Triunfal deb¨² europeo del Castilla
El Castilla intent¨® una vez m¨¢s el milagro y lo consigui¨®. Ante un equipo experimental como el West Ham, que durante todo el primer tiempo dio la sensaci¨®n de pertenecer a una galaxia superior, hizo uno de sus generosos esfuerzos y, con ayuda de la fortuna, le dio la vuelta al marcador. Desde el minuto diecisiete del primer tiempo fue claro perdedor; desde el empate, en el 63, se erigi¨® en due?o de la situaci¨®n y en poseedor de una esperanza victoriosa en la eliminatoria.El West Ham se limit¨® durante el primer tiempo a ser un equipo sereno, capaz de mantener la ventaja adquirida. En los primeros minutos exhibi¨® algunas de las cualidades tradicionales del f¨²tbol brit¨¢nico. Supo jugar por las alas hasta el momento en que adquiri¨® ventaja. Despu¨¦s se limit¨® a contener y a buscar el contra golpe. Dej¨® s¨®lo dos hombres en punta: Goddard y Cross, pero con el apoyo eficaz de Morgan, que entraba por la derecha; de Brooking, que llegaba en refuerzo por el centro, y de Devonshire, que se colaba por la izquierda, a pesar del marcaje de Alvarez.
El Castilla estuvo asustado durante la mayor parte del encuentro. No se hizo a la idea de que pod¨ªa ganar hasta que logr¨® el empate. El conservadurismo del West Ham, que le cedi¨® el terreno, le permiti¨® adquirir un mayor dominio y le facilit¨® la tarea en la b¨²squeda del gol. Los ingleses, en esa absurda f¨®rmula de ganar tiempo, se acomodaron a retrasar balones sobre su meta. Dos de estas acciones les causaron la sorprendente derrota. El Castilla gan¨® cuando puso coraje. Cuando hizo lo ¨²nico que pod¨ªa permitirle el triunfo ante un conjunto superior f¨ªsica y t¨¦cnicamente. La voluntad obr¨® una vez m¨¢s el milagro. Al llegar al descanso, nadie hubiera apostado un real por el Castilla. Al final del encuentro, los ingleses debieron creer que acaban de sufrir una pesadilla.
El West Ham era sin duda demasiado para el Castilla y, aunque no ha perdido totalmente la eliminatoria, s¨ª hizo lo suficiente, por su conformismo y especulaci¨®n, por pon¨¦rsela mucho m¨¢s dif¨ªcil de lo imaginable. Al Castilla, una vez m¨¢s, hay que concederle el beneficio de la duda. No es para cantar victoria, pero empieza a ser posible su consagraci¨®n europea.
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