La sobrecarga ilegal del cami¨®n cisterna que explosion¨® en los Alfaques era f¨¢cilmente evitable
Hoy se cumplen dos a?os del accidente ocurrido en el camping de Los Alfaques, en Tarragona, donde la explosi¨®n de un cami¨®n cisterna cargado de propileno caus¨® 215 muertos y 67 heridos de diversa consideraci¨®n, que, en la mayor¨ªa de los casos, todav¨ªa deben recibir cuidados m¨¦dicos peri¨®dicos. Dos de los fallecidos no pudieron ser identificados. El juicio oral del caso se celebrar¨¢, probablemente, el pr¨®ximo a?o judicial. La cisterna que hizo explosi¨®n a las dos y media de la tarde del 11 de julio de 1978, en el kil¨®metro 159,400 de la carretera nacional 340, fue cargada en la factor¨ªa de Enpetrol de Tarragona, de donde proven¨ªa, con 23.470 kilogramos de propileno chemy, mientras que su capacidad era de 19.350 kilogramos, seg¨²n se encuentra acreditado en el sumario instruido a ra¨ªz de la cat¨¢strofe, como inform¨® EL PAIS en enero de 1979.
De acuerdo con diversos peritajes, la causa del accidente se deriv¨® del sobrellenado, que, unido a las condiciones climatol¨®gicas del d¨ªa, soleado de verano, produjo ?sobrepresi¨®n por desaparici¨®n de la fase gaseosa del fluido?. Un informe pericial firmado por los ingenieros industriales Javier Busquets Fontgibell, Manuel J. Cisterio Bahima y Bartolom¨¦ Sigales Pueyo, en representaci¨®n del Colegio de Ingenieros, dice que, ?dadas las caracter¨ªsticas de rigidez de la cisterna y la cantidad cargada en la misma, ¨¦sta es la probable causa del fallo?.En su escrito de conclusiones provisionales, el fiscal recoge estos extremos y dice que ?por los efectos de la alta temperatura del d¨ªa se produjo un aumento paulatino del volumen del l¨ªquido, que elev¨® la presi¨®n interior de la cisterna y que, al carecer de v¨¢lvulas de seguridad, inevitablemente, en tiempo previsto pericialmente, produjo una fuga en la generatriz inferior de la cisterna?. La fuga ?hizo saltar la rueda de repuesto, cuya huella qued¨® marcada en la carretera y, a poco menos de cien metros m¨¢s de recorrido, kil¨®metro 159,400, explosion¨®?.
En enero de 1979 fueron procesados seis altos cargos y t¨¦cnicos de las empresas Cisternas Reunidas y Enpetrol como presuntos responsables del accidente. El auto de procesamiento fue dictado por el titular del juzgado n¨²mero 2 de Tortosa, Agust¨ªn Ferrer Barriendos. contra S¨®crates Arg¨¹elles Domaica, director gerente de la empresa Cisternas Reunidas. SA, Alfonso Hern¨¢ndez S¨¢nchez, ingeniero industrial y director t¨¦cnico de dicha empresa; Alfredo Ort¨ª Noe, ingeniero industrial y director de la factor¨ªa de Tarragona de Enpetrol; Francisco Molinos Ortega, ingeniero industrial y jefe de seguridad de la mencionada factor¨ªa; Alfredo Marco Rodr¨ªguez, t¨¦cnico de seguridad de Enpetrol, y Jos¨¦ Villalba Parra, empleado de esta empresa. El auto decret¨® libertad provisional para los seis procesados, cuatro empleados de Enpetrol, empresa estatal propietaria del propileno que produjo la explosi¨®n, y dos altos cargos de la empresa privada propietaria del cami¨®n que transportaba el l¨ªquido explosivo de Tarragona a Puertollano.
Anomal¨ªas en la cisterna
La agencia Efe ha tenido acceso a la primera declaraci¨®n prestada ante la autoridad judicial por uno de los procesados en la causa, Alfredo Marco Rodr¨ªguez, asesor de seguridad de Enpetrol. La declaraci¨®n dice textualmente en uno de sus p¨¢rrafos: ?Su se?or¨ªa le pregunta si desde el punto de vista t¨¦cnico pod¨ªa ser racionalmente previsible lo relativo al peligro que puede conllevar una sobrecarga del propileno de autos, y responde que es algo que pod¨ªa haberse previsto.Por otra parte, el dictamen pericial firmado por los tres ingenieros mencionados se refiere a ciertas anomal¨ªas detectadas en la cisterna. Se dice, entre otras cosas, que su volumen real, ?a partir de los planos constructivos, se ha calculado en 44.416 litros, cantidad que difiere en m¨¢s del 1% de la capacidad nominal de 45.000 litros?. Se a?ade que ?los procedimientos de soldadura aportados por el constructor, algunos de ellos homologados en fecha posterior a la construcci¨®n de la cisterna, no corresponden a las soldaduras realmente efectuadas?, y que ?los soportes exteriores que unen el recipiente con la infraestructura rodante y elementos de engahche al tractor no estaban realizados de acuerdo con la buena pr¨¢ctica para la construcci¨®n de cisternas de este material?. En cuanto a c¨®mo fue posible que la carga se efectuara ?sin dejar el suficiente volumen libre de seguridad? en el interior de la cisterna, el fiscal dice, en su escrito de conclusiones provisionales, que ?el servicio de cargadero carec¨ªa de contador, no pose¨ªa parada autom¨¢tica de llenado ni sistema compresor que permitiera eliminar posibles excesos de carga en circuito. La eventualidad de sobrellenado?, afirma seguidamente, ?s¨®lo pod¨ªa ser constatada en b¨¢scula a la salida de la factor¨ªa, por la diferencia de peso en tara y peso en carga, y remediada mediante decisi¨®n del conductor, exigiendo la destrucci¨®n del exceso a trav¨¦s de antorcha?.
Jos¨¦ Villalba, otro de los procesados, persona que sol¨ªa intervenir en las operaciones de carga, dijo que ?el tope de llenado es distinto para cada cisterna y que el cargadero no tiene constancia de la cantidad de l¨ªquido suministrado, ya que no tienen en esta secci¨®n un medidor de fluido?.
Francisco Molinos Ortega, jefe de seguridad de la factoria de Tarragona, tambi¨¦n procesado, declar¨® ante el juez instructor que ?el que determina en el cargadero la carga que desea es el ch¨®fer de la cisterna, por cuanto que es a ¨¦l a quien le consta la capacidad, pues todas las cisternas no son iguales?. Molinos dio dos razones para que ?no se haya adoptado medida de seguridad sobre la capacidad de las cisternas?: que no hay normas concretas sobre la medici¨®n de la carga y que hasta el momento no parec¨ªa exigir una mayor seguridad al sistema aplicado. Alfonso Hern¨¢ndez S¨¢nchez, director t¨¦cnico de Cisternas Reunidas, SA, dijo que los conductores desconocen las circunstancias de una sobrecarga en la cisterna, por no ser t¨¦cnicos en la materia; pero posteriormente afirm¨® que ?no ignoran las consecuencias posibles?.
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