Palos en lugar de votos y un golpe, ?legal?, a la lengua de los valencianos
No tengo noticia de que hechos como los que son posibles en la ciudad de Valencia se hayan producido en cualquier otro lugar despu¨¦s de que fuera proclamada una Constituci¨®n con la que estoy en desacuerdo -y por eso no la vot¨¦-, pero que tengo derecho a invocar, en la medida en que es a partir de ella como creo que habr¨¢ de reformarse, mediante las suficientes mayor¨ªas electorales.Me refiero, en primer lugar, a las agresiones sufridas el 9 de octubre del a?o pasado por el alcalde y el presidente de la diputaci¨®n, se?ores P¨¦rez Casado y Girona, ambos del PSOE, as¨ª como el rector de la universidad, doctor Colomer. Tuvieron lugar durante los actos conmemorativos de la conquista de la ciudad de Valencia, que por esta causa no llegaron a celebrarse. Las Fuerzas de Orden P¨²blico, tan extremadamente eficaces en otras ocasiones, fueron incapaces de cortar estos hechos.
Tambi¨¦n lo fueron el pasado d¨ªa 14, cuando los mismos que lo hicieron el 9 de octubre del a?o pasado agredieron esta vez al presidente de la diputaci¨®n, Manuel Girona. Los seis miembros de las Fuerzas de Orden P¨²blico que destac¨® el gobernador civil fueron insuficientes o incapaces para evitarlo. Los agresores no llegaron por sorpresa a la diputaci¨®n en aquel momento, sino que permanec¨ªan all¨ª desde la tarde anterior con pancartas cuyas leyendas permit¨ªan sospechar sus intenciones. Una manifestaci¨®n ilegal tan prolongada ?c¨®mo no fue disuelta con la eficacia con que se disuelven las de signo contrario?
En el caso del 9 de octubre del pasado a?o y en el del d¨ªa 14 de julio la acusaci¨®n era la misma: catalanismo. Y tambi¨¦n era parecida la situaci¨®n pol¨ªtica local, porque entonces estaba en crisis el Consell Preauton¨®mico y ahora van a comenzar -al menos eso se dice- negociaciones UCD, PSPV (PSOE) y PCPV sobre el Estatuto de Autonom¨ªa.
Cualquiera pensar¨ªa que lo que se ventila tan expeditivamente por parte de la extrema derecha integrante de esos Grups d'Acci¨® Valencianista (GAV), y otros semejantes que lanza a la calle UCD, es dilucidar si es catal¨¢n el valencia no, si el valenciano no es m¨¢s que la manera que tenemos los valencia nos de hablar el catal¨¢n o si se trata de una lengua diferente que, seg¨²n los ?fil¨®logos? e ?historiadores? improvisados para el caso, vendr¨ªa del romance directamente a partir de los moros, y no con los conquistadores y repobladores catalanes.
Analfabetismo filol¨®gico de Abril Martorell
El se?or Abril Martorell, cuyo analfabetismo filol¨®gico -o el cinismo para sustituir la verdad con la mentira, a conciencia de que es mentira- es realmente espectacular, ya hizo editar una versi¨®n de la Constituci¨®n en ese ?valenciano? que se han sacado de la manga unos aficionados lamentables incapaces, a pesar de todo, de diferenciarlo su ficiente mente del catal¨¢n.
Ha sido tambi¨¦n el se?or Abril Martorell, dictando la consigna con su habitual rudeza, quien, despu¨¦s de una reuni¨®n de la UCD ?regional? en Benicasim, explic¨® el otro d¨ªa que ?no somos nacionalistas, y esto debe quedar bien claro; pero s¨ª que somos autonomistas, y esto tambi¨¦n debe quedar bien claro?. Estaba claro aunque no lo hubiera dicho. Como est¨¢ claro tambi¨¦n que es desde ese autonomismo, opuesto al nacionalismo, desde donde se fraguan, cuando conviene, la desestabilizaci¨®n, mediante la conocida, t¨¦cnica de manipular ignorancias. Un idioma que se habla, pero que jam¨¢s ha sido ense?ado en la escuela, y cuya ?normalizaci¨®n? depende de los esfuerzos de quienes saben que, si el idioma s¨®lo no es la naci¨®n, s¨ª que es su voz y su palabra, puede, desde luego, manipularse y puede mentirse conscientemente sobre su identidad, la cultura que ha generado, su unidad, etc¨¦tera.
El castellano no se podr¨¢ encontrar nunca en esa situaci¨®n. Es el idioma oficial, ha sido ense?ado a todos en todas las escuelas y ha intentado sustituir a los otros idiomas del Estado, s¨®lo tolerados, cuando no prohibidos, y nunca permitidos en las aulas, en la Administraci¨®n, en el ejercicio del poder, etc¨¦tera. Es por eso por lo que ning¨²n andaluz, por ejemplo, a pesar de las diferencias fon¨¦ticas y hasta de l¨¦xico existentes entre su castellano y el que se habla en los otros pa¨ªses castellanos, creer¨¢ nunca que habla otro idioma. El catal¨¢n, en cambio, no s¨®lo no entr¨® en la escuela cuando ¨¦sta se generaliz¨®, sino que estaba expresamente prohibido y perseguido. Lo ha estado y est¨¢ ahora, muy lejos de la normalidad, a pesar de lo que dice la Constituci¨®n al respecto. No puede ser, pues, extra?o que quienes, a pesar de hablarlo, ignoran todo sobre el catal¨¢n, lleguen a creer la falsedad de que es diferente en sus ra¨ªces y origen el que se habla en el Pa¨ªs Valenciano del que se habla en Catalu?a o en las Baleares.
Claro que una suplantaci¨®n como ¨¦sa no la avalar¨¢n nunca los fil¨®logos que estimen su prestigio profesional. No la avalar¨¢ un acad¨¦mico que se niegue a favorecer la confusi¨®n. Tal vez, sin embargo, unos y otros, si son castellanos, consideren la cuesti¨®n lo suficientemente ajena corno para desentenderse de ella, puesto que el problema deber¨ªa ser exclusivamente cient¨ªfico, pero ha llegado a constituir un problema pol¨ªtico. ?Por qu¨¦? Porque de lo que s¨¦ trata es de que el valenciano, es decir, la forma dialectal que los valencianos tenemos de hablar el catal¨¢n, no llegue a ?normalizarse?. Si se normaliza, es decir, si entra en la escuela, si se utiliza en la universidad, si alcanza el uso administrativo, si accede a los medios de comunicaci¨®n, como la Televisi¨®n, la radio, etc¨¦tera, ?c¨®mo se podr¨¢ evitar que llegue con el tiempo a identificar un pueblo consigo mismo? Una lengua es tambi¨¦n una cultura y una historia, y de lo que se trata es de esconder esa cultura y esa historia para que no haya ?nacionalismo?, para que s¨®lo haya ?autonomismo?.
Violencia contra raz¨®n
Es esa la raz¨®n de las agresiones verbales y f¨ªsicas a las autoridades democr¨¢ticamente elegidas. Es esa la raz¨®n de las negativas de UCD a aprobar un presupuesto extraordinario de la Diputaci¨®n de Valencia, donde, para suplir lo que no se puede hacer desde una autonom¨ªa inexistente y problem¨¢tica en su futuro, se libran partidas en favor de la cultura, subvencionando la edici¨®n de libros o favoreciendo campa?as -como los cursos Carles Salvador, para adultos-, con las que se trata de no dejar pasar el tiempo sin hacer algo para sostener un esfuerzo que confia enlazar con la normalizaci¨®n.
Llegar a la violencia, a partir de esta situaci¨®n, es l¨®gico si se tiene en cuenta que, por ejemplo, los medios de comunicaci¨®n, desde los que se atiza el fuego ?anticatalanista?, niegan espacios para las explicaciones racionales. Todo el que defiende la verdad cient¨ªfica que testimonian los fil¨®logos y los historiadores son presentados como unos vendidos a los halagos con que les compran desde el otro lado del Ebro, que quieren entregar el ? Regne de Valencia? al expansionismo catalanista.
Es con esos ?argumentos? como se trata de impedir que la ?normalidad? ling¨¹¨ªstica y la cultural, que es su consecuencia, revelen la comunidad hist¨®rica de todas las tierras que hablan el mismo idioma.
Los partidos parlamentarios de la izquierda en el Pa¨ªs Valenciano, que al fin y al cabo dependen de organismos centrales paralelos al Estado y participan de sus empe?os uniformadores, han ejercitado el oportunismo favoreciendo la ambig¨¹edad en el decreto sobre ?biling¨¹ismo? al aceptar la idea de una ?lengua valenciana?. Y no se detienen ah¨ª, sino que, sin ser anticatalanistas, afirman, aunque nadie se lo pregunte, que no son partidarios del proyecto pol¨ªtico de los pa¨ªses catalanes. Se defienden de lo que no les acusan, para evitar que lo hagan, lo cual es como acusar impl¨ªcitamente a los que s¨ª son partidarios. Y de toda esta ambig¨¹edad ?qu¨¦ provecho sacan? Ah¨ª est¨¢n los resultados a la vista. El alcalde y el presidente de la diputaci¨®n, socialistas, son agredidos.
Por su parte, en cambio, la UCD de la ?Regi¨®n Valenciana? despliega el poder de tres ministros nada menos para impedir que crezca el nivel de conciencia ?nacional? del Pa¨ªs Valenciano. Y en esa batalla, toda desestabilizaci¨®n les parece ¨²til. La indiscutible naturaleza com¨²n del idioma que hablamos desde Salses a Guardarmar, desde Mah¨®n a Fraga, es pura y simplemente negada, sin toma siquiera la molestia de inventar razones. Y se establece la mentira como verdad. El problema de bandera se saca del ¨²nico contexto en el que, en todo caso, tendr¨ªa sentido, que es el de la investigaci¨®n hist¨®rica, para convertirlo objetivo pol¨ªtico, etc¨¦tera.
Necesitan moneda de cambio para negociar la autonom¨ªa, con la que ?ha de quedar claro que son autonomistas?, como dice el se?or Abril, quien se niega a utilizar para llegar a ella, otra v¨ªa que la art¨ªculo 143. ?C¨®mo cerrar el paso una autonom¨ªa digna de ese nombre, que parece ser la que postula la izquierda parlamentaria? Diciendo que lo que esa izquierda quiere es ?catalanizar? el Pa¨ªs Valenciano. De ese modo resulta que la autonom¨ªa por la del art¨ªculo 143 es la de los que defienden la ?Regi¨®n Valenciana?, el ?Levante espa?ol?, que viene a ser lo mismo, de la ?agresi¨®n catalana?. Y si la izquierda no quiere parecer ?catalanista?, ya sabe que ha de hacer: aceptar el 143 renunciar al 151.
Pero la izquierda ?qu¨¦ har¨¢? Lo que le manden desde Madrid, por supuesto, ya que tampoco es racionalista; tambi¨¦n es autonomista nada m¨¢s. O sea, tampoco es valencianista. Seguir¨¢, pues, recibiendo las bofetadas, y no simb¨®licas, sino reales.
Despu¨¦s de escrito este art¨ªculo ha aparecido la orden ministerial que desarrolla el llamado decreto de biling¨¹ismo. Seg¨²n esa orden, cuyo borrador confeccion¨® UCD desde un Consell en el que no estaba el PSPV (PSOE) y con la abstenci¨®n del PCPV, es decir, unilateralmente, una comisi¨®n mixta, en la que s¨®lo habr¨¢ un representante de todas las universidades valencianas, decidir¨¢ los textos y qui¨¦nes hayan de ense?arlos, es decir, decidir¨¢ si se ense?a un idioma inventado -?por qui¨¦n y con qu¨¦ autoridad?- o el que responde a las normas comunes firmadas en Castell¨® el a?o 1932 por los m¨¢s representativos escritores de todos los territorios de habla catalana. Y tendr¨¢ que decidir qui¨¦n lo ense?a, aunque la incre¨ªble exclusi¨®n de los licenciados o filolog¨ªa catalana en las universidades de Catalu?a y de las Baleares ya indica por d¨®nde van los tiros: por la divisi¨®n del idioma para debilitarlo. Es como si un profesor castellano licenciado en Sevilla no pudiera ense?ar ese idioma fuera de Andaluc¨ªa. Se trata de una situaci¨®n demencial que hemos de agradecer -entre otros- a los tres ministros de la UCD valenciana, quienes, por supuesto, ni hablan valenciano, ni lo escriben, ni les interesa.
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