La enfermedad de Nervacero
El cr¨¦dito excepcional que, seg¨²n parece, va a dispensar el Gobierno a la empresa sider¨²rgica vizca¨ªna Nervacero resuelve moment¨¢neamente los graves problemas de tesorer¨ªa que la misma tiene planteados. En cambio, resulta m¨¢s dudoso, considerando las circunstancias concurrentes en el caso, que la soluci¨®n -arbitrada a cargo del erario p¨²blico, que es como decir a cargo del bolsillo de los contribuyentes espa?oles- despeje de forma definitiva el futuro de la citada entidad.(...) La situaci¨®n econ¨®mica de la empresa, que ya se hallaba inmersa en las dificultades derivadas de un entorno econ¨®mico desfavorable y una gesti¨®n empresarial poco afortunada, acab¨® as¨ª al borde de la quiebra. Y, adem¨¢s, se gener¨® un clima de tensi¨®n y violencia que culminar¨ªa con la ocupaci¨®n del Ayuntamiento de Bilbao y del Parlamento vasco, sin que este avasallamiento de las instituciones democr¨¢ticas suscitase en las organizaciones sindicales otra cosa que una postura de cr¨ªtica tibia y vergonzante.
(...) Cuando a principios del mes de julio la solicitud de apoyo financiero para Nervacero fue examinada por el Banco de Cr¨¦dito Industrial, ¨¦ste acord¨®, a la vista de los planes de viabilidad de la empresa y las auditor¨ªas pertinentes, que no proced¨ªa otorgar la ayuda demandada. ?El banco?, seg¨²n declar¨® a la saz¨®n su presidente, ?es responsable de tutelar los intereses que se le encomiendan y que, por ser una parte de la inversi¨®n p¨²blica, son el dinero de todos los espa?oles. Desgraciadamente, el marco t¨¦cnico al que tendr¨ªa que haberse sometido su solicitud de cr¨¦dito ha sido sobrepasado por unas motivaciones pol¨ªticas absolutamente extra?as a la tramitaci¨®n normal de los miles de cr¨¦ditos que el banco concede anualmente a multitud de empresas del pa¨ªs?. En otras palabras: el desgaste ocasionado por el prolongado per¨ªodo de conflictividad ha mermado en tal grado la solvencia y el contenido patrimonial de Nervacero que, sobre la base de estrictas consideraciones t¨¦cnicas, no tiene sentido otorgarle, unos cr¨¦ditos que probablemente terminar¨¢n nutriendo el fondo de morosos y fallidos del banco oficial. (...)
Por lo dem¨¢s, ya va siendo hora de que los buenos prop¨®sitos del plan econ¨®mico del Gobierno, que ahora va a cumplir un a?o, plasmen, en materia de reconversi¨®n industrial y reasignaci¨®n de recursos, en medidas concretas y en criterios objetivos, que terminen de una vez por todas con el amplio margen de discrecionalidad que el poder ejecutivo se ha atribuido a s¨ª mismo.
(...) Por ello, los principios del PEG han de desarrollarse sin m¨¢s demoras. De otro modo, el ciudadano seguir¨¢ abrigando serias dudas acerca de si los recursos que aporta al Estado por v¨ªa contributiva se est¨¢n empleando de la forma m¨¢s conveniente para el pa¨ªs.
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