"Si la reforma sanitaria funciona como esperamos, la desmasificaci¨®n de los hospitales ser¨¢ efectiva y espectacular"
Juan Rovira Tarazona naci¨® en L¨¦rida hace 46 a?os. Se licenci¨® en Ciencias Econ¨®micas y en Derecho por la Universidad de Madrid. Es abogado del Estado. En el a?o 1969 ocup¨® la delegaci¨®n del Estado en Campsa, y en 1971, la Subsecretar¨ªa de Hacienda. En febrero de 1976 fue nombrado subsecretario de la Seguridad Social, cargo en el que ces¨® en el mismo a?o.A nivel personal, es un hombre acogedor, de emotividad contenida, aunque expresa. Perdi¨® un hijo peque?o en muerte por enfermedad, episodio que vivi¨® intensa y dolorosamente, raz¨®n, tal vez, por la que se empe?a en afirmar en sus declaraciones que, por mucho que avance la seguridad social en el mundo, ?nunca va a ser erradicada la muerte ni el dolor humano?.
Pregunta. ?C¨®mo ve y c¨®mo le preocupa al ministro de Sanidad y Seguridad Social la salud de los espa?oles?
Respuesta. La salud de los espa?oles es en estos momentos bastante buena. Nuestra expectativa de vida y nuestra tasa de mortalidad infantil, dos de los ¨ªndices utilizados para la determinaci¨®n de la salud p¨²blica, est¨¢n por encima de pa¨ªses como B¨¦lgica y Alemania. De todos modos, a m¨ª, como ministro de Sanidad y Seguridad Social, hay una cosa que me preocupa: la calidad de vida del espa?ol, de cada espa?ol. Y ah¨ª est¨¢ la medicina preventiva y comunitaria y la educaci¨®n sanitaria de la poblaci¨®n; es decir, la salud en el sentido m¨¢s amplio.
P. Los meses de est¨ªo son ¨¦poca de especial sensibilidad para los problemas sanitarios. ?C¨®mo se presenta, desde la ¨®ptica ministerial, el verano 1980?
R. El a?o pasado iniciamos ya una serie de medidas encaminadas -a prevenir los posibles riesgos sanitarios del verano, que tienen dos causas fundamentales: el mayor grado de concentraci¨®n de poblaci¨®n en zonas donde la infraestructura puede ser superada por los usuarios y la epidemiolog¨ªa -aguas y alimentaci¨®n- propia de la ¨¦poca. Este verano hemos podido preparar ya la temporada con m¨¢s tiempo, y desde febrero se ha estado enviando una serie de circulares de la Direcci¨®n General de Salud P¨²blica a todas las delegaciones territoriales para mantener el control de las enfermedades intestinales, la cloraci¨®n de las aguas, los sistemas de abastecimiento de aguas, los establecimientos p¨²blicos de alimentaci¨®n, los alimentos y las aguas de recreo, sobre todo piscinas y lagos, haciendo hincapi¨¦ en la legislaci¨®n vigente y en las medidas preventivas correspondientes. Asimismo, este a?o se ha confeccionado un informe sobre la situaci¨®n de nuestras playas, que recoge los datos obtenidos en los an¨¢lisis del verano pasado. Se ha incrementado el n¨²mero de an¨¢lisis de playas respecto a 1979.
P. Se habla mucho de los grandes problemas de la medicina hospitalaria de la masificaci¨®n en el tratamiento a los enfermos, que da lugar, en pa¨ªses como Portugal, a infecciones hospitalarias que provocan la muerte de ni?os. La medicina hospitalaria, en general, provoca una p¨¦rdida de esa relaci¨®n m¨¦dico-enfermo tan necesitada por los pacientes y tan reconocida por las corrientes de medicina psicosom¨¢tica que consideran esencial el di¨¢logo del m¨¦dico con el enfermo en toda acci¨®n terap¨¦utica. ?C¨®mo ve usted el tema?
R. ?ste es uno de los temas b¨¢sicos planteados en nuestra reforma sanitaria. Como dec¨ªa el doctor Segovia, los espa?oles hemos pasado de tener m¨¦dico de cabecera a tener hospital de cabecera, poniendo de manifiesto as¨ª el descuido de la asistencia primaria o asistencia de primer nivel, que en nuestra reforma sanitaria tanta importancia se ha dado. Queremos restablecer esa relaci¨®n basada en el conocimiento y la confianza entre el m¨¦dico y el enfermo, potenciando la figura de? m¨¦dico de familia que viene a ser el aut¨¦ntico m¨¦dico de cabecera, pero con los conocimientos m¨¢s actuales de los avances m¨¦dicos y con un criterio profesional y profundo respecto a la medicina preventiva. Si este nivel primero funciona como esperamos, ser¨¢ un hecho tan espectacular como efectivo la desmasificaci¨®n de nuestros hospitales, que quedar¨ªan exclusivamente dedicados a la asistencia m¨¦dica del tercer nivel, en la que ya se exigen los m¨¢s sofisticados avances de la medicina actual. Entre el primero y el tercer nivel existir¨¢ un segundo nivel compuesto por centros de salud, hospitales comarcales y subcomarcales, en los que existir¨¢ la asistencia sanitaria especializada que requiera el paciente, una vez traspasado el ¨¢rea del m¨¦dico de familia.
P. Tambi¨¦n se habla ahora mucho de la atenci¨®n psiqui¨¢trica a los espa?oles. Los manicomios -ll¨¢meseles como se les llame- m¨¢s bien son centros de reclusi¨®n y enloquecimiento que de curaci¨®n real. ?Va a plantearse, por fin, la Administraci¨®n la atenci¨®n a la salud mental de los espa?oles? ?En qu¨¦ forma podr¨ªa llevarse a cabo?
R. Evidentemente, es preciso reformar los sistemas actuales de atenci¨®n psiqui¨¢trica. La mejora de la atenci¨®n primaria de salud a trav¨¦s de la medicina de familia puede resolver gran parte de los problemas neur¨®ticos, psicosom¨¢ticos o depresiones moderadas. La atenci¨®n especializada en el segundo nivel, centros de salud, puede resolver con tratamiento ambulatorio la mayor parte de los problemas de asistencia psiqui¨¢trica, incluidos muchos casos de psicosis, gracias a los actuales medios terap¨¦uticos; en tercer lugar, en caso de que sea imprescindible la reclusi¨®n, las unidades de hospitalizaci¨®n psiqui¨¢trica de enfermos agudos recluidos en hospitales y residencias sanitarias, constituyen la soluci¨®n m¨¢s moderna y eficaz para el tratamiento de este tipo de enfermos y su reinserci¨®n en la sociedad.
P. Algunos funcionarios del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social denunciaron en una reciente reuni¨®n con periodistas, en Mah¨®n el hecho de que todo un ministerio no dispone, al parecer, de poder legal para retirar de la circulaci¨®n productos alimentarios de comprobados efectos nocivos. ?Tan impotente es el ejecutivo ante el poder judicial? ?Es posible que un bote de un producto alimentario de reconocida peligrosidad no se retire de la circulaci¨®n hasta que cientos de sentencias y contrasenten cias judiciales as¨ª lo dispongan, mientras la gente se sigue poniendo enferma o incluso se muere a causa del c¨ªtado producto? ?Qu¨¦ debe y qu¨¦ puede hacer el Ministerio de Sanidad en materia alimentaria? ?Por qu¨¦ no ir m¨¢s lejos? ?Por qu¨¦ no pensar en una pol¨ªtica de orientaci¨®n y formaci¨®n alimentaria para los espa?oles?
R. El contenido del decreto sobre competencias del organismo sanitario en materia alimentaria, del a?o 1975, textualmente, dice: ?Con independencia de las sanciones pecuniarias , la Direcci¨®n General de Salud P¨²blica podr¨¢ proceder, con car¨¢cter inmediato, al decomiso y, en su caso, destrucci¨®n de los productos que infrinjan las disposiciones vigentes si supone un riesgo para la salud p¨²blica?. Como complemento de esta disposici¨®n, los delegados territoriales del Ministerio de Sanidad si Se uridad Social, seg¨²n prescribe el decreto que regula el r¨¦gimen org¨¢nico y funcional de las delegaciones, tienen potestad para proponer la clausura temporal o definitiva de cualquier establecimiento que suponga, por sus instalaciones o por los productos que venden, un riesgo sanitario. En otras palabras, el Ministerio de Sanidad y Seguridad Social tiene capacidad para retirar instant¨¢neamente de la circulaci¨®n cualquier producto que, a su juicio, signifique un riesgo para la salud.
En cuanto a la realizaci¨®n de una pol¨ªtica de orientaci¨®n y formaci¨®n alimentaria, el Ministerio de Sanidad y Seguridad Social considera este tema como uno de los m¨¢s importai.ltes dentro del campo de la educaci¨®n sanitaria, educaci¨®n que debe comenzar en los a?os de la primera escolaridad, por lo que, en colaboraci¨®n con el Ministerio de Educaci¨®n, se ha elaborado un proyecto para incluir Educaci¨®n Sanitaria como materia obligatoria del curr¨ªculo de Educaci¨®n General B¨¢sica. En este programa, la educaci¨®n, en materia de nutrici¨®n y alimentaci¨®n, ocupa un lugar dastacado.
P. La Constituci¨®n espa?ola establece, en su art¨ªculo 41, un sistema de seguridad social para todos los ciudadanos. ?Qu¨¦ proyectos tiene el Gobierno para desarrollar este derecho? ?Qu¨¦ nivel de protecci¨®n se va a otorgar a los espa?olitos? ?Se establecer¨¢ un nivel m¨ªnimo general o con arreglo a las necesidades de cada uno?
R. En todos los sistemas de seguridad social pueden hallarse influencias o directrices de dos tipos.
Uno de ellos lo constituye el modelo Bismarck, seguro social cl¨¢sico, que proteje exclusivamente a los trabajadores para mantener su nivel de vida en las circunstancias adversas. Se financia, como es sabido, mediante cotizaciones de trabajadores y empresas y sus prestaciones se calculan en funci¨®n del salario que se trata de reemplazar. El otro tipo es conocido por modelo Beveridge, y su objetivo es establecer un nivel de vida m¨ªnimo para todos los ciudadanos. La financiaci¨®n descansa sobre los presupuestos generales del Estado y sus prestaciones son de igual cuant¨ªa para todos.
Durante muchos a?os se hab¨ªa considerado a estos dos tipos de cobertura del riesgo como una alternativa. Sin embargo, ¨²ltimamente, siguiendo las ideas del experto Dupeyroux, ambos sistemas pueden complementarse y tienden a superponerse. As¨ª, ocurre que, en los pa¨ªses donde solamente se protege a los trabajadores -he ah¨ª el objetivo de nuestra Constituci¨®n-, la tendencia es recurrir a la garant¨ªa de una prestaci¨®n m¨ªnima para toda la poblaci¨®n. A su vez, en los pa¨ªses que ya garantizan un m¨ªnimo a todo ciudadano, se tiende a establecer prestaciones complementarias proporcionales al salario dejado de percibir por los trabajadores. Vemos, por tanto, que la seguridad social moderna evoluciona hacia una posici¨®n que, por un lado, garantice un m¨ªnimo para el ciudadano y, por otro, un comp emento que alcance al salario, que constituye el nivel de vida.
En este sentido, presentaremos al Congreso una nueva ley de Seguridad Social que encierre esta filosof¨ªa moderna de proteger a toda la poblaci¨®n ante el infortunio.
P. Hablemos de la Seguridad Social de Espa?a. ?Qu¨¦ se va a hacer contra la presunta corrupci¨®n?
R. El presupuesto de la Seguridad Social, de casi dos billones de pesetas, comparable tan s¨®lo con los presupuestos generales del Estado, precisaba de una labor de control y clarificaci¨®n que se ha abordado decididamente desde este ministerio. Como consecuencia de esa inspecci¨®n, han pasado ya a disposici¨®n judicial m¨¢s de doscientas personas f¨ªsicas o jur¨ªdicas; se han desmontado redes de falsificaci¨®n de recetas, como las de Baleares, Ja¨¦n y Madrid, y se han cursado unos cincuenta expedientes disciplinarios por mes en nuestros propios centros. Todo esto en colaboraci¨®n con los colegios profesionales en defensa de una mayor dignificaci¨®n profesional y persiguiendo el fraude o la indiscipl¨ªna en favor de una gran mayor¨ªa de profesionales que est¨¢n manteniendo una conducta ejemplar, ya que no se puede olvidar que son 216.000 los profesionales sanitarios que en estos momentos dependen de la Seguridad Social, y s¨®lo una reducida minor¨ªa participa de estos fraudes.
P. Usted es el protagonista de la reforma sanitaria del Gobierno. Una de las quejas que m¨¢s ha trascendido a la opini¨®n p¨²blica respecto a la reforma sanitaria ha sido la de no haber sido consultados los profesionales sanitarios para su elaboraci¨®n...
R. Bueno. Creo que con este tema ha habido, sobre todo, un gran malentendido. En primer lugar, lo que se ha elaborado han sido unas l¨ªneas generales, una filosof¨ªa b¨¢sica sobre la que ponernos previamente de acuerdo en el Congreso, y poder despu¨¦s construir sobre ella. En el Congreso fue donde se nos pidi¨® la opini¨®n sobre el tipo de reforma que tenla el Gobierno, y cumpliendo los plazos que propusimos, se present¨® en el Congreso el documento de reforma que al mismo tiempo se envi¨® a los presidentes de los consejos generales de m¨¦dicos, farmac¨¦uticos, veterinarios, ATS y odont¨®logos; a los consejeros de Sanidad de los entes auton¨®micos y preauton¨®micos; a los decanos de las facultades de Medicina, Farmacia y Veterinaria, y a los representantes de organizaciones empresariales y sindicales del Consejo General del Insalud. A todos ellos se les ped¨ªa su colaboraci¨®n y sus ideas, para que las mandasen al Congreso, y all¨ª pudiera establecerse un amplio debate que trascendiera a la opini¨®n p¨²blica, a la que tambi¨¦n hicimos llegar las l¨ªneas generales a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. El documento, por tanto, no era una ley y no puede hablarse de falta de participaci¨®n. Creo sinceramente que nuestro proyecto de reforma sanitaria sugiri¨®, en su tramitaci¨®n parlamentaria, un abanico participativo in¨¦dito hasta ahora si lo comparamos con cualquier otro proyecto reformista.
P. Pero en el Parlamento se dice que el Gobierno no se afanaba en urgir los tr¨¢mites de la reforma, para ir, decreto a decreto, prejuzgando su contenido.
R. No s¨¦ qu¨¦ sentido o qu¨¦ sustento razonable tiene esta cr¨ªtica fuera del hostigamiento met¨®dico o fuera de una l¨®gica oposici¨®n parlamentaria. Yo creo que es imposible prejuzgar la reforma mediante una legislaci¨®n por decreto, previa a la ley de Sanidad. Primero, porque si la futura ley contradice a los decretos, ¨¦stos quedan autom¨¢ticamente derogados. Pero, de todos modos, en los meses que restan para la aprobaci¨®n de la ley, no ser¨ªa posible elaborar tal c¨²mulo de normas nuevas que dificultasen o condicionasen la aplicaci¨®n de la ley de Sanidad. Otra cosa es que determinadas materias que no son propias de la ley y que responden a principios sanitarios ya aprobados por el Parlamento salgan adelante mediante decreto.
P. Acaba usted de realizar una reestructuraci¨®n inesperada en su departamento. ?Por qu¨¦?
R. Hay razones operativas, pura y simplemente. Razones de eficacia, al iniciarse una nueva etapa ejecutiva en la ordenaci¨®n sanitaria, porque lo que ahora mismo tenemos entre manos no es otra cosa sino llevar adelante las previsiones
"Si la reforma sanitaria..."
de la reforma sanitaria aprobada por el Parlamento y que consiste en un conjunto de objetivos, b¨¢sicamente concordados por las fuerzas pol¨ªticas presentes en las Cortes, que no s¨®lo es preciso desarrollar normativamente, sino plasmar en la realidad diaria. Necesitamos, por tanto, gestores, hombres con iniciativas diferentes.P. ?Por qu¨¦ no existe un calendario para la reforma sanitaria?
R. Esto no es exacto, aunque se haya convertido en una cantilena de ciertos sectores. Existe una perspectiva reformista ajustada a la realidad parlamentaria. ?Qu¨¦ dir¨ªan nuestros detractores si adelant¨¢ramos fechas concretas para la aprobaci¨®n de las leyes, al margen de la confrontaci¨®n parlamentaria, m¨¢xime cuando determinadas normas est¨¢n inseparablemente enlazadas a la cuesti¨®n presupuestaria? Nosotros no pretendemos una reforma al margen del Parlamento, aunque tenemos objetivos claros.
P. Las inversiones sanitarias parecen pr¨¢cticamente congeladas. ?A qu¨¦ obedece esto?
R. A lo largo de los ¨²ltimos meses, como recordar¨¢, se han ido publicando, por ¨®rdenes ministeriales, los mapas sanitarios de la mitad de las provincias espa?olas y se continuar¨¢ hasta que sean aprobados los de todas las restantes. Un mapa sanitario supone una planificaci¨®n territorial de necesidades y recursos. Como dec¨ªa, los recursos destinados a la inversi¨®n, por peque?os que pudieran ser, deber¨¢n orientarse dentro de esta planificaci¨®n territorial; y si somos capaces de hacerlo as¨ª -y ¨¦sta es mi voluntad pol¨ªtica-, en el plazo previsto, se habr¨¢ dotado a Espa?a de una estructura sanitaria racional que termine con la anarqu¨ªa que en muchas ocasiones se ha puesto de manifiesto, y, sobre todo, con la sangr¨ªa econ¨®mica que lleva consigo un mal aprovechamiento de nuestros recursos. No obstante, hay que reconocer que, frente a las inversiones de 1977, de 1978 y de 1979, en 1980 la cifra consignada en presupuesto con este fin representa un gran incremento sobre el a?o anterior. Esto supone un gran esfuerzo de gesti¨®n inversora que se est¨¢ poniendo en pr¨¢ctica por el Insalud.
P. Un tema importante en su reforma sanitaria es el pago de acto m¨¦dico, la libre elecci¨®n de m¨¦dico. ?,A qu¨¦ tipo de especialistas podr¨ªa alcanzar?
R. Yo no soy partidario, como responsable de la sanidad de este pa¨ªs, del sistema de pago por acto m¨¦dico. El pago por acto m¨¦dico no era oportuno, al menos por ahora. Por eso, la reforma sanitaria, al permitir la libre elecci¨®n de m¨¦dico no lo hace mediante este sistema retributivo, sino de la forma m¨¢s coherente y que no es otra que la establecida, es decir, un sueldo base de la Administraci¨®n m¨¢s un incentivo por familia que atienda.
P. ?Qu¨¦ dice el ministro a la queja de muchos farmac¨¦uticos, sobre todo los j¨®venes, que se ven excluidos, como siempre est¨¢n excluidos los j¨®venes, de toda participaci¨®n en el hecho sanitario: las farmacias-oficina? El farmac¨¦utico no es, de hecho, el profesional del medicamento, ni participa cient¨ªficamente en su dispensaci¨®n: se limita a entregar lo que le dice una receta. Unamos a esto que la mitad de las farmacias espa?olas, 7.000 u 8.000, apenas son rentables.
R. Veamos la cosa de cara al futuro. Estamos ante un acontecimiento, como es la reforma sanitaria, que borra toda concepci¨®n unilateral para seguir una l¨ªnea de participaci¨®n a todos los niveles. Pero vayamos a lo concreto de su pregunta. Algunos farmac¨¦uticos, hasta ahora, lo repito, hasta ahora, han visto encasillada su actuaci¨®n sanitaria en el ¨¢rea de despacho de medicamentos, cuando su preparaci¨®n profesional y vocacional les hacen muy id¨®neos para tener una mayor participaci¨®n en toda la vida sanitaria. Yo me hago cargo de esta realidad, una vieja realidad, pero los responsables de este ministerio y los farmac¨¦uticos -j¨®venes y menos j¨®venes- vamos a trabajar para obtener no s¨®lo el rendimiento de estos profesionales, Sino sus conocimientos y preparaci¨®n para ponerlos al servicio de todos los espa?oles. Y quiero matizarle que esta labor tendr¨¢, con el, esfuerzo de todos, un papel fundamental en las ¨¢reas rurales. Las aspiraciones de los farmac¨¦uticos se van a cumplir; eso se lo garantizo.
P. ?Por qu¨¦ dijo un antecesor suyo en el cargo que la reforma san¨ªtaria y de la Seguridad Social ¨ªba a quemar a m¨¢s de dos y a m¨¢s de tres ministros? ?Est¨¢ usted tan empe?ado en su proyecto como para cargarse todos los equipos que no le funcionen?
R. Yo creo que esos fantasmas no existen m¨¢s que en las mentes de aquellos que se asustan ante las dificultades. Y la verdad es que, tanto en lo que respecta a la sanidad como en lo que ataf¨ªe a la Seguridad Social, las dificultades son muchas, pero en ning¨²n momento van a empa?ar nuestra vista haciendo que en nuestra retina nazcan esas im¨¢genes, sino todo lo contrario. Van a hacer que imprimamos a nuestra gesti¨®n el ritmo necesario para ir cumpliendo paso a paso los objetivos trazados y contemplados en la reforma sanitaria: el principal de los cuales es dotar al pa¨ªs de una sanidad mejor. Si aceleramos en exceso la marcha de nuestra gesti¨®n, como algunos pretenden, lo ¨²nico que conseguir¨ªamos es organizar un mayor l¨ªo que el que estamos empe?ados en resolver.
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