Piornedo solicita ayuda para reparar sus "pallozas" prerromanas
Situado a 1.200 metros de altura, en plena sierra de los Ancares, en la provincia de Lugo, Piornedo es una aldea prerromana, capaz de hacer las delicias de los mucho visitantes que hasta ella llegan, pero que para los menos de sus setenta habitantes resulta no ya extraordinariamente inc¨®modo; sino inhumano, cada vez que, con un atrevimiento especial, estos visitantes entran en las pallozas, lo miran todo y disparan sus c¨¢maras fotogr¨¢ficas ante la mirada sorprendida de los lugare?os, que comienzan a darse cuenta de la condici¨®n milenaria de la aldea.De la importancia que en otro tiempo tuvo puede darnos idea el hecho de que incluso cont¨® con escribano, seg¨²n se deduce de los diversos documentos que a¨²n se conservan. La importancia hoy se la conceden quienes se deciden a correr la aventura de realizar el viaje por estrechas y dif¨ªciles carreteras, que cruzan los m¨¢s altos montes de los Ancares.
Los habitantes de Piornedo no pueden permanecer ajenos a la invasi¨®n tur¨ªstica, pese a sus intentos. ?En los ¨²ltimos tiempos llegan m¨¢s visitantes que nunca, lo miran todo y nos hacen muchas fotos, pero nadie viene a arreglarnos las pallozas, que se est¨¢n cayendo?.
Aunque el m¨¦dico m¨¢s pr¨®ximo lo tienen en Doiras o en San Rom¨¢n de Cervantes -en donde aseguran que naci¨® el autor del Quijote, o, cuando menos, su madre-, a seis horas de camino y a m¨¢s de hora y media en coche; la farmacia, a una treintena de kil¨®metros, y los ni?os han de recorrer cuatro o cinco kil¨®metros cada ma?ana para asistir a clase, los vecinos de Piornedo, que tienen su principal fuente de subsistencia en la ganader¨ªa, se muestran profundamente preocupados por la conservaci¨®n de las catorce pallozas que all¨ª quedan, la mayor¨ªa amenazan con venirse al suelo.
?Estoy aqu¨ª, aguantando mecha. A lo mejor, ofendo a alguno, pero no hay derecho a esto. Yo no soy nada, s¨®lo un pasion isla y un enamorado de los Ancares, y si no fuese as¨ª, no estar¨ªa aqu¨ª. Primero, diga usted que las pallozas se caen, y luego diga todo lo que quiera?, comenta Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez Arias, mientras trataba de vender una botella de champa?a fr¨ªo y unos chorizos a un grupo de j¨®venes madrile?os. En la puerta de su taberna puede verse una placa con la inscripci¨®n ?Los monta?eros de la Pe?a Trevinca, de Gal¨ªcia, a Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez Arias, forjador del pueblo de Piornedo 1968?.
Jos¨¦ Mar¨ªa mantiene la misma opini¨®n que el resto de los vecinos del poblado, quienes, sin duda, tratan de aprovecharse de la importancia de las pallozas, viviendas de origen celta, con tejado c¨®nico y de paja de centeno y base de granito, en las que conviv¨ªan y conviven animales y hombres, sin m¨¢s divisiones interiores que las hechas con unas tablas que separan la cuadra de las vacas de la habitaci¨®n. Pocos metros cuadrados, envueltos en olores, humo y miseria para todos.
?Si quieren que haya pallozas, tienen que arreglarlas?. Todo el vecindario se muestra un¨¢nime en este aspecto, y ve como soluci¨®n el que la Administraci¨®n construya un poblado en las proximidades del n¨²cleo y mantenga las viviendas y establos actuales para mesones, alojamientos de visitantes y monta?eros y museo etnogr¨¢fico. Pero, conscientes del valor del conjunto hist¨®rico, algunos de ellos, como Albino Rodriguez, piden que la casa ?que nos den tenga comodidades y tambi¨¦n un establo en condiciones?, mientras Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez no aspira a m¨¢s que a ?una vivienda modesta, en la que pueda continuar con mi taberna?. Y es que, ante la avalancha de forasteros, una importante mayor¨ªa de vecinos piensan instalar nuevas tabernas e incluso hostales para dar posada a los visitantes, porque ?es la ¨²nica forma de sacar algo de dinero. Ya ve que aqu¨ª no tenemos otra cosa que el ganado?.
Seg¨²n algunos proyectos realizados, el coste de la operaci¨®n Piornedo, como ya se le llama, no le supondr¨ªa a la Administraci¨®n m¨¢s de cuarenta millones de pesetas. Dos millones por cada una de las diez viviendas a construir, y otros veinte destinados a la restauraci¨®n de las pallozas, pavimentaci¨®n de los caminos y dotaci¨®n de servicios a la peque?a aldea. Naturalmente, deber¨ªa de contar con un conservador que ser¨ªa el encargado del mantenimiento del poblado, e incluso los nativos piensan que se podr¨ªa cobrar entrada por visitarlo. Pero, al margen de todo esto, los vecinos de Piornedo exigen tambi¨¦n que algunas de las construcciones prerromanas contin¨²en en sus manos para alojamiento de los animales, porque, seg¨²n explicaron, para una mejor conservaci¨®n debe hacerse vida en ellas.
?A lo mejor hay alg¨²n viejo que no est¨¢ de acuerdo con el cambio, pero la mayor¨ªa queremos que esto se conserve y cambiar de vida?. El que as¨ª piensa es Albino Rodr¨ªguez, quien tambi¨¦n dijo que, aunque el cambio se realice, ?las pallozas deben de seguir teniendo vida?.
Xes¨²s Arias L¨®pez -?me gusta que me llamen Perdig¨®n, y as¨ª me conocen hasta en Inglaterra?- naci¨® en una de estas pallozas, y contin¨²a viviendo en ella, junto con su mujer y su suegra. ?Mi hijo es camionero, y yo vivo aqu¨ª porque no tengo otro sitio. Cambiar¨ªa esta palloza por una casa, algo para guardar los animales y un pajar, ya que no podemos tener la hierba al descubierto, porque en invierno se nos pudrir¨ªa. No creo que resulte demasiado caro, pero el caso es que quieran y que se preocupen como se preocuparon por declararlo monumento. Todo lo que ve puede caerse cualquier d¨ªa. Los muros son muy antiguos y van cediendo?.
Premio europeo
Las amenazas de Perdig¨®n y de otros vecinos, entre ellos Eduardo Rodr¨ªguez Amigo, se han llevado ya a la pr¨¢ctica en algunos casos. As¨ª, varias de las pallozas han sido restauradas sin atenerse a las l¨ªneas, cl¨¢sicas de la t¨ªpica vivienda de la alta monta?a de los Ancares. Con planchas de uralita se han tapado los huecos que el viento levant¨® en algunos tejados, y con cemento, remozado algunas fachadas que amenazaban con desmoronarse.Lo cierto es que Piornedo, que recibi¨® en 1975 el segundo premio con motivo del A?o Arquitect¨®nico Europeo, vive momentos decisivos para su futuro. Sus habitantes no parecen dispuestos a esperar mucho m¨¢s. Ni la miseria, ni la deficiente alimentaci¨®n, ni el abandono sanitario y el abandono total parecen ser sus principales motivos de preocupaci¨®n. El que se conserven las milenarias reliquias del poblado es su principal objetivo, porque saben que ellos van a resultar beneficiados y quiz¨¢ dejen de formar parte de esa Galicia tercermundista, que tiene en Piornedo su m¨¢ximo exponente. Mientras, contin¨²an viviendo en las pallozas -en invierno y a causa de la nieve no pueden salir de ellas en dos o tres meses-, con la esperanza de poder cambiar, y sienten verg¨¹enza de los defectos que los visitantes pueden, detectar en la aldea. Como Perdig¨®n, que, ante la suciedad de los caminos, coment¨®, con humor, que ?es que nuestros barrenderos est¨¢n en huelga?.
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