Respuestas de 86 Gobiernos a un cuestionario sobre educaci¨®n femenina

El informe del secretario general sobre la educaci¨®n, uno de los tres subtemas de la Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer, fue preparado por la secretar¨ªa de la conferenc¨ªa en cumplimiento de varias resoluciones de la Asamblea General de la ONU y del consejo econ¨®mico y social.Se basa, fundamentalmente, en las respuestas de 86 Gobiernos y en informes sobre las actividades de la Unesco. El per¨ªodo que se analiza est¨¢ comprendido entre los a?os 1975 y 1978.

La funci¨®n vital de la educaci¨®n en el logro de los objetivos del decenio es evidente de por s¨ª. La inversi¨®n en la educaci¨®n femenina se considera esencial si se desea aumentar su participaci¨®n creativa en el desarrollo, y que contribuyan en forma m¨¢s eficaz al mantenimiento de la paz.

Aunque la promoci¨®n de iguales oportunidades en materia educacional ha sido uno de los objetivos de las pol¨ªticas docentes de muchos pa¨ªses, los indicadores estad¨ªsticos revelan dos hechos: en la mayor¨ªa de los pa¨ªses las mujeres se encuentran todav¨ªa muy por debajo de los hombres en el terreno de la educaci¨®n, y en la mayor¨ªa de las partes del mundo las mujeres no han podido utilizar su educaci¨®n en la misma forma y en la misma medida que los hombres para obtener poder econ¨®mico, social o pol¨ªtico.

La discriminaci¨®n surge de que se considera que la educaci¨®n de la mujer tiene una utilidad econ¨®mica menor, puesto que los hombres y las mujeres no son iguales en el mercado de trabajo. Esta visi¨®n resulta significativamente reforzada por la propia educaci¨®n. Los sistemas educacionales que se aplican reflejan las estructuras dominantes en cuanto a la situaci¨®n de hombres y mujeres en una sociedad determinada. En muchas regiones del mundo las escuelas contin¨²an ense?ando que se espera de la mujer que desempe?e un papel pisivo en la sociedad.

Debido a las tremendas variaciones en la situaci¨®n econ¨®mica, social, cultural y geogr¨¢fica de la mujer, ocuparse de su educaci¨®n utilizando un criterio general es peligroso. Por ejemplo, se calcula que el gasto p¨²blico en educaci¨®n oscila de diecinueve d¨®lares por habitante, en los pa¨ªses en desarrollo, a 268 d¨®lares por habitante en los pa¨ªses desarrollados.

Permanente desigualdad existe entre hombres y mujeres en los sistemas educacionales. Aunque en un n¨ªvel general la matr¨ªcula femenina ha aumentado entre 1975 y 1978, las mujeres constituyen a¨²n una minor¨ªa en la ense?anza primaria, secundaria y superior. En la secundaria, la matr¨ªcula femenina ha disminuido en varios pa¨ªses. Las expectativas para 1985 son que la participaci¨®n de la mujer ed los pa¨ªses desarrollados permanezca estable en la ense?anza primaria y secundaria, y disminuya en la superior. La tasa de deserci¨®n en la primaria, secundaria y superior es mayor en los pa¨ªses en desarrollo que en los desarrollados. En muchos de los pa¨ªses en desarrollo, la alfabetizaci¨®n contin¨²a siendo un problema principal para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n femenina.

Las restricciones financieras fueron el principal obst¨¢culo encontrado por muchos pa¨ªses para que la mujer accediera a la educaci¨®n en un plano igualitario.