Un tren de literas sin literas

El pasado d¨ªa 15 de agosto me dispuse a pasar unas vacaciones en compa?¨ªa de mi mujer, tres hijos y una nieta de veinte meses.Acord¨¢ndonos de ?Pap¨¢, ven en tren?, cogimos el que sale de Burgos para Vigo a las 23.31 horas. Al querer utilizar las literas, que ten¨ªamos reservadas, los mozos encargados nos dijeron que no hab¨ªan puesto el vag¨®n. Buscamos al interventor del tren, recorri¨¦ndolo (con maletas) tres veces, sin ¨¦xito: ?no exist¨ªa!

Despu¨¦s de estar divididos, unos en el pasillo, otros en departamentos, logramos encontrar sitio para ir todos juntos (esto ser¨ªa sobre las tres de la madrugada). A las cinco fuimos despertados por las luces, que s¨ª funcionaron, y una voz que exig¨ªa los billetes. Era el interventor. Le pregunt¨¦ sobre la desaparici¨®n de las literas y me contest¨® que nos hab¨ªamos metido en primera y, por tanto, era m¨¢s caro. ?Primera? Era como para no creerlo. Un vag¨®n met¨¢lico sucio, con un bar y servicios que nunca funcionaron.

Al llegar a Vigo preguntamos a qui¨¦n se pod¨ªa uno quejar. Despu¨¦s de muchas pegas, se nos entreg¨® un libro para exponer nuestras quejas, y en dicho libro, debido a los nervios del viaje, y al no ser uno escritor, se ponen cosas que no dicen nada y otras que no son ciertas (como que fuimos colocados por el interventor). Estas quejas, creo, no salen de la Renfe, por lo cual no se sabe qui¨¦n es el responsable de estas desagradables sorpresas, que hacen que el usuario pase malos momentos cuando pretend¨ªa lo contrario y, por tanto, sufriendo estos hechos por nuestra impotencia.

En el viaje de vuelta de Vigo a Burgos, el d¨ªa 30, en el tren que sale a las 5 de la tarde, sufrimos un retraso en el tiempo de llegada de m¨¢s de dos horas. Esta vez no protest¨¦.