Libertad de expresi¨®n
-Yo escribo lo que me da la gana.-?Y se publica?
-Ellos publican lo que les sale de donde les quepa.
-?Entonces?
-Yo tengo mi libertad de expresi¨®n y ellos tienen la suya, eso es todo.
-?Tu libertad de expresi¨®n termina donde comienza la de ellos, quieres decir?
-M¨¢s o menos.
-?La libertad de expresi¨®n de ellos puede consistir en impedir la tuya?
-Puede consistir, desde luego.
-?Y eso es legal?
-Lo de menos es si es legal. Es un hecho basado en la fuerza misma de las cosas. Es un hecho, simplemente. Y, adem¨¢s, tambi¨¦n es legal, ya que son ellos los que legislan los l¨ªmites y los que los interpretan.
-Una cosa me parece indiscutible: ellos s¨ª tienen libertad de expresi¨®n.
-La tienen absolutamente. ?No has observado que jam¨¢s piden libertad de expresi¨®n?
-Pues... no me hab¨ªa fijado. Pero as¨ª es.
-?Para qu¨¦ van a pedirla si la tienen desde siempre? ?Has observado tambi¨¦n lo que les molesta que alguien la pida?
-Eso s¨ª lo he observado.
-Les molesta horrores. Siempre les ha molestado. Como ellos tienen libertad de expresi¨®n y la tienen absolutamente, creen que todo el mundo la tiene. Y en cuanto alguien trata de hacerles ver que no, se ponen fuera de s¨ª e insultan al rojo.
-?Todo peticionario de libertad de expresi¨®n es un rojo?
-S¨ª. Y un subversivo. Si no fuese para subvertir el orden establecido, ?para qu¨¦ iba a pedir nadie la libertad de expresi¨®n?
-Hombre, en uso de la libertad de expresi¨®n, tambi¨¦n puede expresarse un fulano para cantar el orden establecido. O para reforzarlo.
-Eso puede hacerse sin reclamar libertad de expresi¨®n. Para estar con ellos no hace falta libertad alguna. Es para oponerse a ellos para lo que determinados individuos necesitan la libertad de expresarse.
-Se entiende, si as¨ª son las cosas, que ellos se opongan a la libertad de expresi¨®n de quien quiere erosionar sus pantorrillas o pilares. Todo el mundo tiene derecho a defenderse.
-Deber¨ªa tener, deber¨ªas decir. Ya que los reivindicadores de libertad de expresi¨®n suelen pedirla para defenderse de los mordiscos de ellos. No suelen obtenerla, claro. No pueden defenderse de ellos. Tienen que callarse y joderse vivos. La palabra joderse tambi¨¦n pueden suprimirla ellos, ya que pueden ver ah¨ª un ataque velado a su integridad inviolable o una ofensa a su sensibilidad literaria. La sensibilidad literaria de quien necesita escribir la palabra joderse para expresarse con autenticidad no les interesa.
-Pues si que estamos... fastidiados.
-?Lo ves? Fastidiados no es la palabra precisa, ni la palabra necesaria, a efectos po¨¦ticos, pero ellos han conseguido que t¨² cambies la palabra exacta en el ¨²ltimo momento. Ellos degradan la literatura constantemente. Ellos empobrecen la vida y el pensamiento.
-Y el sentimiento. Los sentimientos verdaderos pueden requerir un volc¨¢n de palabras, un turbi¨®n de excrementos o el vuelo libre de una alondra en celo.
- Son los grandes abortistas, ellos. La tartamudez mental es su gran obra. Y si anida en un pico de oro, condecorar¨¢n en seguida al amaestrado y lo entronizar¨¢n gozosos como paradigma del intelectual.
-?Tan obtusos son ellos?
-La mayor¨ªa s¨ª, pero no es eso.
-?Malvados quiz¨¢?
-No hay pruebas. Ni yo as¨ª lo creo. Act¨²an como act¨²an, en defensa propia. En encarnizada defensa de sus intereses particulares y privilegios de gremio.
-WEos aseguran hacerlo en defensa de la Moral.
-S¨ª.
-Del Decoro, del Buen Gusto, de la Salud P¨²blica, del Orden, de la. Constituci¨®n y hasta de la Salvaci¨®n del Alma.
-S¨ª. Los pre¨¢mbulos de todas las leyes son una obertura musical por donde discurre la ¨¦tica y planea el Esp¨ªritu. Pero int¨¦rnate en el articulado de la ley. Ver¨¢s las luchas intestinas, los s¨®rdidos conflictos fisiol¨®gicos, los intereses g¨¢stricos. Para no hablar de los reglamentos que desarrollan cualquier ley: verdadero vertedero materialista, aseptizado por tecn¨®cratas a sueldo y otros perfumadores t¨¦cnicos.
-Contra todo esto se levantan los irredentos maniacos de la libertad de expresi¨®n, claro.
-Se levantan y se agachan, tras el correspondiente porrazo en el coco.
-Porrazo perfectamente jur¨ªdico, por otra parte.
-Perfectamente jur¨ªdico, judicial y carcelario cuando hace falta.
-?T¨² acatas esos dict¨¢menes, esas sentencias, esas legitimadas agresiones a la libertad, de expresi¨®n de los particulares que osan hacer uso de su singularidad l¨ªrica y comez¨®n filos¨®fica?
-Yo no las acato en absoluto, como es l¨®gico, en mi fuero intern
-Hablo de tu fuero p¨²blico.
-Mi fuero p¨²blico est¨¢ limitado por las prescripciones de ellos y otras artima?as, creo haber dicho. Son esas prescripciones y opresiones las que asfixian mi libertad de expresarme.
-?Y?
-Y en esas condiciones, ?qu¨¦ valor tendr¨ªa mi acatamiento o desacato? Empiezo , por no ser libre para aplaudir o disentir.
-?Ni en una democracia?
-La democracia no existe, desde Pericles a nuestros d¨ªas.
-?Qu¨¦ soluci¨®n ves t¨² a este p¨¢lido asunto?
-De momento, ninguna. Salvo el martirologio nominal de los que se niegan a envain¨¢rsela. Soluci¨®n colectiva no existe ni existir¨¢ en varios siglos, mientras ellos dominen sobre la vastedad del mundo.
-?Tendremos que acabar, pues, el art¨ªculo, sin abrir una ventana a la esperanza?
-?Y por qu¨¦ no? Me parece lo m¨¢s honrado y, en la medida de mi capacidad prof¨¦tica, lo m¨¢s cient¨ªfico. Adem¨¢s, como creo haber dicho al principio, yo escribo lo que me da la gana.
-?Y se publica?
-Ellos publican lo que les aguanta el cuerpo.
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