Los sectores hidr¨¢ulico y nuclear, los m¨¢s afectados por el retraso de la pol¨ªtica energ¨¦tica
La falta de decisi¨®n para afrontar las inversiones necesarias en materia de energ¨ªa hidr¨¢ulica, junto con las dificultades pol¨ªticas que encuentra el desarrollo de las previsiones en materia de energ¨ªa nuclear, son las principales r¨¦moras que presenta el balance del primer a?o de vigencia del Plan Energ¨¦tico Nacional (PEN), aprobado a finales del mes de julio del pasado a?o. La situaci¨®n actual, que para algunos sectores es alarmante y puede derivar en restricciones el¨¦ctricas en los pr¨®ximos a?os, es considerada desde la Comisar¨ªa de la Energ¨ªa como ?no tan preocupante, aunque se necesita una ¨¢gil actuaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica para llevar adelante los objetivos del PEN, tendentes a reducir el d¨¦ficit de energ¨ªa primaria que sujeta la demanda espa?ola a una fuerte dependencia del petr¨®leo, con el consiguiente coste para nuestra econom¨ªa?. Los principales objetivos del PEN -se dice en el pre¨¢mbulo del texto aprobado por el Congreso en julio del pasado a?o- se centran en la moderaci¨®n de los consumos energ¨¦ticos y en su adaptaci¨®n progresiva a los recursos reales del pa¨ªs, fomentando cambios estructurales hacia esquemas productivos menos consumidores de energ¨ªa y m¨¢s generadores de empleo, y propugnando una reordenaci¨®n administrativa y sectorial.
El PEN pretend¨ªa, en definitiva, asegurar una oferta energ¨¦tica suficiente y diversificada que permitiera el m¨¢ximo crecimiento posible del producto interior bruto (PIB), compatible con los equilibrios externo e interno de nuestra econom¨ªa.
Las previsiones del PEN apuntaban a que las proyecciones de la demanda energ¨¦tica global, suponiendo invariables las tendencias hist¨®ricas de las elasticidades-renta y las elasticidades-precio llevar¨ªan, sobre la base de un crecimiento del PIB de un 4% anual (del 1% en 1978, y del 4% entre 1979 y 1987), a una demanda global en 1987 de 161 millones de toneladas equivalentes de carb¨®n (TEC), frente a 99 millones de TEC en 1977.
Sin embargo -dice el texto del PEN-, una pol¨ªtica en profundidad y efectivamente aplicada sobre precios y conservaci¨®n puede modificar las elasticidades mencionadas, reduciendo las necesidades energ¨¦ticas totales en un 10%, sin afectar al producto total al final del per¨ªodo contemplado en el PEN. De ella manera, para la demanda energ¨¦tica estimada resultar¨ªa una cifra del orden de 145 millones de TEC en 1987.
La realidad, dejando al margen las previsiones y una vez cumplido el primer a?o de vigencia del PEN, es muy distinta. El nivel de autoabastecimiento de energ¨ªa primar¨ªa que se preve¨ªa para este a?o, situado en un 34%, se ver¨¢ rebajado en 6,7 puntos, aunque la diferencia se podr¨ªa reducir a tan s¨®lo cuatro puntos, si la hidraulicidad fuera la de? a?o medio.
Para la Comisar¨ªa de la Energ¨ªa, la causa de este desfase se debe b¨¢sicamente al importante retraso nuclear y, en menor medida, a las menores producciones de petr¨®leo y de carb¨®n sobre las previstas en el PEN.
Otro objetivo del PEN era la diversificaci¨®n de los consumos de energ¨ªas primarias y de las fuentes de suministro. En el caso del petr¨®leo, seg¨²n la Comisar¨ªa de la Energ¨ªa, se ha logrado ya que los consumos reales de 1977, 1978 y 1979 hayan sido menores que los estimados, y el consumo de 1980 ser¨ªa pr¨¢cticamente igual al previsto si el a?o hidr¨¢ulico hubiera sido medio. Los resultados han sido todav¨ªa mejores en el carb¨®n, ya que el consumo realizado en el trienio 1977-1979 ha sido similar al previsto en el PEN, y superior en 1,3 TEC, en el a?o 1980.
El gas natural y la energ¨ªa nuclear han contribuido al abastecimiento en menor cuant¨ªa de la prevista. Los retrasos de la energ¨ªa nuclear y del gas natural son graves -se?ala Luis Maga?a, comisario de la Energ¨ªa-, por dos razones principales: la primera, porque son energ¨ªas sustitutivas del petr¨®leo, y la segunda, y en mayor medida, en la energ¨ªa nuclear, porque las cuantiosas inversiones realizadas permanecen inmovilizadas hasta que las instalaciones sean puestas en servicio, lo que da lugar a tener que pagar m¨¢s de 30.000 millones de pesetas al a?o de intereses intercalarios, drenando a la econom¨ªa estos recursos, que podr¨ªan ser empleados en otros sectores necesitados de inversiones.
Como el objetivo prioritario del PEN es disminuir la dependencia del petr¨®leo, en aplicaci¨®n de las resoluciones aprobadas por el Congreso en julio de 1979, se han tomado diversas medidas, entre las que tiguran:
Sustituci¨®n del consumo de 1,7 millones de toneladas de fuel por 2,43 millones de toneladas de carb¨®n en el sector cemento y reconversi¨®n de la flota, con un ahorro de 300.000 toneladas de fuel.
Aceleraci¨®n de la construcci¨®n de las centrales termoel¨¦ctricas de carb¨®n nacional e importado y reconsideraci¨®n y adecuaci¨®n de la aportaci¨®n del gas natural al balance energ¨¦tico, en funci¨®n de los contratos de importaci¨®n actualmente firmados y de las posibilidades ciertas de producci¨®n nacional de 2,6 millones de toneladas equivalentes de petr¨®leo de gas natural, dos millones de Jaca y 0,6 millones de C¨¢diz.
El comisario de la Energ¨ªa agrega otras medidas tendentes a fomentar la producci¨®n nacional de energ¨ªa y a moderar el crecimiento de la demanda energ¨¦tica: ayudas a la tonelada producida de carb¨®n, la financiaci¨®n de las existencias de carb¨®n y de uranio que hay que mantener hasta que entren en servicio las centrales consumidoras, el fomento de las inversiones en la exploraci¨®n y desarrollo de hidrocarburos en la explotaci¨®n del uranio, as¨ª como en la investigaci¨®n de nuevas energ¨ªas, como la solar y la e¨®lica.
Tambi¨¦n se ha abierto una l¨ªnea de cr¨¦dito, con destino a la conservaci¨®n de la energ¨ªa, de 10.000 millones de pesetas en 1.980, y se prev¨¦ elevar esta cantidad en los pr¨®ximos a?os.
El mundo id¨ªlico que constituyen las previsiones del PEN, cuando desciende a la realidad de su aplicaci¨®n pr¨¢ctica, las diferencias son sustanciales. Por ejemplo, por lo que se refiere a la l¨ªnea de cr¨¦dito de 10.000 millones de pesetas habilitada con destino a la conservaci¨®n de energ¨ªa, la realidad ha demostrado que no existe suficiente demanda al respecto y las que llegan hasta el Banco de Cr¨¦dito Industrial no satisfacen a esta entidad. De esta manera, tan s¨®lo est¨¢n en marcha cinco proyectos, que apenas totalizan 2.000 millones de pesetas.
En cuanto a las previsiones de las centrales termoel¨¦ctricas de carb¨®n nacional e importado, dichas centrales fueron contratadas por un sistema de urgencia en el mes de marzo pasado y se espera que, una vez que sus 3.000 megavatios de potencia entre en producci¨®n, a finales de 1984, permitan un ahorro de 4 millones de toneladas de petr¨®leo.
Las previsiones sumaban a estas centrales las de Meirama (500 megavatios), Lada (350), Teruel III (350) y ENECO, con 210 megavatios, as¨ª como Alcudia, en Mallorca, con dos equipos de 125 megavatios.
La suma de previsiones a?ade la suma de las centrales nucleares en construcci¨®n, diez grupos cuyas obras se encuentran en avanzado estado de construcci¨®n, m¨¢s tres que fueron autorizadas el pasado a?o y otras dos que ser¨¢n autorizadas en el curso del presente a?o.
El resultado de las previsiones establece que la pol¨ªtica energ¨¦tica habr¨¢ permitido sustituir, en 1987, no menos de veinticuatro millones de toneladas de petr¨®leo: la mitad del consumo espa?ol en 1980.
El panorama de previsiones se complementa con el plan que ya tiene muy adelantado el Ministerio de Industria y Energ¨ªa para promover aprovechamientos hidroel¨¦ctricos peque?os que en ¨¦pocas anteriores pudieron no ser objeto de atenci¨®n, pero que, en las actuales circunstancias energ¨¦ticas, constituyen un recurso a utilizar. La impresi¨®n que se tiene en Industria es que la aportaci¨®n de estos peque?os aprovechamientos puede llegara representar entre 1.500 y 2.000 megavatios de potencia.
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