El Museo de Escultura de Valladolid convoca un concurso-exposici¨®n de peque?a escultura
En los meses de noviembre y diciembre tendr¨¢ lugar en Valladolid un concurso-exposici¨®n de peque?a escultura, organizado por el Museo Nacional de Escultura de Valladolid en colaboraci¨®n con el Centro de Promoci¨®n de las Artes Pl¨¢sticas e Investigaci¨®n de Nuevas Formas Expresivas, dependiente del Ministerio de Cultura. Una convocatoria similar fue realizada tambi¨¦n por el Museo Nacional de Escultura en 1969, pero, en aquella ocasi¨®n, fue una entidad de arte creada por una firma comercial quien patrocin¨® el concurso de peque?a escultura. El Museo Nacional, tras aquella primera experiencia, prefiri¨® enfocar el certamen de forma diferente y, once a?os despu¨¦s, ha visto cumplido su prop¨®sito.
Para llevar a cabo este concurso-exposici¨®n de peque?a escultura, el museo vallisoletano contar¨¢ con una ayuda oficial de dos millones de pesetas, que se destinar¨¢n a premios (habr¨¢ uno de 500.000 pesetas y otro de 250.000 pesetas) y a la organizaci¨®n del certamen. Las obras presentadas no deber¨¢n superar los setenta cent¨ªmetros de altura, podr¨¢n estar realizadas en cualquier material y tendr¨¢n que ser vol¨²menes exentos. Quedan, por tanto, excluidos los relieves.La convocatoria de este concurso de peque?a escultura, uno de los m¨¢s importantes de los que se celebran en Espa?a, se inscribe dentro de las actividades que organiza el Museo Nacional de Escultura en un intento de no limitar su funci¨®n a la mera exposici¨®n de las obras que all¨ª se hallan. ?Nuestro deseo?, indic¨® Elo¨ªsa Garc¨ªa de Watemberg, directora del museo, ?es contar con una secci¨®n dedicada a la escultura contempor¨¢nea, pero actualmente carecemos de espacio para ello. De cualquier forma, las obras premiadas pasar¨¢n a pertenecer a los fondos del museo?.
Elo¨ªsa Garc¨ªa de Watemberg se lamenta de que el Museo Nacional de Escultura, que alberga la mejor colecci¨®n de esculturas de madera policromada del mundo, sea a¨²n un gran desconocido no s¨®lo para muchos espa?oles, sino para numeros¨ªsimos vallisoletanos. ?Hemos realizado?, agreg¨®, ?constantes esfuerzos para conseguir que todo el que lo desee se pase por aqu¨ª, pero los resultados no han sido demasiado positivos. Durante el pasado curso enviamos cartas a colegios y f¨¢bricas de la ciudad; les instamos a conocer el museo, les ofrecimos gu¨ªas o colaboradores para dirigir la visita. La respuesta fue m¨ªnima. Unicamente acudieron algunos colegios y los trabajadores de dos factor¨ªas. Pusimos tambi¨¦n anuncios en la, Prensa en los que ped¨ªamos que la gente aportara sugerencias e ideas, cosas que se pudieran realizar para llevar el museo a los vallisoletanos. S¨®lo recibimos tres llamadas telef¨®nicas y en las tres lo primero que nos preguntaron fue el salario. Al decirles que no hab¨ªa remuneraci¨®n se acab¨® la charla?.
Exposiciones monogr¨¢ficas
Pese a este deinster¨¦s, en 1979 visitaron el Museo Nacional de Escultura 105.779 personas, y en los meses transcurridos de 1980 ya se ha duplicado el n¨²mero. Muchos de los visitantes han acudido para contemplar las exposiciones monogr¨¢ficas organizadas: Did¨¢ctica de la escultura, Arte contempor¨¢neo en la colecci¨®n de la Fundaci¨®n Juan March El ni?o en las obras del Museo Nacional de Escultura, Controles de clima y luz en los museos, Antolog¨ªa de Mateo Hern¨¢ndez Antolog¨ªa de Venancio Blanco y Cien a?os del descubrimiento de Altamira. Con motivo de la conmemoraci¨®n del centenario del nacimiento de san Benito, el Museo Nacional de Escultura tiene previsto organizar otras dos exposiciones: una sobre toda la obra art¨ªstica que se hallaba en el convento de San Benito antes de la desamortizaci¨®n, y la segunda, en torno a la iconograf¨ªa de san Benito. Con ellas se espera que aumente sensiblemente el n¨²mero de visitantes y, por consiguiente, que se difunda y adquiera mayor resonancia el Museo Nacional de Escultura. ?No cabe duda?, insisti¨® la se?ora Garc¨ªa de Watemberg, ?que la variedad de escultura de madera policromada que se da aqu¨ª no existe en ning¨²n otro museo del mundo. Una prueba de ello es que a la exposici¨®n europea que se organiz¨® en Italia para rememorar la Florencia de los M¨¦dicis s¨®lo fueron tres obras en madera policromada y, de ellas, dos, ambas de Berruguete, pertenecen al Museo Nacional de Escultura de Valladolid?.
La fachada, en peligro
A la directora del museo no se le ocultan tampoco los problemas, algunos de ellos graves, con que se enfrenta en la actualidad el Museo de Escultura, El primero, y sin duda m¨¢s importante, proviene de la situaci¨®n en que se halla la fachada, un aut¨¦ntico retablo en piedra realizado a finales del siglo XV por Gil de Silo¨¦. Todo el conjunto est¨¢ ennegrecido y ofrece un aspecto muy sucio. Algunas figuras est¨¢n amenazadas de destrucci¨®n, ya que la piedra, a causa de la humedad propia del lugar y de las trepidaciones ocasionadas por los veh¨ªculos que pasan a escasos metros de la fachada, se est¨¢ desmoronando.Otro de los problemas con que topa el Museo Nacional de Escultura es la escasez de presupuesto (3.756.000 pesetas anuales sin contar los sueldos de la plantilla), y de personal (dos facultativos y diecinueve vigilantes para atender a cerca de novecientas obras, algunas de ellas formadas por numerosas esculturas). Esta carencia de personal obliga a realizar horarios que no pueden ajustarse a las demandas del p¨²blico -en verano s¨®lo se abre de nueve a dos de la tarde- y a no poder atender todas las necesidades. Un ejemplo claro lo constituye la ausencia de gu¨ªas, trabajo que llevan a cabo colaboradores provisionales y voluntarios.
Pese a esto y a la ausencia de espacio, la Junta de Adquisiciones contin¨²a comprando obras, especialmente de madera policromada, para aumentar el patrimonio de un museo en el que Alonso Berruguete, Juan de Juni y Gregorio Fern¨¢ndez, los tres grandes imagineros, contin¨²an siendo los pilares b¨¢sicos y los autores de las obras m¨¢s visitadas y admiradas.
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