La situaci¨®n econ¨®mica y la rebeli¨®n estudiantil, factores clave de la crisis sureoreana
En menos de veinticuatro horas es posible presenciar en Se¨²l dos ?espect¨¢culos? bien dispares e inusuales: un simulacro de defensa contra un ataque a¨¦reo y una cena al aire libre, en un ex¨®tico jardin oriental, a la que asisten casi un centenar de bellezas de todo el mundo, aspirantes al t¨ªtulo de Miss Universo 1980.Es el 25 de junio y se cumple el treinta aniversario del estallido de la guerra de Corea. Para conmemorar la efem¨¦rides, el Gobierno surcoreano ha programado un ejercicio de defensa civil en Se¨²l que incluye el oscurecimiento absoluto de la capital durante quince minutos.
A la hora prevista, las nuevo y cuarto de la noche, suena una sirena y el valle que contiene a esta ciudad de ocho millones de habitantes se apaga de repente. Los haces de luz de los reflectores comienzan a escrutar el cielo, formando figuras irreales en las nubes, bajas y oscuras. El tr¨¢fico se ha detenido y puede verse el pulular de las linternas sordas de la defensa civil, que hacen se?ales a alg¨²n automovilista despistado que no apag¨® los faros a tiempo o a aquella ventana de la que escapa un rayo de luz.
Se¨²l est¨¢ a menos de cincuenta kil¨®metros de la zona desmilitarizada que separa a las dos Coreas desde el armisticio de 1953. En caso de un conflicto, los aviones norcoreanos tardar¨ªan menos de cinco minutos en alcanzar la capital del Sur. Esa es la explicaci¨®n que, aun sin hab¨¦rseles pedido, ofrecen los funcionarios surcoreanos sobre este tipo de ejercicios, muy frecuentes, aunque normalmente de menor duraci¨®n. La defensa civil de Corea del Sur pasa, en cualquier caso, por ser una de las mejores del mundo, y la poblaci¨®n parece acostumbrada a estos entrenamientos.
Un clima de guerra fr¨ªa reina en esta rep¨²blica de 38 millones de habitantes, que ha registrado en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas uno de los mayores ¨ªndices de crecimiento econ¨®mico del mundo. Hay un presupuesto enorme destinado a los gastos militares y m¨¢s de 600.000 hombres en armas, sin contar los aproximadamente 30.000 soldados norteamericanos estacionados permanentemente en Corea del Sur.
Las fuerzas estadounidenses tienen incluso su propia cadena de televisi¨®n -la ¨²nica en color existente en Corea y la que m¨¢s horas emite al d¨ªa-, hecha por y para los soldados y sus familias. Cuando en los telediarios, presentados por tres locutores de uniforme, se hace referencia a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, aparece invariablemente como ilustraci¨®n de fondo un oso pardo en actitud amenazante y la bandera roja con la hoz y el martillo, como en los mejores tiempos de la guerra fr¨ªa.
La amenaza de una agresi¨®n por parte de Corea del Norte, o de una subversi¨®n comunista est¨¢ presente todos los d¨ªas en discursos y declaraciones oficiales. Tambi¨¦n en los peri¨®dicos surcoreanos, f¨¦rreamente, controlados por la censura, que les impide publicar cualquier manifiesto de la oposici¨®n o el relatar incidentes desagradables para el Gobierno.
Cuando se trata de publicaciones extranjeras que contienen alguna informaci¨®n sobre el pa¨ªs que no gusta a los censores, se opta por el expeditivo sistema de venderlas con las p¨¢ginas en cuesti¨®n arrancadas. Tal sucedi¨® con un reciente n¨²mero del semanario Time y hasta en el Club de Corresponsales de Se¨²l pueden ojearse ejemplares mutilados de Asiaweek o de cualquier otra publicaci¨®n que se haya ocupado, por ejemplo, de los graves sucesos registrados en Corea del Sur durante los pasados meses de abril y mayo.
Seg¨²n datos oficiales, contenidos en un folleto propagand¨ªstico del Gobierno, desde marzo hasta mediados de mayo de este a?o, se celebraron unos 2.300 actos y manifestaciones antigubernamentales, a las que asistieron 350.000 j¨®venes, de 120 universidades y colegios. En el mismo per¨ªodo, y seg¨²n la misma fuente, 80.000 trabajadores participaron en 176 acciones de protesta, incluidas huelgas y sentadas.
Esta oleada de inestabilidad social se inici¨® poco despu¨¦s de la muerte violenta del presidente Park Chung Hee, quien lleg¨® al poder en 1961, mediante un golpe de Estado; gan¨® despu¨¦s varias elecciones, celebradas, cuando menos, con dudosas garant¨ªas para la oposici¨®n, y gobern¨® el pa¨ªs como un dictauor, ayudado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) coreana, su eficaz polic¨ªa pol¨ªtica.
Curiosamente, fueron las revueltas estudiantiles las que costaron la presidencia al anterior jefe de Estado, Syngman Rhee, despu¨¦s de unas elecciones fraudulentas en 1960, e hicieron posible el acceso de Park al poder.
Estudiantes y clase media
Aunque las circunstancias son muy distintas ahora, cuatro lustros despu¨¦s, y el desarrollo econ¨®mico producido bajo el r¨¦gimen de Park ha creado una incipiente clase media, el poder de los estudiantes en la sociedad surcoreana sigue siendo muy importante y algo a temer por todos los Gobiernos. Algunos atribuyen esta influencia de los estudiantes a la tradici¨®n confuciana, que otorga un destacado papel al intelectual.
Sea como fuere, los estudiantes dirigieron, en 1919, las protestas y revueltas contra la ocupaci¨®n japonesa de Corea; los estudiantes echaron a Syngman Rhee y los estudiantes han protagonizado los incidentes de mayo y, en especial, la insurrecci¨®n de la ciudad de Kwangju, situada al suroeste de Se¨²l.
Las protestas fueron, en principio, dirigidas contra la ley marcial y se personificaron despu¨¦s contra la figura del general Chon, que domina los resortes del poder desde hace algunos meses. Desde las universidades de Se¨²l los disturbios se extendieron a otras ciudades como Mokpo, en la costa del mar Amarillo, y Naju, adem¨¢s de Kwangju. En esta ¨²ltima ciudad, parte de la poblaci¨®n civil se sum¨® a los estudiantes y, tras duros enfrentamientos, consigui¨® obligar a la polic¨ªa y al Ej¨¦rcito a retirarse.
Durante casi diez d¨ªas, los revoltosos fueron due?os de la ciudad, ocuparon una f¨¢brica de material militar con el que armaron a muchos civiles y amenazaron con hacer volar el ayuntamiento con los ?comit¨¦s de ciudadanos? dentro si el Ej¨¦rcito entraba en Kwangju. Tras algunas negociaciones est¨¦riles, las tropas tomaron la ciudad, sin apenas resistencia, el 27 de mayo. El saldo de la rebeli¨®n fue de 144 civiles y, 26 soldados y polic¨ªas muertos; m¨¢s de 400 heridos y casi 2.000 detenidos. Las im¨¢genes de a represi¨®n de los disturbios de Kwangju, y de las cuerdas de presos tras la intervenci¨®n militar, recorrieron el mundo, aunque no se han visto en Corea del Sur, prohibidas por la censura.
Adem¨¢s de acusar a los agitadores profesionales y a los agentes de Corea del Norte de haber provocado los disturbios, el Gobierno de Se¨²l cre¨® -o se vio obligado a crear- un comit¨¦ especial de seguridad nacional, dominado por los militares, y encargado desde entonces de ?aconsejar? al presidente, Choi Kyu Hah. La ley marcial sigue en vigor en todo el pa¨ªs y hay un toque de queda, no aplicable a extranjeros, desde medianoche hasta las cuatro de la madrugada.
Lo que ocurra en el futuro depender¨¢ esencialmente de dos factores, seg¨²n fuentes occidentales familiarizadas con la situaci¨®n surcoreana: la actitud de los estudiantes cuando se reabran las universidades en septiembre y la evoluci¨®n de la econom¨ªa, aquejada de serias dificultades.
Despu¨¦s de haber protagonizado uno de los ?milagros econ¨®micos? m¨¢s destacables de los ¨²ltimos tiempos, con un ¨ªndice de crecimiento anual superior al 10%, Corea del Sur atraviesa por una etapa de recesi¨®n en la que se ha registrado un aumento del paro, un descenso de las exportaciones, un endeudamiento exterior notable, un crecimiento m¨ªnimo, o incluso negativo al decir de algunas fuentes, y una tasa de inflaci¨®n cercana al 25%.
Los pr¨¦stamos y las inversiones exteriores son la gran esperanza e los dirigentes econ¨®micos surcoreanos para estabilizar la situaci¨®n. Pero los disturbios de mayo y a incertidumbre sobre la evoluci¨®n pol¨ªtica parecen estar frenando a los potenciales inversores. Aunque aseguran que no es por motivos pol¨ªticos, las empresas japonesas Honda y Matsushita se han retirado recientemente de Corea del Sur y varias misiones-comerciales extranjeras han suspendido visitas programadas a Se¨²l sin motivo aparente.
Un deterioro serio de la situaci¨®n econ¨®mica podr¨ªa tener muy graves consecuencias en una poblaci¨®n que est¨¢ alcanzando ahora unos m¨ªnimos niveles de consumo y que ha llegado a una renta per c¨¢pita de 1.600 d¨®lares. Y una serie de disturbios pol¨ªticos protagonizados por los estudiantes, junto protestas de tipo social en las f¨¢bricas, es una combinaci¨®n posible a unos meses vista que inquieta los dirigentes de Se¨²l, quienes mientras acent¨²an la represi¨®n en el interior, se esfuerzan por conseguir las necesarias inversiones del exterior.
No es de extra?ar, por consiguiente, que el Gobierno sur coreano trate de ofrecer una imagen de normalidad absoluta y quite importancia a los incidentes d mayo. El concurso de Miss Universo, que se celebr¨® el pasado d¨ªa en Se¨²l y cuyas im¨¢genes llegaron a millones de personas de todo el mundo, a trav¨¦s de la televisi¨®n supuso una excelente oportunidad que fue aprovechada al l¨ªmite.
Viendo a las misses, trajes de noche y banda cruzada con el nombre de su pa¨ªs de origen, conversar con diplom¨¢ticos y altos funcionario en los jardines de un palacio de lo reyes coreanos, en pleno centro de Se¨²l, todo tiene, efectivamente, un aire apacible. Refiri¨¦ndose a un asturiana rubia de aire distraido que se llama Yolanda y que representa a Espa?a en este concurso, un embajador suramericano comenta: ?La de ustedes viene muy bien este a?o...?.
Ma?ana, segundo y ¨²ltimo cap¨ªtulo: "Los militares surcoreanos se oponen a los intentos de democratizaci¨®n"
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