La Casa de Espa?a en Par¨ªs, ¨²nico centro cultural de los emigrantes en Europa
La Casa de Espa?a en Par¨ªs es el ¨²nico centro de arte y cultura que funciona en el mundo de la emigraci¨®n espa?ola en Europa. Tras dos a?os y medio de vida, este centro se ha convertido en ?plaza mayor, o alameda, donde la gente se da cita?, tal como lo desea su director, Vicente Valero, designado por el Instituto Nacional de Emigraci¨®n. Los domingos, naturalmente, son los d¨ªas cumbre de la Casa de Espa?a: mil, 1.500 y hasta 2.000 espa?oles, seg¨²n la ¨¦poca del a?o, pasan cada d¨ªa festivo por este lugar para recrear una microsociedad hispana. Por ello, EL PAIS vivi¨® uno de estos ¨²ltimos domingos en este centro de emigrantes.
?Ahora tenemos la posibilidad de cambiar pac¨ªficamente la humanidad, como es debido?. Quien as¨ª habla, con un vaso de rioja en la mano, es un septuagenario que, en el bar de la casa, intenta explicarle a un trabajador emigrado que ¨¦l, republicano de siempre, es portador de las p¨ªldoras capaces de reducir a nada los problemas humanos. Son las diez de la ma?ana y ya hay familias enteras que toman el primer aperitivo. Otros treinta emigrantes, en la sala de cine, ven Un hombre llamado flor de oto?o, de Pedro Olea. En otra sala est¨¢n reunidos los directivos de Alas Plegadas, que agrupa a los 2.000 aviadoresy t¨¦cnicos del Ej¨¦rcito del Aire de la Rep¨²blica, quienes se han constituido en asociaci¨®n para ayudarse materialmente y reivindicar sus derechos.
"Cultura para todos"
A mediod¨ªa, m¨¢s rioja, tapas de tortilla, chorizo. Juan Antonio Brinas, en la sala Joan Mir¨®, explica a los visitantes su exposici¨®n de fotograf¨ªas sobre Los huevos. Valero, el director, explica su teor¨ªa sobre la funci¨®n de la Casa de Espa?a: ?Esto tiene que ser un punto de referencia cultural y social en Par¨ªs. No hay cultura de tontos y cultura de listos. Hay cultura, sin m¨¢s?. En la biblioteca, a estas horas del domingo, hay dos docenas de personas que leen algunos de los 3.000 vol¨²menes. ?La colecci¨®n que tiene m¨¢s ¨¦xito es la de bolsillo de Alianza Editorial?, dice Valero.A la hora de almorzar, no para comer, sino para beber y charlar, la entrada y el bar revientan. Aqu¨ª las paredes hablan. Un cartel de la AMEF (Asociaci¨®n de Mujeres Espa?olas en Francia) anuncia: ?La asociaci¨®n de mujeres os invita a pasar una tarde alegre y, divertida. Baile, m¨²sica, pel¨ªculas, bocatas, dulces, con sangr¨ªa a la AMEF?.
En la sala Vicente Aleixandre, de la casa, se anuncia una conferencia sobre la Semana Santa en Medina de Rioseco, y un emigrante pregunta por qu¨¦ esta sala Aleixandre ?tiene un nombre franc¨¦s?.
El vaiv¨¦n se sucede y el domingo de la Casa de Espa?a termina como empez¨®: con la presencia inquieta de unos rockeros que salen, corno si estuvieran hartos, pero vuelven. Esta vez son cuatro y todos ellos tienen entre diecinueve y veinte a?os. Son los emigrantes de la segunda generaci¨®n, hijos de los que dieron el callo durante la ¨¦poca del crecimiento salvaje. Cuando les decimos que si quieren ver su nombre en el peri¨®dico se miran los unos a los otros, indiferentes. ?Qu¨¦ es Espa?a para vosotros?, les preguntamos. ?Las vacaciones?, dice uno, mientras otro a?ade sin mucha convicci¨®n: ?Yo volver¨ªa a Espa?a si hubiese trabajo?. Entre ellos hablan en franc¨¦s. Una novia que tienen al lado es francesa. ?Qu¨¦ significa para vosotros la cultura?: ?Nada. Un cuadro de Picasso o de Dal¨ª nos importa un r¨¢bano. La cultura es hacer lo que nos de la gana. La cultura es vivir. Aqu¨ª lo que queremos es una sala para nosotros y no nos la dan?. Otro rockero a?ade: ?Habr¨¢ una guerra, como ocurre siempre cuando hay crisis?. ?Qu¨¦ motiva vuestra vida?: ?Levantarnos otra vez por la ma?ana?. ?Por qu¨¦ ven¨ªs aqu¨ª? ??No somos ni espa?oles ni franceses, pero sentimos algo en este lugar?. Valero, el director, dice: ?Los rockeros son mi fracaso?.
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