Los obispos europeos denuncian las amenazas contra los derechos humanos
Haciendo una pausa en los trabajos del VI S¨ªnodo General de Obispos que acaba de inaugurarse en el Vaticano para estudiar el tema de la familia cristiana en el mundo contempor¨¢neo, Juan Pablo II, con los doscientos obispos de todo el mundo que participan en el miniconcilio, dej¨® el Vaticano para ir en peregrinaci¨®n a Subiaco, el monasterio de San Benito, donde celebr¨® el decimoquinto centenario de su nacimiento. Con este motivo los obispos de Europa, tanto la occidental como la orienta?, han lanzado al mundo, ante la presencia del papa Wojtyla, m¨¢s que un mensaje, una especie de carta magna.
El documento, concentrado en veintid¨®s folios, parte del hecho hist¨®rico, tan querido al Papa actual, de que la humanidad se est¨¢ acercando ?al tercer milenio de la era cristiana? y que ?el futuro no se presenta tranquilizador?. Ante peligros tan graves como el de la ?destrucci¨®n at¨®mica?, los obispos de Europa han querido lanzar un ?grito al mundo? y proclaman una denuncia y un programa.Entre las denuncias, afirma el documento que ?no se puede guardar silencio ante las nuevas formas de pobreza que afligen a tanta gente; la inseguridad de los desocupados, de los emigrantes y de los refugiados; el continuo desprecio de la vida humana y de los derechos del hombre; la crisis energ¨¦tica y econ¨®mica, el enfrentamiento frontal entre sistemas sociales e ideol¨®gicos, el frecuente recurso a la violencia, etc¨¦tera?.
Seg¨²n este documento, la visi¨®n cristiana debe inspirar toda la cultura europea, ?ya que Europa no podr¨¢ nunca construirse sobre el materialismo?, el cual, ?tanto en Occidente como en el Este acaba en sus m¨²ltiples f¨®rmulas, sustituyendo de hecho a la religi¨®n?.
Por eso, los obispos, junto con el Papa, confesando que ?Europa est¨¢ a¨²n muy lejos de asegurar a cada hombre el derecho a vivir en pleno respeto a su dignidad ?, declaran que ? la Iglesia no puede callar cuando en Europa los derechos del hombre est¨¢n amenazados?. Y el documento enumera algunos campos concretos de acci¨®n por parte de la Iglesia a favor de estos valores pisoteados: el respeto a la vida desde antes de nacer (aborto), del matrimonio y de la familia (divorcio), de los trabajadores extranjeros (emigrantes) y de la libertad religiosa, ?que es la que da al hombre la posibilidad de realizaci¨®n?.
Es significativo que, en su discurso a los obispos europeos despu¨¦s de la lectura del documento, el Papa haya insistido en que ?la dignidad del trabajo no puede medirse con criterios materiales y econ¨®micos?, poniendo como ejemplo ante el mundo la religiosidad de los obreros polacos con estas palabras textuales: ??No hemos visto recientemente a hombres que frente a Europa y el mundo entero han sabido unir la proclamaci¨®n de la dignidad del trabajo a la oraci¨®n??
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