Expedientes en el ayuntamiento
CON TODAS las cautelas necesarias antes de pronunciarse acerca de la expulsi¨®n de su puesto de trabajo de un ciudadano, y sin perjuicio de las garant¨ªas de procedimiento que cabe exigir antes de privar a una persona de sus derechos adquiridos, los recientes expedientes incoados por el Ayuntamiento de Madrid a funcionarios acusados de incumplir con sus deberes o de ¨ªncurrir en incompatibilidades deben ser acogidos por la sociedad civil con simpat¨ªa.El considerable n¨²mero de funcionarios estatales o municipales que cumplen con su cometido no debe servir de cobertura o de coartada a aquellos de sus colegas que han convertido el cohecho en un oficio, el incumplimiento de los horarios y de las tareas en un alarde de ?pasotismo? o el mal trato a los usuarios en una exutorio para sus frustraciones personales. En un momento en el que el Gobierno exhorta a los espa?oles a apretarse el cintur¨®n, a incrementar la productividad, a resignarse al desempleo y a cumplir con sus obligaciones fiscales, el espect¨¢culo de oficinas p¨²blicas -estatales o municipales- semidespobladas o utilizadas como lugar de tertulia es un poderoso ejemplo disuasorio para no tomarse en serio esas exhortaciones y consejos. El Ayuntamiento de Madrid est¨¢ realizando, en ese sentido, lo que la Administraci¨®n central ten¨ªa que haber hecho antes para disponer de la autoridad moral de la que muchas veces carece. Porque ning¨²n empleado o trabajador de una empresa privada podr¨¢ nunca tomarse en serio al Estado mientras quienes lo dirigen sigan encubriendo el inenarrable panorama de un servicio p¨²blico parcialmente dedicado en sus horas de trabajo al absentismo sistem¨¢tico, la charla relajada, los asuntos particulares o la parsimonia laboral. Y ning¨²n ciudadano cumplir¨¢ de buen grado sus obligaciones con Hacienda si el despilfarro en gastos corrientes para n¨®minas, pluriempleos y cuentas de representaci¨®n de funcionarios o paniaguados contratados sigue sangrando al Tesoro sin una contraprestaci¨®n de trabajo m¨ªnima mente satisfactoria. En cuanto al cohecho, la malversaci¨®n o el tr¨¢fico de influencias, cargos de los que se acusa a algunos de los expedientados por el ayuntamiento, no cabe sino recordar a nuestros pol¨ªticos y altos funcionarios que incurren en delito por el simple hecho de no denunciar los casos de ese g¨¦nero que llegan a su conocimiento. La reforma de la Administraci¨®n es un paso previo para la reforma de la sociedad y para la salida de la crisis.
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