desarrollan importantes programas de conservaci¨®n de ¨¢reas, emiten obligaciones para la compra estatal de los terrenos necesarios, llevan a cabo campa?as de promoci¨®n del turismo hacia esas zonas. En Espa?a, la pol¨ªtica de creaci¨®n y protecci¨®n de espacios naturales es a¨²n muy insuficiente. Los escasos parques nacionales declarados no albergan todos los ecosistemas importantes de nuestro territorio y, desde luego, la superficie, en t¨¦rminos relativos, es muy inferior a la de otros pa¨ªses, incluso mucho menos desarrollados que el nuestro. Pero m¨¢s grave que eso es que, desde el momento en que una ley o un decreto declaran un ¨¢rea como protegida, se desencadenan las agresiones a su integridad en forma de carreteras, transformaciones agrarias, urbanizaciones, talas o desecaciones y toda clase de proyectos, semejando al jabal¨ª acosado por los perros, quienes, indefectiblemente, acaban con su vida. Tan semejante es el cuadro al de la situaci¨®n actual de nuestras ?¨¢reas protegidas?, que m¨¢s valiera, para protegerlas de verdad, no declararlas, no darles publicidad a trav¨¦s del Bolet¨ªn Oficial del Estado, porque ¨¦ste es el anzuelo que desata las apetencias. En tanto la ley y la Administraci¨®n no asuman el significado e importancia de los espacios naturales, a trav¨¦s de normas eficaces y ¨®rganos independientes, y con facultad de imponer su autoridad, la pol¨ªtica sobre aqu¨¦llos bascular¨¢ siempre entre la esperanza y la frustraci¨®n.