El gran espect¨¢culo del toro bravo
Con el toro bravo llega el gran espect¨¢culo. La corrida es la lidia, y no hay lidia si falta el toro; tama?a verdad, tan verdad que se ha convertido en t¨®pico, ?la habremos dicho alguna vez? Bien, pues con la corrida de Albaserrada, trap¨ªo, casta y bravura, se alcanz¨® el nivel m¨¢s alto de la feria. Al final, parece mentira.La ¨²ltima corrida ha sido la mejor. Con el toro. Advirtamos que no era toro grande. En ocasiones, hasta era chico. Varios ejemplares habr¨ªan sido rechazados en plaza tan seria como la de Madrid, lo cual no quiere decir que en Pamplona tengan especiales tragaderas, sino que, por el contrario -?se observa por d¨®nde voy, con cu¨¢nta intenci¨®n?-, a veces en el foro nos pasamos de estrictos.
Plaza de Pamplona
Novena y ¨²ltima corrida de sanfermines (lunes). Cinco toros del marqu¨¦s de Albaserrada, terciados, astifinos, bravos y nobles; cuarto, de Garc¨ªa Romero, con trap¨ªo y manso. Joaqu¨ªn Bernad¨®: tres pinchazos, otro hondo ca¨ªdo, dos descabellos, estocada baja, nuevo descabello, aviso y cuatro descabellos m¨¢s (bronca). Dos pinchazos y otro hondo baj¨ªsimo (bronca). Paco Alcalde: dos pinchazos, otro hondo y descabello (palmas). Estocada atravesada y descabello (silencio) . Morenito de Maracay: estocada corta delantera y cuatro descabellos (oreja). Estocada atravesad¨ªsima, que asoma, y descabello (oreja).
Madrid-Ventas, estaci¨®n terminal del toreo, principio y fin de todas las cosas taurinas, deber¨ªa modificar sus calibradores de trap¨ªo, si no quiere quedarse sin corridas como la de Albaserrada, ganader¨ªa que atesora una de las escas¨ªsimas reservas de la m¨¢s preciada casta: sangre brava de virginal pureza. Ojal¨¢ el verbo divino insufle en los veterinarios y, sobre todo, en los aficionados madrile?os, no la permisividad, no la vista gorda, sino el convencimiento de que cada casta tiene su caja, su hechura, sus constantes, su aquel, y que el toro de Albaserrada, en concreto, es peque?o.
Un ejemplo para no irnos lejos: en la misma corrida de ayer salt¨® a la arena un Garc¨ªa Romero de estampa maravillosa: pelaje rubianco amelocotonado, que se oscurec¨ªa a casta?o por el capirote; armamento desarrollado de color caramelo diluido a ¨¦bano hacia el pit¨®n, largura, alzada, cuajo, mirada fosca, rizada cara, culata poderosa, pezu?a dura, y ese torazo, que efectivamente impresionaba, no era en absoluto m¨¢s toro que cualquiera de los Albaserrada que le precedieron y que le siguieron. Su presencia no impon¨ªa m¨¢s a los toreros que los terciados ejemplares del marqu¨¦s.
Como es habitual, el Garc¨ªa Romero no se empleaba, y Bernad¨®, menos, lo cual dio una resultante de deslucimiento profundo, pero lo m¨¢s grave en el Noi de la Riereta -copio de k-hito el alias-, es que tambi¨¦n se dej¨® ir al primer Albaserrada, un magn¨ªfico toro, muy bravo y de inequ¨ªvoca nobleza.
Bernad¨®, veterano de calidades y oficio reconocidos, ten¨ªa ayer su tarde depre, y de esta guisa no pod¨ªa aprovechar ni lo malo ni lo bueno, pero toreros tan limitados como Alcalde y Morenito de Maracay consiguieron pegarles muchos pases a sus enemigos. Exceptuando unos redondos de Alcalde al segundo, no diremos que fueron buenos esos pases, porque tampoco se trata de exagerar, pero al menos los dieron, los ligaron y les construyeron faenas a los encastados, bravos, nobles Albaserrada. Con una sola excepci¨®n: Alcalde no quiso ni ver al quinto, ya nos dir¨¢ por qu¨¦.
El espect¨¢culo de la bravura era especialmente brillante en banderillas, donde los toros se arrancaban prontos, de largo, con alegr¨ªa, y dieron emoci¨®n a los tercios protagonizados mal que bien por Alcalde y Morenito en sus respectivos turnos, y tambl¨¦n por Manolo Ortiz, en el sexto de la tarde. En este toro Morenito cedi¨® banderillas y alternaron los tres, el subalterno a petici¨®n clamorosa del p¨²blico. Sali¨® Ortiz por delante y prendi¨® un magn¨ªfico par de poder a poder, que igual¨® Alcalde en su intervenci¨®n, y Morenito los mejor¨® a todos con un quiebro en el centro del ruedo. Las palmas, como dec¨ªan los revisteros cl¨¢sicos, echaban humo, y el p¨²blico botaba de sus asientos.
Los Albaserrada nos han reconciliado con la feria pamplonesa del toro, que este a?o hab¨ªa transcurrido gris¨¢cea. Concluida en triunfo la corrida, empezaba a entonars¨¦ el ?pobre de m¨ª?. Los sanfermines 1980 ya son historia. Bonita historia, al final, gracias al espect¨¢culo del toro bravo.
La corrida de Albaserrada, naturalmente, ha sido proclamada triunfadora de la ?feria del toro?, por el juego y presentaci¨®n de la misma. El Premio Carriquiri, al toro m¨¢s bravo, ha sido declarado desierto. El jurado estaba integrado por Arturo Gracia, F¨¦lix Recasens (Selipe), Vicente Zabala, Joaqu¨ªn Vidal, Antonio Coronado, Angel Munuce, Don Claro y, Antonio Purroy. Tambi¨¦n en el feria de 1979 triunfaron los toros de Albaserrada.
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