Cita importante en Bruselas

EL CONSEJO de Ministros de las Comunidades Europeas celebra ma?ana, en Bruselas, una sesi¨®n negociadora con Espa?a, de la que se espera surja una neta clarificaci¨®n de la posici¨®n del ejecutivo comunitario ante el proceso de integraci¨®n de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica en el ¨¢mbito de la CEE.El inter¨¦s de esta cesi¨®n negociadora, a nivel de ministros, no ser¨ªa tan elevado para Espa?a si no hubiera estado precedido de dos acontecimientos que presagian un importante retraso en el posible calendario de la incorporaci¨®n de Espa?a al Tratado de Roma.

El primer dato, y el m¨¢s importante, lo constituye la declaraci¨®n del presidente Giscard del pasado d¨ªa 5 de junio condicionando la entrada de Espa?a en la Comunidad a las reformas de las pol¨ªticas agr¨ªcola y financiera de la CEE.

El segundo hecho que provoca la preocupaci¨®n hispana est¨¢ precisamente: en los trabajos que, en relaci¨®n con esta negociaci¨®n, tiene pendientes de debate y decisi¨®n el Consejo de Ministros comunitario. Concretamente nos referimos a la llamada visi¨®n de conjunto de los temas en negociaci¨®n que deb¨ªa concluir ma?ana y que ha sufrido un serio retraso, dejando pendientes dos temas de especial inter¨¦s para Espa?a, como lo son la pesca y la agricultura. Ello tiene la gravedad de demostrar, por el momento, que la negociaci¨®n est¨¢ bloqueada, como desea Francia, en el cap¨ªtulo agr¨ªcola, s¨ªn que se permita un avance global de la misma.

En estas condiciones, Espa?a debe obtener, ma?ana en Bruselas, una clara respuesta que escape a los lenguajes confusos y equ¨ªvocos que se practican tanto en los pa¨ªses de la CEE -a excepci¨®n de Francia-, como en sus propias instituciones comunitarias y en los primeros rangos de la Administraci¨®n espa?ola. Deber¨ªa pronunciarse el Consejo de la CEE sobre la actitud francesa de aplazar las negociaciones agr¨ªcola y financiera hasta que se reestructuren dichas pol¨ªticas comunitarias, cuyo primer debate del Consejo est¨¢ previsto para la segunda mitad de 1981.

El lunes, los espa?oles debemos saber si, desde ahora, podemos negociar s¨®lo parte del llamado acquis (nivel de desarrollo y de compromisos) de la CEE o la totalidad de los temas pendientes, agricultura incluida. Si el Consejo de la CEE encaja el veto de Fancia y pide la exclusi¨®n del cap¨ªtulo agr¨ªcola o su retraso para el final de la negociaci¨®n, habr¨¢ que entender que la Comunidad suspende las negociaciones con Espa?a. En las citadas condiciones pol¨ªticas y t¨¦cnicas, la presencia de Madrid en los debates de Bruselas ser¨ªa irrisoria, ineficaz y podr¨ªa provocar comprensibles irritaciones y desilusiones en amplios sectores de la poblaci¨®n espa?ola.

Esta debe ser la primera clarificaci¨®n que el Gobierno de Madrid debe obtener en Bruselas, sin buscar f¨®rmulas de componenda, matices esperanzadores o las consabidas declaraciones unilaterales de pa¨ªses que est¨¢n a favor de las tesis hispanas y que no tienen m¨¢s valor que el testimonial, porque todos ellos saben muy bien que mientras Francia mantenga firme su posici¨®n negativa, lo dem¨¢s son ganas de enga?ar a la opini¨®n p¨²blica espa?ola. Gran Breta?a, pa¨ªs que permaneci¨® diez a?os a la espera del s¨ª del general De Gaulle, sabe c¨®mo las gastan en Par¨ªs cuando los negocios de Francia est¨¢n de por medio y mucho m¨¢s en v¨ªsperas de unas elecciones presidenciales, en las que el midi tiene en su poder unos votos que podr¨ªan ser decisivos en el resultado final de los comicios.

Espa?a debe exigir, tras la declaraci¨®n de Giscard, como se comprometi¨® a hacerlo en febrero del pasado ano, en la apertura solemne de la negociaci¨®n, que el Consejo de la CEE anuncie que todos los cap¨ªtulos de la negociaci¨®n ser¨¢n debatibles por los pol¨ªticos y los expertos, al margen de la pol¨ªtica de reestructuraci¨®n intracomunitaria, a la que deber¨ªa asociarse, de alguna manera, al Gobierno de Madrid. Existen f¨®rmulas suficientes para que la negociaci¨®n y la refonna discurran al mismo tiempo de manera paralela o convergente. Y no quiere decir ello que Espa?a se inhibe de los problemas intracomunitarios sino, m¨¢s bien al contrario, que quiere compartirlos, pero desde dentro de la Comunidad y de su proceso reformista. Porque resulta m¨¢s f¨¢cil y factible concluir la negociaci¨®n con las medidas transitorias y las adaptaciones que sean necesarias que ultimar la reforma de las pol¨ªticas financiera y agr¨ªcola de la CEE, que bien podr¨ªan ir mucho m¨¢s lejos de 1985 sin perspectivas de soluci¨®n definitiva.

La segunda garant¨ªa que deberia obtenerse el lunes en Bruselas es que el Consejo d¨¦ a los negociadores comunitarios el mandato para cerrar los cap¨ªtulos pendientes de agricultura y pesca y permita el comienzo de la global negociaci¨®n en el oto?o, como estaba previsto. Si adem¨¢s los nueve aceptan definir un calendario preciso para la incorporaci¨®n de Espa?a a sus trabajos, la clarificaci¨®n esperada ma?ana ser¨ªa completa. Si no lo hacen, valdr¨ªa la pena de que el Gobierno espa?ol dejase de alentar fechas ut¨®picas que no cuentan con el apoyo del Consejo y que, m¨¢s que mantener la tensi¨®n en la opini¨®n p¨²blica, constituyen un equivoco peligroso.