D¨¢maso del gran poder
Pues sale D¨¢maso del gran poder, hombrecito de luces, pendular y basculante, con el funo por ah¨ª. alobao, esmurr¨ªo y foramontano, un ojo cerrado, que el otro lo tiene avieso, enfilando la ingle, para pincharla con el pit¨®n. Sale, se pone delante del funo, lo soba y resoba con la fl¨¢mula, amaga con el cuerpecillo, se agacha, se encorva, se encorva m¨¢s, le crujen los huesos, y nada de todo esto da contento, porque D¨¢maso del gran poder, desastrado, el cuello de la camisa desbordando la chaquetilla, un ocho la pa?oleta, la hombrera alabeada, no ensaya exquisiteces con el enga?o, ni lo intenta.Y as¨ª un rato, pero cuando te quieres dar cuenta, resulta que el toro alobao, esmurr¨ªo y foramontano est¨¢ metido en la franela escarlata, la sigue embrujado, ten¨ªa una embestida de papel estraza y ahora es de seda. El pase templadito, suavecito, largo y mand¨®n, te corta el bostezo, es decir, que te deja de un aire, van a creer qtie est¨¢s paral¨ªtico, y menos mal que el personal no te mira, sino que mira absorto, complacido y entusiasmado al ruedo, callan los gritos sanfermineros, el sardina frescue que cantaba, Y son ol¨¦s, ol¨¦s, ol¨¦s, lo que ruge el grader¨ªo. El se?or D¨¢maso del gran poder tiene una curiosa forma de crecerse: se encoge, cuando est¨¢ en vena torera se convierte en enanito, dobla el cuerpecillo en ¨¢ngulo recto torea como si jugara al hockey y la muleta es el palo. Tanto baja la muleta que el toro humilla, humilla; la faena es culebrina, a ras de arena, y se desarrolla por delante, por detr¨¢s, en el p¨¦ndulo, en la basculante suerte. ?Torear no es dominar al toro? Entonces, todo lo que hace D¨¢maso es torear, y no se diga m¨¢s.
Plaza de Pamplona
Sexta corrida de sanfermines. Toros de Dolores Aguirre, desiguales de presencia, mansotes, sin clase. Ruiz Miguel: bajonazo (silencio) Estocada; la presidencia le perdon¨® un aviso (vuelta protestada). D¨¢maso Gonz¨¢lez: pinchazo sin soltar y estocada trasera (vuelta). Media desprendida; la presidencia le perdon¨® un aviso (oreja). Jos¨¦ Mari Manzanares: pinchazo y bajonazo (bronca). Pinchazo hondo ca¨ªdo y descabello (pitos y almohadillas).
Pues sale Ruiz Miguel con otro funo igual, o con el mejor de la corrida, que as¨ª era el cuarto, y se hace un l¨ªo, no para de dar pases, ninguno bueno, la mayor¨ªa impresentables; ni templa ni manda, aburre, miras la hora, cu¨¢ndo acabar¨¢, Se?or, Se?or. De s¨²bito se inventa que ese cuarto es malo para pelearse con ¨¦l y hacer lo que sabe: batallar y ganarle la partida, como el d¨ªa de los Victorino, en lo cual es el rey. Pero el toro no era malo, no; qu¨¦ m¨¢s quisiera.
Pues sale el fino torero alicantino, peinado afro, oreja bien abierta para que le entre cuanto le sopla su pe¨®n de confianza, Corbelle pico de oro, que no para de dictarle lo que tiene que hacer en el ruedo, y, o bien el maestro no sabe explicar la lecci¨®n, o el alumno no es aplicado, porque resulta un dolor de trapazos, a su aire el funo, el fino torero incapaz de someterlo ni de exhibir sus finuras. Mucho aventi aqu¨ª y all¨¢, mucha novela ¨¦ste, mucha l¨¢grima aquel, pero quien manda, torea, vale de verdad, es ese Damasito pendular y basculante, para quien hacen justicia los mozos de Pamplona y le aclaman, mientras a los otros les dicen que no, que a casa, y al alumno de Corbelle le env¨ªan mensajes cifrados en forma de mendrugos de pan y almohadillas, por no haber sabido dominar a los vulgarotes, flojos y mansones espec¨ªmenes de do?a Dolores Aguirre.
Doce toros a examen
Doce toros tuvieron que ver los veterinarios para seleccionar los seis de Dolores Aguirre que se lidiaron ayer en Pamplona. Los primeros que envi¨® la ganadera, al parecer, eran romos de pitones. De los que salieron al ruedo, varios bajaron bastante de trap¨ªo, entre ellos el primero de D¨¢maso Gonz¨¢lez y el ¨²ltimo de Manzanares.
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