Billy Carter pudo negociar en Tr¨ªpoli la liberaci¨®n del im¨¢n Sadr

Billy Carter, hermano del presidente norteamericano, Jimmy Carter, pudo negociar con el coronel Muamar el Gadafi la liberaci¨®n del im¨¢n Mussa Sadr, en Tr¨ªpoli, durante uno de los ¨²ltimos viajes realizados por el hermano del presidente a la capital libia.

El objetivo de esta negociaci¨®n podr¨ªa haber consistido en ofrecer a Gadafi alguna importante contrapartida pol¨ªtica dentro del mundo ¨¢rabe, a cambio de lograr de ¨¦l la liberaci¨®n de Mussa Sadr. De acceder Gadafi a esta petici¨®n norteamericana, Washington se hubiera encargado de hacer saber al im¨¢n Jomeini -estrechamente vinculado al l¨ªder de los chiitas libaneses- que hab¨ªa influido en esta decisi¨®n por la v¨ªa de una persona muy ligada al presidente, su propio hermano, y esta negociaci¨®n hubiera facilitado, por parte de Jomeini, la liberaci¨®n de los 52 rehenes norteamericanos.Esta es una de las hip¨®tesis de mayor envergadura que puede hallarse detr¨¢s de las repercusiones del asunto del secuestro del im¨¢n Mussa Sadr. Los nexos entre Billy Carter y el r¨¦gimen libio permanecen bajo investigaci¨®n por parte de una comisi¨®n parlamentaria norteamericana, y cuando fueron revelados, ocasionaron a Carter una seria p¨¦rdida de popularidad.

La Casa Blanca arrop¨® estos nexos entre Billy Carter y el r¨¦gimen de Gadafi, atribuy¨¦ndole su deseo de mediar por los rehenes norteamericanos. Pero sin existir un objetivo ulterior, es por lo menos chocante que el presidente, Jimmy Carter, enviara a su propio hermano a negociar el tema de los rehenes con un hombre que, como Gadafi, mantiene una enemistad abierta con el ayatollah Jomeini, precisamente a ra¨ªz del secuestro del im¨¢n Mussa Sadr, jefe de los chiitas libaneses, en Tr¨ªpoli.

Jomeini hubiera recibido la liberaci¨®n de su pariente, amigo ¨ªntimo y l¨ªder de los chiitas libaneses con extremado alborozo y, con certeza, Washington habr¨ªa podido rentabilizarlo para lograr hacer que la intransigencia de Teher¨¢n respecto al tema de los rehenes hubiera cedido hasta un punto adecuado para permitir ya entonces la negociaci¨®n.

No hay que olvidar que el im¨¢n Mussa Sadr, nacido en la ciudad santa iran¨ª de Qom, mantuvo contactos muy estrechos con el ayatollah Jomeini durante su exilio iraqu¨ª de Nayef, y que el propio Sadr ayud¨® econ¨®micamente al m¨¢ximo dirigente de los chiitas de Ir¨¢n durante sus destierros. Adem¨¢s, y sobre todo en un momento en que las autoridades de Teher¨¢n, incluso el propio Jomeini, comienzan a estudiar el espinoso tema de una eventual sucesi¨®n en la c¨²pula de la m¨¢xima autoridad isl¨¢mica de los chiitas iran¨ªes, el papel a desarrollar por Sadr entre los l¨ªderes isl¨¢micos adquirir¨ªa una enorme importancia. El im¨¢n Sadr contaba con m¨¢s de 900.000 seguidores en L¨ªbano y Siria, y el n¨²mero de fieles le da el atributo de convertirlo en el l¨ªder chiita con mayor n¨²mero de adeptos en el mundo, despu¨¦s del im¨¢n Jomeini.

Contrapartidas desconocidas

Queda por conocer cu¨¢les habr¨ªan sido las contraofertas realizadas por Billy Carter, en el caso de que toda esta hip¨®tesis fuera plenamente veraz. La liberaci¨®n de Sadr podr¨ªa haber mitigado las tensiones fronterizas en el L¨ªbano, ya que el im¨¢n Sadr era contrario a que en los territorios fronterizos sobre los que se asentaba el grueso de sus seguidores se produjeran las represalias de Israel tras las ofensivas palestinas. Ello estar¨ªa en contradicci¨®n abierta con las intenciones del coronel Gadafi en protagonizar y hegemonizar desde estos territorios la lucha contra Israel. Pero esta reinstalaci¨®n de Sadr, tras su liberaci¨®n por Gadafi, habr¨ªa beneficiado enormemente la aplicaci¨®n de los acuerdos de Camp David, al conseguir una pacificaci¨®n, siquiera temporal, de la frontera ¨¢rabe-israel¨ª m¨¢s candente, la que separa L¨ªbano de Israel.

Las contrapartidas de Carter sobre Gadafi podr¨ªan ir orientadas a asegurar, desde Washington, una mayor comprensi¨®n y un cese de hostilidades norteamericanas respecto al r¨¦gimen de Tr¨ªpoli, un laisser-faire por parte de Estados Unidos hacia algunos aspectos de la pol¨ªtica interior o exterior libias, que no pusieran en cuesti¨®n los intereses estrat¨¦gicos de EEUU.

La concesi¨®n del car¨¢cter de emisario a Billy Carter por parte de su hermano el presidente, no comprometer¨ªa, de un modo plenamente pol¨ªtico, la imagen electoral de Jimmy Carter en Estados Unidos, donde la opini¨®n p¨²blica se halla muy sensibilizada en contra del coronel Gadafi. Esta opini¨®n p¨²blica podr¨ªa haber reaccionado de un modo mucho m¨¢s agudo si la v¨ªa utilizada por Carter hubiera sido, de tipo diplom¨¢tico. La ?familiaridad? de esta gesti¨®n tiene sus riesgos, como qued¨® demostrado en la p¨¦rdida de porcentajes electorales en las encuestas norteamericanas respecto a Jimmy Carter; pero ofrece sus ventajas, al permitir una interpretaci¨®n de la gesti¨®n de Billy Carter en t¨¦rminos de ?iniciativa individual? o ?humanitaria?.