Miseria y grandeza de un nuevo local de conciertos en Madrid
Parece imposible, pero en Madrid se ha abierto un nuevo club de m¨²sica. O para decirlo de otra forma, un lugar donde todos los d¨ªas hay conciertos en directo y los noct¨¢mbulos capitalinos pueden batir sus r¨¦cords de insomnio. El lugar es una antigua discoteca llamada Carolina y en la que, a mediados de los sesenta, se dieron una serie de matinales de rock que enfrentaban a los chicos mod del barrio de Salamanca con los mucho m¨¢s amenazadores rockers de la cercana Ventilla. Y es que el lugar se encuentra justamente en Bravo Murillo, entre las estaciones de Tetu¨¢n y Estrecho. As¨ª, de entrada, el local se caracteriza por ser grande, por tener una gran pista de baile y porque su sistema de aire acondicionado milagrosamente funciona. La entrada sin consumici¨®n son doscientas pesetas y la copa cien, unos precios digamos que normales, pero la calidad, cuestionable.Primera pelea
El sitio este se abri¨® el pasado jueves y en su corta historia ya ha sido testigo de un par de acontecimientos dignos de menci¨®n. El primero de ellos, y en tono pendenciero, tuvo lugar el pasado s¨¢bado, cuando los espectadores estuvieron a punto de asistir a una entretenida ensalada de palos entre grupos nueva-oleros. Hab¨ªan tocado las Chinas y cuando Escaparate acababa su actuaci¨®n, el bajo del grupo, que no es otro que Eduardo, bater¨ªa de los Pegamoides (y neopunkie de excelente familia), decidi¨® montarse un final tipo los Who, s¨®lo que con equipo ajeno, pasando sin dilaci¨®n a cargarse el bajo de Luis (Radio Futura) y el sintetizador de Poch (Ejecutivos Agresivos). Y hete aqu¨ª que Radio Futura se van a por los Escaparate, mientras ¨¦stos huyen perseguidos tambi¨¦n por unos cuantos punkies del barrio molestos por haber sufrido un botellazo en la cabeza. Como se ve, y aunque no les cogieron, parecen reverdecerse las tensiones de los sesenta. Y es que todo vuelve.
Y tambi¨¦n volvi¨® la gente al d¨ªa siguiente, domingo, cuando estaba anunciada una fiesta de la revista Dezine. la tal fiesta ten¨ªa prevista la proyecci¨®n de un corto de Adolfo Arrieta y la actuaci¨®n de unos diez grupos madrile?os. Como era de esperarse, y ante ese reclamo, acudieron personajes de la intelectualidad (como Savater), que formaban un animado contraste con lo que ya deber¨ªa llamarse la gran pandilla del pop madrile?o. Con su debido retraso comenz¨® la proyecci¨®n del filme, que no lleg¨® a consumir todo el rollo. En realidad, el p¨²blico presente no estaba muy predispuesto para un cine llamado underground (?a estas alturas!) hablado en franc¨¦s, rodado en Nueva York y en alg¨²n otro escenario igualmente desaprovechado y, finalmente, aburrido hasta decir basta. Se supone que escenas deslabazadas a plano fijo, di¨¢logos esot¨¦ricos y calles nevadas rodadas a trompicones dan como resultado una obra pluridimensional (o pluridiscursiva) y llena de matices. Pero la gente no lo entendi¨® as¨ª, a pesar de que Arrieta sea muy famoso en Francia, y el director de Dezine, Agust¨ªn Tena, decidi¨®, con mucho realismo" cortar por lo sano y parar la proyecci¨®n.
Men¨² largo y estrecho
Y a continuaci¨®n fueron saliendo los grupos en plan Bocusse, esto es, men¨² largo y estrecho (dos canciones). Fueron muchos, como los Pistones, Negativos, Monaguillos, Autom¨¢ticos y otros varios que, con sus demenciales actuaciones, consiguieron que muchos se preguntaran si el pop madrile?o tiene futuro y que la se?ora de los lavabos le propusiera a un camarero formar un grupo. Pero no hay que desanimarse; es normal y saludable que haya grupos malos y, a fin de cuentas, Radio Futura, Ejecutivos Agresivos y Rubi y los Casinos demostraron que tambi¨¦n los hay buenos o que llegan a serlo. Un poco de paciencia.
Babelia
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