Un cat¨®lico autoritario
Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Robles naci¨® en Salamanca el 27 de noviembre de 1898. Era hijo de Enrique Gil-Robles, que fue ilustre catedr¨¢tico de Derecho Pol¨ªtico de la Universidad de Salamanca. Estudi¨® bachillerato en los salesianos y Derecho en la universidad salmantina, donde obtuvo el titulo de licenciado en Derecho, con premio extraordinario, en 1919. Mente l¨²cida y aguda, en¨¦rgico y ambicioso, se destac¨® muy pronto como l¨ªder indiscutido de la Asociaci¨®n de Estudiantes Cat¨®licos. En 1921 logr¨® el t¨ªtulo de doctor en Derecho en la Universidad de Madrid, la ¨²nica en toda Espa?a que conced¨ªa el doctorado, con una tesis sobre ?El Derecho y el Estado y el Estado de derecho?. M¨¢s tarde ampli¨® estudios en la Sorbona, de Par¨ªs, y en la Universidad de Heidelberg.A su regreso a Espa?a se dedic¨® a la propaganda cat¨®lica, como miembro militante de la Asociaci¨®n Cat¨®lica Nacional de Propagandistas. All¨ª se revel¨® como un orador brillante, incisivo, a veces agresivo, de una ideolog¨ªa derechista, heredada de su padre, que era ac¨¦rrimo tradicionalista.
En mayo de 1922 gan¨® la c¨¢tedra de Derecho Pol¨ªtico espa?ol comparado con el extranjero, en la Universidad de La Laguna. Pidi¨®, en 1923, la excedencia de su c¨¢tedra y se dedic¨® al ejercicio de la abogac¨ªa en Madrid, donde lleg¨® a crearse un bufete de gran reputaci¨®n. A petici¨®n del entonces director general de Administraci¨®n local, don Jos¨¦ Calvo Sotelo, redact¨® el Estatuto Municipal, en 1924. Poco tiempo despu¨¦s se reintegr¨® en la actividad universitaria, como profesor en la Universidad de Granada y de Salamanca.
Su actitud frente a la dictadura del general Primo de Rivera fue de prudente reserva.
Uno de los rasgos psicol¨®gicos m¨¢s significativos de este hombre fue su ambig¨¹edad pol¨ªtica, lo que no se opon¨ªa a su ideolog¨ªa conservadora, profundamente arraigada. Al proclamarse la Rep¨²blica, el 14 de abril de 1931, los acontecimientos te sorprenden y guarda un prolongado silencio. Ese mismo a?o fue, por poco tiempo, director del diario cat¨®lico El Debate, que hab¨ªa fundado Angel Herrera. En las elecciones para las Cortes Constituyentes de la Rep¨²blica fue elegido diputado por la Confederaci¨®n Nacional Cat¨®lica Agraria, de la que hab¨ªa sido secretario general. En el Congreso de los Diputados sobresali¨® como un brillante parlamentario, junto con Niceto Alcal¨¢ Zamora y Manuel Aza?a. Mientras la oratoria de Alcal¨¢ Zamora brillaba por su ret¨®rica florida y la de Aza?a por su belleza literaria, la de Gil-Robles destacaba, por el contrario, por la eficacia pol¨ªtica y el vigor l¨®gico de su argumentaci¨®n.
La minor¨ªa agraria de la que formaba parte fue uni¨¦ndose a otros grupos de la derecha y juntos llegaron a formar un partido nuevo denominado Acci¨®n Popular. M¨¢s tarde se cre¨® la Confederaci¨®n Espa?ola de Derechas Aut¨®nomas (CEDA), de la que fue nombrado presidente.
En esos primeros a?os de la Rep¨²blica, Gil-Robles se convierte en una personalidad pol¨ªtica de primera fila, odiada por las izquierdas. Durante las discusiones sobre el proyecto de Constituci¨®n de la Rep¨²blica, el cabeza de pera, como le llamaban, descarg¨® sobre socialistas y republicanos una agresividad implacable, de la que no escapaban los m¨¢s moderados. De esta forma, violenta y cortante, logr¨® vitalizar una burgues¨ªa urbana y rural atemorizada con las reformas sociales y pol¨ªticas de la II Rep¨²blica.
Su oposici¨®n a la separaci¨®n de la Iglesia y del Estado, a la ley de Divorcio y a la disoluci¨®n de las ¨®rdenes religiosas le granjearon la simpat¨ªa de la opini¨®n p¨²blica cat¨®lica. Gil-Robles supo, con mucha habilidad, servirse de los sentimientos cat¨®licos del pa¨ªs. Su oratoria era capaz de guestionar a las multitudes. Las juventudes derechistas reclamaban ?todo el poder para el jefe?, con un entusiasmo delirante. Gil-Robles obtuvo as¨ª una gran victoria electoral en las elecciones de 1933. La clase media se volc¨® por las listas electorales de la CEDA, que obtuvo 117 esca?os en una C¨¢mara que contaba 472 diputados.
La CEDA, bajo su direcci¨®n, apoy¨® a los Gobiernos Lerroux, Mart¨ªnez Barrio y Chapaprieta, de car¨¢cter centro-derecha. Con ejemplar tenacidad prepar¨® el asalto al poder y logr¨® vencer la resistencia del presidente de la Rep¨²blica, don Niceto Alcal¨¢ Zamora, quien sospechaba que dentro del Gobierno Gil-Robles podr¨ªa intentar restaurar la Monarqu¨ªa tradicional.
Ministro de la Guerra en la II Rep¨²blica
A la entrada en el Gabinete de tres ministros de la CEDA, reaccion¨® la izquierda desencadenando, en octubre de 1934, la revoluci¨®n de Asturias y Catalu?a, que fue aplastada por el Ej¨¦rcito. En mayo de 1935, la CEDA obtuvo cinco ministerios en el Gobierno, ocupando Gil-Robles la cartera de Guerra, desde donde intent¨® poner fin a las reformas militares de Aza?a. Durante su mandato se nombr¨® al general Franco jefe del Estado Mayor.
En esos a?os alcanz¨® la cima de su prestigio como l¨ªder indiscutido de la derecha espa?ola. Pese a una cierta admiraci¨®n por la experiencia del nazismo alem¨¢n, a cuyo congreso de N¨¹renberg, en 1933, asisti¨® como observador, respet¨® siempre durante su Gobierno las instituciones democr¨¢ticas. Gil-Robles no era un fascista, sino un cat¨®lico de corte autoritario. No impugn¨® nunca a la Rep¨²blica, aunque no se sinti¨® nunca republicano. Defendi¨® siempre el sufragio universal y acat¨® el veredicto de las urnas en la victoria de 1933 y en la derrota de 1936.
La pol¨ªtica de potenciaci¨®n del Ej¨¦rcito que emprendi¨® Gil-Robles lleg¨® a ser sospechosa para el presidente Alcal¨¢ Zamora, quien le hizo abandonar el Ministerio de la Guerra. Muchos historiadores creen que la pol¨ªtica militar que llev¨® a cabo en dicho ministerio sent¨® las bases para la preparaci¨®n del levantamiento militar del 18 de julio, pues sus militares de confianza fueron tres generales: Varela, Fanjul y Goded, que dirigieron m¨¢s tarde al ej¨¦rcito nacional. Sinembargo, Gil-Robles ha negado siempre su participaci¨®n en el golpe militar, ya que nunca se le propuso semejante acci¨®n.
En las elecciones generales de febrero de 1936 no obtuvo la mayor¨ªa absoluta (los trescientos diputados que solicit¨® al pueblo), y logr¨® solamente 82 diputados. Durante el Gobierno del Frente Popular, sus intervenciones parlamentarias fueron muy violentas y cr¨ªticas contra los partidos de izquierda. Sin embargo, su figura pol¨ªtica perdi¨® carisma. La derecha busc¨® un nuevo l¨ªder en Jos¨¦ Calvo Sotelo.
Oposici¨®n al r¨¦gimen
Al producirse el alzamiento, en julio de 1936, Gil-Robles se encontraba en Biarritz, de donde pas¨® a Portugal. Desde all¨ª ayud¨® en los primeros meses al movimiento, pero, disconforme con su orientaci¨®n, se apart¨® de la pol¨ªtica, aunque sin dejar de manifestar p¨²blicamente su discrepancia en cuantas ocasiones le fue posible. Trabaj¨® activamente por la restauraci¨®n mon¨¢rquica. M¨¢s tarde pertenecer¨ªa al consejo privado de don Juan de Borb¨®n, del que se separ¨® en 1962.
Su postura pol¨ªtica le ocasion¨® dos confinamientos en Portugal. All¨ª se dedic¨® a su profesi¨®n de abogado, y tambi¨¦n en Francia y Suiza. En 1953, despu¨¦s de diecisiete a?os de exilio, Gil-Robles regres¨® a Espa?a y se dedic¨® de lleno al ejercicio de la abogac¨ªa. A su alrededor se fue constituyendo un grupo democristiano. En la d¨¦cada de los sesenta, Gil-Robles contribuy¨® a la creaci¨®n de la Asociaci¨®n Espa?ola de Cooperaci¨®n Europea, que se convirti¨®, en 1958, en partido pol¨ªtico, con el nombre de Democracia Social-Cristiana, que dio cauce a sectores cristianos de la oposici¨®n democr¨¢tica a la dictadura.
Gil-Robles consigui¨® un pacto previo entre democristianos, socialdem¨®cratas, mon¨¢rquicos y socialistas, que llevar¨ªa al Congreso del Movimiento Europeo de Munich, en junio de 1962. La reacci¨®n del r¨¦gimen espa?ol fue dura: Gil-Robles tuvo que exiliarse de nuevo hasta 1965.
En 1967, Gil-Robles propugn¨® la abstenci¨®n en el refer¨¦ndum que tendr¨ªa lugar sobre la Ley Org¨¢nica. Durante estos a?os, Gil-Robles mantuvo una actitud activa y consecuente l¨ªnea de combate contra la dictadura franquista y por la democracia. Es interesante subrayar que en 1970 la Democracia Social-Cristiana -partido por ¨¦l fundado-, a inspiraci¨®n de Gil-Robles, se manifest¨® contraria a la renovaci¨®n de los acuerdos con Estados Unidos, se opuso a la existencia del Tribunal de Orden P¨²blico y particip¨® en el c¨¦lebre congreso de la abogac¨ªa en Le¨®n, que se expres¨® contra la dictadura. Tambi¨¦n por iniciativa de Gil-Robles se celebr¨® en 1972, el primer congreso del Equipo Dem¨®crata Cristiano del Estado Espa?ol, en el que se formul¨® un ambicioso programa econ¨®mico. El 13 de marzo de 1975, Gil-Robles cre¨® la Federaci¨®n Popular Democr¨¢tica, de la que fue elegido presidente. En las elecciones de junio de 1977, la democracia cristiana no integrada en UCD, sin el apoyo de la Iglesia (que se declar¨® neutral en la contienda pol¨ªtica), fracas¨® por completo, y el mismo Gil-Robles, pese a su gran popularidad, no fue elegido diputado. Durante estos ¨²ltimos a?os, Gil-Robles, retirado de la vida pol¨ªtica, sigui¨® trabajando como abogado y escribiendo art¨ªculos en diversos peri¨®dicos y revistas, entre ellos EL PA?S.
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